viernes, 22 de marzo de 2013

Como atacará la CIA, como debemos defendernos (I)

La tenebrosa Agencia de espionaje y actividades sucias y encubiertas de los EE.UU, CIA, ha reconsiderado sus actividades en correspondencia con la “Tendencias Globales”. De como lo harán y que deberán hacer los países, organizaciones e individuos que estén en la mira de la Agencia se trata este análisis.

Cuando la comunidad de inteligencia de EE.UU nació en 1947 con la Ley de Seguridad Nacional, nadie imaginaría que esta tendría una historia tan macabra. Ahora forma parte de un mega emporio compuesto por disimiles entidades que tienen como objetivo fundamental defender los intereses globales de los Estados Unidos, para ello cuentan con incalculables recursos financieros, materiales, humanos y legales, que les permite hacer cualquier cosa que las mentes ocultas de la agencia puedan crear, no importa cuan ilegal, tenebroso o deshonesto sea. Lo importante es lograr los objetivos hegemónicos en el globo terráqueo y si es necesario más allá.

Para poder comprender como llegó hasta aquí la llamada Comunidad de Inteligencia de EE.UU se hace necesario hacer un poquito de historia.

Durante muchos años la actividad fundamental de dicha Comunidad se basaba en la lucha contra el comunismo que tenía su máxima expresión en el poderío que sostenían la extinta Unión Soviética y en menor grado China. Los respectivos arsenales nucleares de estas dos naciones representaban el centro de atención de las agencias y ocupaban un gran espacio en las prioridades de sus especialistas.

En el plano tecnológico, se trataba por todos los medios de poseer una superioridad manifiesta sobre los “enemigos”, lo que reflejaba el punto de vista de la dirección en aquella época. El trabajo de agentura, aunque existía, tenia un menor peso en la actividad de recopilación de información, aspecto este que lo hacia menos relevante.

La “amenaza” unilateral de la Unión Soviética y China ha sido reemplazada por la de pequeños conflictos regionales, que aunque siempre existieron, han tenido una preponderancia mayor después de la caída de la URSS y la “reorientación” China. Esto en realidad esta determinado por la “nueva” política hegemónica norteamericana que en el mundo unipolar en que vivimos, asocia a la Seguridad Nacional de EE.UU, la subordinación estricta de todos los estados y regiones, ya sea por las “buenas” o por las “malas”.

En resumen, para los norteamericanos, su Seguridad Nacional, pasa por el pensamiento único, todo el mundo tiene, si no pensar, por lo menos actuar en función de sus intereses.

Para ellos se ha establecido una especie de idioma informacional que se aplica a los Medios Masivos de Difusión y a la esfera político-diplomática, donde: los que actúan de forma independiente, son terroristas; los terroristas, son luchadores por la libertad; la ONU no es para hacer y garantizar la paz, sino para legalizar la guerra; los norteamericanos son mortales, los demás somos estadística; las transnacionales son gobierno y los gobiernos son instrumentos de las transnacionales; en fin que deberíamos alfabetizarnos de nuevo porque el idioma a cambiado su significado.

Claro que, en la nueva estrategia de la comunidad de inteligencia de EE.UU, hay profusión de “peligros” que vienen de estas “tendencias” y que sirven para justificar su accionar por todo el mundo.

Lo primero que salta a la vista de las nuevas concepciones, es como, en su intención de adaptarse a las nuevas “tendencias” globales, se pretende considerar al enorme sistema de inteligencia de EE.UU como “obsoleto” y la mentalidad de sus dirigentes como no acorde a los momentos en que vivimos. Para ello se hace la comparación entre el antiguo “enemigo” y el actual, recalcando que en la época de la URSS los objetivos estaban inmóviles y eran mas predecibles, ahora son mas difíciles de detectar y mas pequeños, por lo que los medios de recopilación de información tienen que ser mas precisos. En síntesis, que hay que gastar mas dinero en espiar hasta el ultimo rincón de la tierra.

Esto significa penetrar los países y organizaciones no afines a EE.UU con todos los recursos a su disposición, desde la agentura hasta los satélites, pasando por las cámaras de seguridad, intervención de la Internet y las comunicaciones, control sobre los medios, etc.

Esto no va solo con la esfera de lo que se llama espionaje clásico, sino que incluye elementos tan artificiales como la transculturación, la psicología, el entretenimiento, la antropología y otras dinámicas que permiten interactuar con la vida social de los diferentes países y etnias y lo mas importante influir sobre ellas con el objetivo de implantar patrones y matrices convenientes.

Para los tanques pensantes de la Comunidad de Inteligencia norteamericana el control de las capacidades militares estratégicas de Rusia y China sigue siendo una prioridad importante, solo que, adicionan a otros países como Corea del Norte, Irán y en su momento se incluyó a Iraq.

Teniendo en cuenta la importancia que se le otorga a las labores de inteligencia en otros países no nucleares, donde pueden “surgir” conflictos no deseados para EE.UU y en otros casos conflictos “inducidos” por este país, se prevé que esto pueda competir con las urgencias primarias nucleares y para ello se hace necesario que el sistema de recopilación de información de Inteligencia sea mas Global, para permitir dar seguimiento a la vez a todos los “peligros” existentes.

Esto quiere decir que los EE.UU necesitan, para poder llevar a la vez varios conflictos generados o no por ellos, pero dentro de su interés hegemónico, desarrollar un sistema que les permita “ver”, “oír” y “reconocer”, cualquier región o zona del mundo.

Se trata pues de complementar la técnica con otras formas de inteligencia. El diseño de un arma para golpear un objetivo en particular, es un problema técnico, el establecer correctamente el objetivo y asumir los costos-beneficios de la acción, es un problema de inteligencia.

El mundo se encuentra prácticamente dependiendo de las redes de ordenadores para la comunicación, la energía, el transporte, las transacciones financieras, la seguridad pública y muchas otras tareas. El dominio del Ciberespacio es clave para el dominio del mundo.

La legalización de la Ciberguerra es un problema a resolver por las entidades de inteligencia norteamericanas. De lo que se trata es de convencer a los poderes legislativos de que para “defenderse” de los ataques del exterior hay que espiar a todo el mundo. Para la comunidad de inteligencia la defensa es el ataque. Si somos observadores nos daremos cuenta de como periódicamente se publican noticias de un “nuevo” ataque cibernético contra EE.UU. Ya sea China, Rusia o Irán, pasando por Cuba o Al Qaeda, se suceden constantemente anuncios de ataques que nadie comprueba o puede comprobar. Esto permite generar la matriz de opinión de que se necesita actuar para “defenderse” de un enemigo que solo existe en los planes de los especialistas de Guerra Psicológica. La realidad es que los únicos ataques cibernéticos que se han podido verificar en la práctica, son los que han llevado a cabo los servicios especiales de EE.UU e Israel (Gasoducto en Rusia, Stuxner, Sistema bancario en Libia y Siria, etc.).

No se descarta por supuesto las autoagresiones, tan comunes en el quehacer de los servicios de inteligencia norteamericanos.

El alto volumen de información a procesar hace que la labor de detección e implementación de medidas oportunas sea una tarea casi imposible. El problema radica fundamentalmente en el análisis, pues la información factográfica por si sola sin análisis, no sirve para nada.

Se piensa en estos momentos en la inteligencia artificial y otros sistemas expertos, que deben llegar en auxilio para la solución de este problema.

El “problema tecnológico” preocupa a los tanques pensantes de la inteligencia, ya que EE.UU dejo de ser el que monopolizaba los mas importantes avances tecnológicos. Si en un tiempo casi todo el mundo trataba desesperadamente de “copiar” los inventos norteamericanos, ahora estos están al alcance de la mano de casi todo el mundo y como se sabe la tecnología es ideológicamente neutra, sirve a todo el que la posea.

Un ejemplo de ello es la posibilidad de casi todo el mundo de acceder a las tecnologías de recolección de información vía satélite. Igualmente el desarrollo de las tecnologías de rastreo e identificación de personas hace más difícil que estas creen identidades falsas y “disfraces”, solo que esto complica también el trabajo de los agentes encubiertos.

En años anteriores, cuando existían dos campos enfrentados, el status de grandes potencias dependía más de los recursos naturales, las grandes poblaciones y el potencial industrial. En la actual era de la informática, cualquiera con acceso a la tecnología de avanzada en el área de la informática, puede, siendo pequeño tener status de Gran Potencia.

Para los especialistas norteamericanos, los jugadores menores pueden ahora tomar acciones totalmente fuera de proporción con su tamaño y riqueza.

Considerando todas estas reflexiones es que la Comunidad de Inteligencia de EE.UU ha presentado sus prioridades para lograr el cambio que según ellos, les otorgue la supremacía necesaria para llevar adelante su proyecto hegemónico.

Mantener una ventaja unilateral en tecnologías clave, La dominación de EE.UU. en el espacio es una ventaja inequívoca de nuestra seguridad nacional. La necesidad de nuevos sistemas que puedan establecer y mantener una vigilancia más estrecha y más constante en los objetivos más pequeños y efímeros, como los terroristas y los misiles móviles que puedan llevar armas de destrucción masiva. “Una aguja en un pajar” objetivos como éstos seguirán siendo los desafíos más difíciles. Se requiere una arquitectura integrada que sea tan ágil como nuestros objetivos. El procesamiento paralelo y la computación cuántica, tienen enormes implicaciones para la criptografía, la traducción en tiempo real, y la transcripción de las comunicaciones interceptadas, La nanotecnología que ofrece nuevas maneras de acercarse a los objetivos. Si no se detecta la penetración de un campamento terrorista, por ejemplo, permite la recogida de información y el ataque. Las aplicaciones potenciales incluyen “laboratorios en un chip” para proporcionar a largo plazo detección de agentes biológicos, químicos, radiológicos o de otras armas de destrucción en masa, y cámaras en miniatura en tiempo real de vídeo utilizado en la precisión de focalización. El Arcoíris de Maxwell, refiriéndose al espectro más allá de las ondas visuales y electromagnéticas, revela las alteraciones térmicas, atómicas y otras. Si se usa apropiadamente, es posible ver a través de camuflaje, identificar la función de instalaciones bajo tierra y localizar armas químicas, biológicas o nucleares.

El principio rector para el desarrollo y la eventual operación de todos los sistemas de información avanzados debe ser la integración. La información que se recoge, si no se puede procesar o asimilar, no es inteligencia y por lo tanto potencialmente inútil. Se emplearán enfoques empresariales para asegurar una alineación correcta entre las estrategias relacionadas con la tecnología y la recolección, análisis y estrategias generales del negocio.

Claro que para llevar a cabo tan abarcador proyecto se requiere de recursos, medios, procedimientos y capacidades que una sola agencia no puede agrupar, por lo que la palabra clave es la Integración. De hecho parte de este proceso integrador ya esta ejecutado con el Departamento de Seguridad Nacional, solo que se necesita además romper con las viejas barreras de poder que existen entre las distintas entidades que lo componen para de esta forma cumplir con los propósitos señalados.

De hecho, aunque se hace mucho hincapié en los documentos que rigen la actividad de inteligencia en EE.UU en la recopilación de información, sería ingenuo pensar que esto se hace solo para saber lo que hacen los demás. El objetivo evidentemente es actuar contra los demás, apoyándose en el sacrosanto “derecho” que tienen los norteamericanos de “defender” su Seguridad Nacional.

Si analizamos con detenimientos y sin sesgo parcializado la historia de los últimos años después de la caída del campo socialista en 1990, el mundo se ha visto abocado a una orgia de operaciones militares organizadas o promovidas por EE.UU, con pretextos fabricados o forzados por los MMD a ellos subordinados, que hasta el 2011 asciende a la increíble cifra de 92. Ninguna otra potencia o país con capacidad militar para ello, ha realizado ni una sola operación de este tipo.

Entonces cabe preguntarse ¿Quién en realidad esta en peligro, EE.UU o el resto del mundo?

De la respuesta a esta interrogante se deduce el verdadero carácter de las operaciones de inteligencia norteamericanas, emplear la información recopilada para atacar preventivamente a aquellos países, organizaciones, e inclusive individuos que no son de su agrado y no están dispuestos a subordinarse a sus designios.

En estos momentos el desarrollo de las técnicas de recolección de información de las agencias de inteligencia norteamericanas, esta diseminado sin un centro que establezca las políticas de I + D y su posterior introducción. Todo parece indicar a que esto cambara en un futuro cercano, pues la necesidad de adelantarse a los demás en este campo es una ventaja que los órganos de inteligencia norteamericanos siempre han tenido y de la cual ha dependido en cierto grado su supremacía.

Los tanques pensantes norteamericanos consideran que la rapidez con que se están desarrollando los “desafíos” actuales para la inteligencia norteamericana, obligan a actuar mancomunadamente y de forma mas ágil. Esto implicaría que una de las agencias asuma el control y organización de los desarrollos y la investigación en el Sistema de Seguridad Nacional. Según ellos “La escasez de fondos deben ser gastados donde harán el mayor bien, según la definición de los requisitos del cliente, y no para el desarrollo que es impulsado principalmente por la viabilidad técnica”.

Todo esto implicará una concentración de estos fondos y permitirá que los desarrollos se dirijan principalmente a lo que necesita cada “cliente” de la comunidad de inteligencia o de otras entidades que utilicen esta información. El carácter comercial de esta actividad derivará invariablemente a una situación en la que cualquier empresa, organización o inclusive individuo en EE.UU, podrá acceder a estos recursos para los fines que se les antoje, generando de hecho una especie de mercado de la información de inteligencia, actividad hasta ahora campo exclusivo de los gobiernos.

Según su criterio, los especialistas norteamericanos consideran que – el aumento de la demanda de información, unido a las limitaciones de recursos financieros y humanos, ha hecho de la tarea de procesamiento de datos, una actividad de enormes proporciones que solo puede ser abordada de forma unificada empleando las herramientas adecuadas que garanticen su flujo a los “clientes”. O sea, es necesario mejorar la capacidad de manejar este enorme volumen de información, analizarlo y evaluarlo, para poder saber que es lo que se tiene en realidad.

Un tema clave es comprender que hasta ahora los datos que se mueven a la velocidad del análisis de los sistemas, deban empezar a moverse a la velocidad de advertencia. Esto explica el concepto emitido anteriormente sobre los objetivos que los órganos de inteligencia norteamericanos persiguen, “adelantarse a los procesos no deseados e influir sobre ellos de forma que no se puedan desarrollar”.

Si hasta ahora los estadounidenses desarrollaban guerras y acciones encubiertas para derrocar gobiernos “no deseados” u organizaciones e individuos hostiles a su sistema, en lo adelante actuarán para evitar que estos gobiernos triunfen y las organizaciones e individuos puedan desarrollarse.

El carácter preventivo del sistema de inteligencia norteamericano es su fundamento actual y futuro y explica la importancia del desarrollo de tecnologías y procedimientos de avanzada que les permita tener el dominio casi total sobre el mundo. Su esencia consiste en que el proceso de identificación factográfica, análisis y evaluación de la información permita que el resultado fluya de forma natural hacia el órgano ejecutivo que corresponda (policía, FBI, CIA, Ejercito, Empresa transnacional, etc.) y esta a su vez pueda actuar de forma expedita contra el “objetivo”.

De esta forma estará el resto del mundo a merced de la acción “preventiva” de cualquier entidad norteamericana que desee preservar sus privilegios a costa de los intereses particulares de ellos. Nada ni nadie podrá escapar de la mano del poder que estas instituciones pretenden crear, no importa si esta en EE.UU u otro país. Si observamos lo que esta pasando en el medio oriente, no hay duda de que este esquema se esta imponiendo poco a poco y de forma silenciosa.

Es de esperar que los órganos de Seguridad de EE.UU no solo pretendan utilizar los recursos a su alcance para ejecutar estas acciones de inteligencia. De hecho, ya se esta implantando una especie de “cooperación” y “colaboración” con los “aliados”, que conforman el circulo de poder de los norteamericanos.

De todos es conocido que, uno de los principales rasgos de las grandes potencias es la tenencia de aliados que le permiten garantizar sus intereses en las distintas regiones y aparentar una supuesta “convergencia” mundial sobre lo que se hace y deshace. Es precisamente este rasgo el que diferencia a los EE.UU de las otras potencias, China y Rusia, que han cedido mucho en su concepción de mantener su propio sistema de alianzas. Sin esto, nunca podrán contrarrestar la hegemonía norteamericana.

No carece igualmente de importancia el empleo de las instituciones civiles y universitarias de Ciencia y Técnica para el desarrollo de nuevas tecnologías. Los avances científicos de los laboratorios y centros de investigaciones no militares o no pertenecientes a los órganos de inteligencia, se necesitan para mantener la supremacía. La penetración por parte de los órganos de inteligencia de estas instituciones es clave para hacer verdaderamente eficiente el conjunto de objetivos trazados.

Es obvio que los principales estrategas de la actividad de inteligencia en EE.UU vean con especial atención la necesidad de fortalecer fundamentalmente el análisis y evaluación a largo plazo, ya que precisamente este ha sido uno de los puntos débiles de estas agencias durante los últimos años.

Los hechos en América Latina y otras partes del mundo demuestran que a los EE.UU se les han ido muchas cosas de la mano y han evaluado que es mucho mas económico e implica muchos menos daños, el actuar previendo el curso de los acontecimientos. Una invasión o un golpe de estado, conllevan a daños de imagen, gastos financieros altos y un despliegue de recursos de todo tipo bastante considerable.

“Influenciar” sobre los procesos no deseados, por parte de los órganos correspondientes de forma preventiva, es sin duda una variante mas practica y económica, así piensan los teóricos norteamericanos.

En función de esta filosofía, en un futuro adquirirán de forma sustancial la importancia del conocimiento de la cultura, la historia, las costumbres y el lenguaje de los otros países o grupos étnicos. O sea, que se hace mas critico el conocer como piensan y de que forma actúan los que van a ser “influenciados” ya que las acciones psicológico-informativas adquieren un carácter especial.

De lo que se trata es de tratar de influenciar en los procesos de la forma menos violenta posible, lo que permitirá encubrir la acción en si y como es lógico, quien esta detrás de ella.

Un ejemplo de esto podemos verlo actualmente en Venezuela, donde aparentemente los opositores al gobierno de ese país son la cara visible de las acciones antigubernamentales, y la “restauración” de la democracia, su principal slogan. La guerra psicológico-informativa contra ese país no tiene la mano visible de los EE.UU, aunque nadie duda de su participación.

El tema de conocimiento lingüístico se hace particularmente critico pues de el depende la rapidez con que la inteligencia pueda analizar la información en tiempo real. Los enormes volúmenes de información en lenguas extranjeras deberán ser automáticamente indexados, almacenados y recuperados en todos los formatos que permitan ser accesados por los especialistas en ingles.

Uno de los problemas que debe enfrentar la comunidad de inteligencia en el futuro cercano es la forma de procesar la información, este proceso debe centrase y no deben de existir “secretos” que no permitan hacer las evaluaciones pertinentes.

Pero esto, junto a otras necesidades choca con algo, que los actuales tanques pensantes en EE.UU, necesitan transformar el sistema legal norteamericano.

De hecho lo que se esta proponiendo y en algunos casos se ha transformado ya, es la necesidad de eliminar los obstáculos legales para que las agencias pertenecientes al Sistema de Seguridad Nacional, tengan las “manos libres” para hacer prácticamente lo que les venga en gana.

Destrozar la privacidad, las limitaciones para actuar fuera de sus fronteras, el derecho a eliminar a quien no le convenga, la garantía bancaria, el derecho a la tortura “necesaria” y otras muchas reglas en que se ha apoyado el sistema legal norteamericano y mundial para convivir en un mundo civilizado, deberán ser abolidas. En resumen de lo que se trata es de que el Sistema de Seguridad norteamericano tenga el “divino” derecho a decidir que es “conveniente” y que no, sin supervisión ni control de nadie, salvo el de ellos mismos. La ley de la selva.

Hasta ahora las entidades de inteligencia norteamericanas actuaban de forma vertical y la información y el análisis se entregaban al gobierno de forma paralela, sin ser comparado. Ahora se necesita coordinar esto, de forma que se pueda crear una interacción con las entidades (clientes) gubernamentales y empresariales.

Ahora, de lo que se trata en principio es del como y no del porque racionalizar este proceso de inteligencia.

La comunidad de inteligencia esta compuesta de agencias ferozmente independientes, con fuertes tradiciones, autoridades y lealtades. Esto las hace inoperantes para analizar grandes problemas en el que interactúan factores diversos, por lo que se requiere – según sus especialistas – dar coherencia organizativa a personas y sistemas que realizan un trabajo relacionado entre si.

En principio la toma de decisión debe ser impulsada por la misión y no por los intereses particulares de cada entidad. Si se necesita derrocar a un gobierno o eliminar a un adversario no importa quien lo hace si la CIA, la NSA, la DIA o la NIMA o cualquiera de las otras 10 agencias que conforman la Comunidad de Inteligencia. Lo que les importa es el resultado.

De aquí se deriva que debe haber invariablemente un liderazgo que permita aglutinar todo esto y responder ante el Congreso norteamericano y el Presidente de la nación por lo que se hace.

Según los especialistas, ese líder no debe entrar en conflictos de intereses ni tener otras responsabilidades conflictivas y contar con los recursos y la autoridad legal necesaria para satisfacer todas las responsabilidades con eficacia y eficiencia.

Según se ha podido observar, por la información que se filtra de los órganos de inteligencia norteamericanos, parece ser que el candidato más acertado par cumplir con esta tarea rectora es la Dirección de Inteligencia Central (DCI), en plena coordinación con la Junta de Estados Mayores del Ejército de EE.UU.

Esta autoridad deberá controlar los flujos financieros hacia aquellos desarrollos de nuevas tecnologías que tengan una aplicación práctica y que encajen en las necesidades de inteligencias que tengan los “clientes” en el país.

Los estadounidenses pretenden crear un órgano dinámico y flexible que con el enorme poder financiero y tecnológico que poseen, permita garantizar su control hegemónico mundial y hacer valer su concepción del Nuevo Siglo Americano.

Para ello tendrán que luchar contra las tradiciones existentes, el orgullo institucional y la estela de mitos fabricados por el propio sistema para justificar sus acciones.

Ahora, lo que en algún momento fue un recurso para elevar el ego norteamericano y disfrazar sus fechorías para servir a sus intereses, se convierte en un inconveniente. La mitología de los Superman y los agentes 007, será utilizada por las distintas agencias para tratar de sobreponerse al resto y en el mejor de los casos para sobrevivir el cambio.

La falta de valores reales y el culto al dólar, han sido y serán la base de la actividad de inteligencia en EE.UU. El egocentrismo y la sensación de superioridad manifiesta lastra esta comunidad y serán elementos que difícilmente logren superar.

Es posible que algunos piensen que tal sistema y sus consecuencias dejen sin opciones a quienes no lo comparten y desean ser independientes. Nada más lejano de la realidad. El sistema no puede superar sus deficiencias de base y cualquier variante que salga de este análisis y estos cambios, estarán lastrados por sus carencias de origen.

La pregunta que debemos hacernos es ¿Cómo contrarrestar esta nueva proyección de los órganos de inteligencia norteamericanos, que pretenden implantarnos una especie de órgano supranacional de control de nuestras actitudes y derechos?

En un próximo trabajo abordaremos algunas ideas sobre lo que se puede hacer en esta situación.

DAVID URRA


/ CONTRAINJERENCIA-

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