domingo, 4 de marzo de 2012

Volver a mi Camagüey querido: Una crónica nacida desde mi alma.

En la sede de la Contrainteligencia de Camagüey
Lo confieso. A todos los participantes del III Encuentro de la  Radio Cubana nos sorprendió Camagüey, con un certero golpe de alegría, solidaridad y entusiasmo, en el mismo corazón. No hubo, pues, ni aurícula ni ventrículo, capaz de escapar a eso. Y yo, acostumbrado a mis peleas diarias contra el enemigo, sentí unos breves momentos de reposo en mi diario avatar para codearme con el fraternal amigo, para gozar con la sana admiración de todo un pueblo sencillo y bravío, para fabricar bellas conspiraciones destinadas a hacernos  nuestra vida un poco más bella y, sobre todo, para encontrar la certeza tan necesaria de que vamos, a pesar de todo por buen camino.

Rotos en la carretera, pero llenos de ánimo
No importó entonces la repentina rotura del ómnibus en que viajamos y la larga espera para que nos recogieran. Mientras los eficientes Primeros Secretarios del Partido de Ciego de Ávila y Camagüey, Tapia y Julito, respectivamente, hacían lo indecible para buscarnos otro transporte, todos dedicamos las tres horas de retención obligada para conocernos mejor. Había allí glorias de la prensa cubana, jóvenes que daban sus primeros pasos en el admirable arte de difundir verdades y enfrentar conspiraciones desde donde no nos aceptan como somos, dos exagentes de la Seguridad del Estado, Carlos Serpa y yo, junto a otras personas que, en las próximas horas se tranformarían en entrañables camaradas.

Después, cuando por arte de magia aparecieron tres ómnibus y una grúa, realmente más de lo que necesitábamos -muestra del fruto de nuestro desespero y de la diligencia del Partido y de los trabajadores de TRANSTUR-, continuamos nuestro camino hacia la bella ciudad de Camagüey. Sin imaginarlo, allí se estaban fraguando bellas sorpresas para todos nosotros, capaces de hacernos insignificativo el cansancio.

Con Julio César García Rodríguez, Primer Secretario del PCC.
Anochecía en la ciudad agramontina cuando llegamos a la misma. Luego de acomodarnos rápidamente, se iniciaron las sorpresas. En una modesta casa en la que encontré a valiosos compañeros capaces de resumir ellos solos la larga tradición de lucha de nuestra seguridad cubana, no encontramos con  Julio César García Rodríguez, miembro del Comité Central del Partido Comunista y primer secretario de la organización política en el territorio agramontino, quien se nos presentó afable y respetuoso, presto al intercambio y escuchar de los más viejos aquellas historias que particularmente le fascinan, las que hablan del Che, de nuestro Fidel, de cómo cada uno de los presentes aportamos nuestro granito de arena en la defensa de la Patria desde diferentes trincheras de combate.

No nos importó que la noche estuviera despidiéndose de nosotros y un promisorio día de trabajo se levatara como un enorme castillo a derrotar. A las 2 de la madrugada ya habíamos llegado a acuerdos muy importantes: hacer merecedor a Carlos Serpa Maceira, bajo propuesta mía, del Escudo de la Ciudad de Camagüey, aquella misma distinción que 13 años antes se me había entregado en el Mausoleo de la Plaza Ignacio Agramonte; aprovechar nuestra presencia allí para "sacarnos el jugo" y ser más útiles en nuestra breve estancia y, por último, lograr que el III Encuentro de Corresponsales de la Radio Cubana fuera el mejor de los eventos de este tipo realizados hasta el momento. También acordamos visitar a los más importantes centros de trabajo en la ciudad y aprovechar a lanzar mi nuevo libro en ocasión de la XXI Feria Internacional de Libro en esa ciudad.

Luego, un grupo de compañeros caminamos por la desierta ciudad hasta el amanecer, confraternizando con cada ciudadano que todavía deambulaba por ellí, conociendo sus criterios y sueños, sus dudas y desaciertos, siempre empleando la comprensión y buscando cosas con las que tendriamos que luchar para hacer mejor nuestro futuro por aquellos lares. Paciencia empleamos en el trato y mucho respeto. Al caer definitivamente la noche, sabíamos un montón de cosas que merecerían nuestra venidera atención. No temimos entonces a la certeza de que Julito se haría eco al desafío de emplearnos útilmente para hacer más fructífera nuestra estancia. Por mi parte, sabía que había encontrado en él a un hombre tenaz, seguro y con una visión muy clara de su misión a cargo del Partido en esa provincia.

Inauguración del evento
A primeras horas de la mañana, casi apenas sin dormir, fuimos con todos lo delegados al encuentro a un emotivo acto de inauguración. Allí, según destacó la periodista Dayneris Maxan para Radio Cadena Agramonete, todos los participantes nos comprometimos a "hacer un mejor periodismo, atemperado a las circunstancias que vive la Revolución cubana". De esta forma recordaríamos el 120 aniversario del periódico Patria y se intercambiarían criterios con colegas de  Radio Habana Cuba,  Rebelde, Progreso, y Reloj, así como con corresponsales de esas emisoras en el país. Luis Naranjo, presidente de la UPEC en la provincia puso el dedo en la llaga: tarea de todos era elevar nuestra preparación  y mantener el combate en las redes sociales en respuesta a las campañas mediáticas del imperialismo contra la Isla. Junto a ellos, estábamos orgullos el compañero Serpa y yo, ex agentes de la seguridad.

Intercambio en la UPEC
Al  terminar este acto, marchamos a la sede de la UPEC en Camagüey, donde nos encontraríamos con generaciones de periodistas y estudiantes de la especialidad en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte, que el pasado curso escolar graduó su primera promoción. Allí hablamos de nuestras experiencias como agentes del DSE, de las complicadas que cada uno libró infiltrados en las filas de la contrarrevolución interna y externa y, sin imaginarlo, conocimos la presencia de otros compañeros que tuvieron, como nosotros, el glorioso privilegio de servir a la Patria como combatientes anónimos, desde las filas de la Dirección de Inteligencia del Ejército Rebelde (DIER). Aquel viejo ciego, conocido como "El Gago", fue uno de nuestros héroes más distinguidos de esa pléyade de hombres valientes y desprendidos, de los que llevamos a Martí y Fidel siempre viviendo en nuestros corazones.

Apenas momentos después visitamos los laboratorios de biotecnología de esa hermosa ciudad. Allí supimos de la genialidad de Fidel de invertir 1 500 millones de dólares para el desarrollo de esa rama en el marco de las condiciones para nuestro país en 1989, cuando se avizoraba la caída del campo socialista europeo y seríamos inmersos en el Período Especial, momento de nuestra historia en el cual se puso a prueba nuestra capacidad de resistencia. Su joven director nos presagió una enorme sorpresa: los logros que poco a poco han ido logrando en ese campon y que han convertido a la biotecnología en uno de los primeros reglones de nuestras exportaciones, validando con hechos aquella nada dudosa decisión de Fidel de apostar por el desarrollo de la biotecnología.

Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Camagüey
Para sorpresa nuestra nos encontramos con un valioso colectivo de jóvenes científicos, quienes demostraron tener plena responsabilidad con su misión y una fuerza de convicciones revolucionarias sin parangón. Fue realmente un intercambio lleno de alegría y dolor, donde mucho se lloró, en humana solidaridad, con las historias de Serpa y mía, en relación con las alegrías y sinsabores propios de los combatientes anónimos; se conversó también sobre las penas de nuestros seres queridos por percibirnos traidores a sus ideales, de su dolor punzante y del desprecio que recibimos por parte de nuestro pueblo. Luego llegaron las alegrías sobre el reencuentro con el pueblo, con la familia y los vecinos cuando al fin se conoció la verdad oculta.

Nuestros Cinco Héroes nos sonrieron en aquel pequeño teatro porque sería estúpido decir que estuvieron ausentes. Cada palabra fue para recordarlos. Cada emoción nos los hizo cercanos. Cada lágrima fue no solo de tristeza, sino de compromiso, de alineación con la causa del socialismo, de identificación permanente con Fidel, con Raúl, con nuestro Partido. Fidel también estuvo allí, omnipresente, recordado con cariño y optimismo hacia él, para que nos dure mucho y lo mantengamos frente a nosotros, vivo en su ejemplo.

Luego supieron ellos que en esos laboratorios está su Moncada, su Granma enumbado hacia el futuro, su Girón de cada día. Y lo asumieron con orgullo. Aún recuerdo aquella mirada de admiración y sana envidia en la muchachas y muchachos, sus abrazos fuertes y sus consignas cargadas de convicción y optimismo.

Zoila Lapique
Una hora después nos recibió la Plaza Agramonte para rendir homenaje a Zoila Lapique en ocasión de su visita en el marco de la XXI Feria Internacional del Libro. Lloró Zoila de emoción cuando se le distinguió como hija adoptiva de Camagüey. Y allí estábamos los que le admirábamos desde siempre: el pintor Roberto Fabelo, Carlos Martí, Omar, Edel Morales y otros. Nos impresionó la historia de esa mujer de 81 años de edad, aún llena de vida y de pujanza la que  con sus publicaciones del siglo XIX logró recuperar la historia de la época, revalorizando los géneros artísticos-literarios y sus principales exponentes, lo cuales son indispensable punto de partida para las investigaciones actuales sobre la historia de la cultura cubana. 

Mucho se desvivió la ciudad de Camagüey para honrarla como lo hacía minuto tras minutos hacia nosotros. Música de excelencia de dejó escuchar por todos y compartimos emocionados la sana de alegría de estar allí junto a ella, cuando la sensibilidad humana y la admiración le golpeaban indolentemente el corazón. Mucho Martí estaba presente allí, en el gran momento de honrar a quien honra merece. Confieso, igualmente, que aquel instante me hizo retrotraerme a un día de 1999, cuando se me ofreció junto a los agentes Félix y Bertha y al ya fallecido Julito, el Escudo de la Ciudad de Camagüey. Otra vez la solemnidad y el respeto del pueblo me hicieron vacilar. La breve lágrima que escapó de mis ojos, lo dijo todo.


Junto a periodistas camagüeyanos
Mientras nuestra pequeña guerrilla integrada por Serpa, Anthony, Midiala y yo, acompañábamos al Primer Secretario del Partido en recorridos y charlas, bellos encuentros con el pueblo, maravillosas interacciones con el sencillo cubano que trabaja y apuesta por su futuro con dignidad y convicción, en la Escuela Provincial del Partido seguía sesionando el III Encuentro de Corresponsales de la Radio Cubana. Allí, se mezclaron varias generaciones de colegas, imbuidos en hallar vías para hacer más crítico y de mejor calidad nuestro trabajo. Como señaló Lázaro David Navarro Pujol en sus reportes, todos se esforzaron por cumplir el principio de que “El periodismo no es un oficio, sino una profesión y se necesitan muchas cualidades para ejercerla”.

El trabajo fue arduo, sin lugar a dudas. Todos participaron en el Taller 200 años de prensa en Camagüey, el encuentro sobre Periodismo económico, y los talleres referidos a Ética y Periodismo,  Justicia para los Cinco Héroes, La  Radio cubana y sus 90 años, así como Los  55 de Radio Cadena Agramonte. Asimismo se realizó un amplio programa cultural, expresión de los más significativos resultados de los agramontinos en ese hermoso campo de las expresiones humanas.

La noche de ese día 2 de marzo nos deparó nuevos y complejos compromisos. Esa noche, un breve descanso nos permitió cargar "las pilas" para continuar nuestro trabajo. Bien temprano, casi amaneciendo el día 3 de marzo, visitamos la sede de la Fiscalía de Camagüey. En ese marco de la jurisprudencia cubana hicimos un llamado a todos los fiscales, jueces, abogados y trabajadores de ese campo a reforzar la batalla contra la corrupción. Sin remilgo alguno les convocamos a la pelea contra el delito y todo aquello que puede dañar a la Revolución. Aplicar la ley con responsabilidad es la batalla de hoy, es también el Asalto al Moncada de cada unos de ellos. Y todos escuharon con respeto nuestro llamamiento.

La evocación sobre los desgarradores relatos, los sacrificios de cada uno de nuestros combatientes de la seguridad, los costos que afrontamos, les llegaron al alma. Muchos fiscales lloraron conmovidos, muchos jueces y juezas se retroalimentaron en su amor a la Revolución y hacia la Patria. También allí, como en cada encuentro estuvieron nuestros Cinco Héroes y se reafirmó el compromiso para devolverles a nuestro pueblo, de los que son parte indisoluble y genuina expresión de su hidalguía.

Encuentro con oficiales de la contrainteligencia en Camagüey
No podía faltar el encuentro con nuestros combatientes de la contrainteligencia en la provincia. Rostros jóvenes nos escucharon mientras les alertábamos sobre las nuevas modalidades del enfrentamiento al enemigo interno y externo. Cada manipulación fue puesta al descubierto, cada plan enemigo desnudado hasta el más mínimo detalle.

Toda la audiencia nos escuchó con atención cuando les advertimos sobre el nuevo reverdecer del terrorismo en Miami y los peligros que entraña para Cuba. Allí caracterizamos las direcciones de la actual guerra mediática contra Cuba y los desafíos a los que debemos enfrentarnos. Cada uno de ellos comprendió la necesidad de monitorear cada paso del enemigo, así como la importancia de la previsión y de las alertas tempranas, pues nuestra Seguridad debe primero desestimular, más que neutralizar, lo que equivale a decir que somos un órgano para prevenir más que un órgano para enfrentar a las provocaciones y shows mediáticos del enemigo.

Mientras esperábamos la clausura, el III Encuentro de Corresponsales de la Radio Cubana sesionaba a todo tren. Importante fue el encuentro entre los mismos y los economistas de la provincia. Tema abordado al detalle lo fue el de la implementación de los Lineamientos Económicos y Sociales del Sexto Congreso del PCC. Tanto economistas afiliados a la Asociación Nacional de Economistas de Cuba (ANEC), como los propios periodistas, abordaron el papel de la prensa destacaron al socialismo como garante de un desarrollo equitativo y eficaz de nuestra sociedad.

Carlos Serpa Maceira, el agente Emilio.
Como colofón del evento nos correspondió a un grupo de tres compañeros realizar un pormonorizado análisis de las direcciones fundamentales del discurso mediático anticubano. Luego vendría  la entrega de la réplica del Escudo de la Ciudad de Camagüey, tal como lo habíamos acordado previamente, al compañero Carlos Serpa. Fue, sin lugar a dudas, un momento de enorme emoción para todos.

Serpa, por su parte, entregó a los agramontinos, para que fueran expuestos en el museo de la seguridad de esa ciudad, dos importantes pruebas de la acvtividad contrarrevolucionaria contra Cuba: el nombramiento de la derrotada Brigada 2506 mediante el cual lo nombra su representante en la Isla y el celular con el que transmitía los infundios de la actividad de las Damas de Blanco hacia el staff de Radio Martí, quien se encargaba, sin corroborar la veracidad de las supuestas denuncias, de difundirlas por todas partes.

Serpa, como yo, igualábamos entonces los bellos reconocimientos entregados por la Patria: la Medalla Eliseo Reyes, de primer grado, máxima distinción que otroga nuestro MININT; la Medalla por los Servicios Distinguidos, la Orden Féliz Elmusa otorgada por la UPEC, otras distinciones, y este hermoso reconocimiento de la tierra de Ignacio Agramkonte.

Horas más tarde, en apretada agenda, vendría la presentación de mi libro "Luis Posada Carriles, un engendro incondicional de la CIA", dentro del marco de la XXI Feria Internacional del Libro Cuba 2012. En la presentación del mismo me acompañó mi entrañable amigo Pedro Martínez Pírez, a quien le correspondió el papel como presentador. Fueron momentos de recordación de mi papel como agente de la seguridad cubana y cómo este avatar me hizo establecer lazos con este afamado terrorista y sus cómplices de la FNCA.

Bello momento aquel que sirvió igualmente para denunciar a nuestros enemigos y sus macabras intenciones de sabotear esta Feria y la próxima visita de Benedicto XVI a Cuba. Y escucharon mi denuncia decenas de periodistas de todas partes, avidos de disponer de este nuevo libro, editado por Ciencias Sociales.

Grupo de apoyo a la CI en Camagüey
Cuando yo pensaba que me tocaría un momento de descanso, una nueva sorpresa me deparaban los amigos agramontinos, siempre afables y dispuestos a alegrarle la vida al visitante. A Serpa y a mí nos tocó entonces confraternizar con el Grupo de Apoyo a la Contrainteligencia de Camagüey, constituido por varias personas de la ciudad, entre los que se encuentran jubilados de ese órgano y los familiares de oficiales y combatientes. No imaginábamos cuánto amor y reconocimiento encontraríamos allí, donde la palabra se hizo casi innecesaria y los lazos de las convicciones primaron por encima de cualquier otro sentimiento.

Fueron bellos momentos en que las risas y el bullicios de los niños amenizaron el encuentro, donde se nos entregó un libro y una pieza artesanal de madera en donde se reflejaba el respeto de ellos hacia nosotros.

Les hablamos a todos con amor y orgullo. No era necesario usar frases estereotipadas para hallar un puente de compromiso y afinidad con los presentes. Entre cervezas Tínimas, canciones y viejos recuentos se nos pasó el tiempo a los presentes. Salimos allí más comprometidos con la lucha contra nuestros enemigos y admirados de la calidad de los principios de nuestros combatientes y sus familiares.

Actividad cultural de clausura del III Encuentro
Luego, anocheciendo el viernes 3 de marzo, llegó el momento solemne de la clausura del evento, donde el Camagüey se pavoneó ante nuestros ojos mostrándonos lo mejor de su expresión cultural y donde los niños artistas brillaron en todo su esplendor. Fueron momentos de apuesta por el futuro de la Patria, de optimismo pleno y de satisfacción por lo realizado.

Entre bailes y canciones, como se debe despedir al amigo que se deja y que se va, hasta que la vida nos permita reunirnos de nuevo, escondimos el cansancio acumulado y disfrutamos a plenitud lo vivido.

Hoy, aquí en la Habana, recuerdo con emoción cada momento vivido entre los camagüeyanos y siento, desde la distancia, cómo el recuerdo me hace presente a cada valioso ser humano que conocí allí. Con orgullo me declaro agramontino de pura cepa, con el mismo sentimiento que, estoy seguro, sienten hoy Carlos Serpa y Zoila Lapique.

El joven primer secretario del PCC del Camagüey cumplió mis retos con prontitud y calidad inigualable. Lo que queda pendiente, lo solucionará. Él es la expresión de esa juventud forjada por la Revolución, encargada de dirigir a nuestra Patria cuando los más viejos ya no existamos o vivamos en el recuerdo de los que nos vieron luchar sin descanso por ofrecerles un mundo mejor.








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