sábado, 13 de abril de 2013

MAGNICIDIO BIOLÓGICO


chavez encuentro1

Los crímenes políticos ordenados o ejecutados directamente por Estados Unidos y sus aliados, como Israel, y las potencias occidentales son una constante en la historia. Desde el asesinato de Cristo, a manos del Imperio Romano, hasta nuestros días, hay una larga lista de líderes populares que, en secreto o abiertamente, fueron ultimados por el imperialismo. ¿Es la enfermedad del Comandante Chávez obra el imperialismo? Estamos obligados a pensar que sí, sería ingenuo no llegar a esa conclusión. A continuación presentamos la opinión de James Petras, Percy Alvarado, Rubén Dri y Javier Salado sobre un tema que nos habla de la bestialidad imperialista, de sus métodos perversos para atentar contra la vida de dirigentes y líderes en todo el mundo y de la Guerra de V Generación, que se manifiesta en las características que ha tomado la batalla entre la Revolución Bolivariana y las oligarquías internacionales.

james petras

Entrevista con James Petras, profesor emérito de Sociología en la Universidad Binghamton de Nueva York, EE.UU.

“Después de tantos intentos fallidos por derrocar a Chávez sólo queda un acto clandestino”
Para este sociólogo norteamericano crítico del imperialismo y autor de numerosos libros e investigaciones publicadas en revistas académicas, la enfermedad del presidente Chávez beneficia, en primer lugar, al imperialismo estadounidense. Fracasadas las acciones tradicionales como el golpe de Estado, la agresión militar desde Colombia o la guerra económica “¿cómo detener el ascenso de Chávez y el declive de Estados Unidos”?, se pregunta Petras. “El contexto histórico también apunta hacia un acto de envenenamiento contra el presidente Chávez”, sentencia.
Si uno observa el historial de crímenes políticos ejecutados o encargados por el imperialismo, ¿usted descartaría que la enfermedad del presidente Chávez haya sido provocada?
J. P.: Podemos decir, a partir de la historia, que Estados Unidos, particularmente las agencias clandestinas como la CIA o la DEA han usado todos los instrumentos políticos militares y policiales a su alcance para lograr sus metas. A veces tienen un dictador que ha perdido el control de su país pero que no quiere salir, cree que tiene un lazo estratégico con Washington mientras Estados Unidos crea que ese dictador está disponible, si es necesario defender el aparato estatal y los intereses económicos. Por ejemplo, en Vietnam en los primero años de la guerra en los 60 había un dictador que se llamaba Diem. Éste servía a los intereses norteamericanos pero cuando estaba muy desprestigiado por la corrupción y su incapacidad militar, le pidieron renunciar; al no renunciar lo liquidaron, contrataron asesinos y lo mataron para reemplazarlo con un general. Lo mismo pasó con Trujillo, un dictador que tenía excelentes relaciones con Estados Unidos mientras masacraba decenas de miles de dominicanos, pero llegó la Revolución cubana y la dictadura de Trujillo empieza a temblar. Washington, otra vez, exige la renuncia, pero no renuncia, entonces contrataron una pandilla de dominicanos, un ex general, un oficial y lo mataron en una emboscada. Doy estos ejemplos, para mostrar que el asesinato político es un instrumento utilizado por Estados Unidos para un recambio político dentro del sistema del imperio.
Pero hay otros casos donde Washington y no sólo Washington, también los países europeos, utilizan el asesinato como instrumento político. Tenemos el caso del primer Presidente del Congo, Patricio Lumumba, que era un nacionalista popular, que exigía la independencia y condenaba las intervenciones imperialistas. ¿Y qué hicieron? Washington, con la CIA y los belgas raptaron a Lumumba, lo asesinaron y lo reemplazaron por un dictador totalmente entregado a los intereses imperiales. Podríamos repetir este proceso de eliminar líderes populares en otros contextos.
Israel, por  ejemplo, asesinó a Yasser Arafat con una inyección de veneno, después tenía que ir a Francia para tratar de recuperarse, muere allá y lo enterraron rápidamente, sin una autopsia rigorosa y ahora van a desenterrarlo para saber qué tipo de veneno utilizaron los israelitas para matarlo. Tenemos el caso, entonces, del uso de la ciencia para eliminar líderes.
Esta es una situación controversial porque matar abiertamente con fusil o una pistola puede generar un efecto boomerang. Si disparas contra un líder popular como Chávez, puedes provocar un levantamiento como el “Bogotazo”, destruir no sólo la ciudades, provocar una radicalización, una rebeldía, que afecte el acceso al petróleo; entonces la utilización de algún veneno es factible. Tenemos el ejemplo de Cuba, donde la CIA trata cientos de veces de matar a Fidel Castro, utilizando en algunos casos maneras exóticas como un cigarro que tenía un explosivo adentro, envenenando la comida, o preparando una emboscada por la CIA, por la mafia, etc.
Entonces, no podemos descartar que Estados Unidos, frente a la imposibilidad de derrotar candidatos de izquierda, utiliza métodos diferentes del pasado, no como lo hicieron contra Trujillo y Diem, donde abiertamente tiran un tiro en la nuca. En este caso podríamos decir que se busca una manera de afectar la salud, el cáncer en sangre a través de una inoculación es la manera que uno puede imaginar en estas prácticas. Vimos otros presidentes y líderes con en América Latina, entonces uno tiene que preguntar, ¿están usando alguna inoculación del cáncer o es simple coincidencia?
Una pregunta elemental, James, ¿a quién beneficia la muerte de Chávez?
J. P.: Es obvio que el imperialismo es el primer  beneficiado porque desalojan a un presidente que está encabezando el movimiento de integración latinoamericana, Chávez es el primer opositor de la “Guerra contra el terrorismo”, que realmente es una ofensiva de derrocar a gobiernos independientes, nacionalistas, como hemos visto en Irak, en Libia, o ahora en Siria; Chávez es el primero en denunciar eso, empezando en el año 2001 cuando declaró que no se puede luchar contra el terrorismo usando métodos terroristas y eso provocó una bronca tremenda en Washington. Y yo recuerdo que Chávez me contó cómo un representante del Departamento de Estado fue a visitarlo enseguida, en noviembre de 2001, un tal Grossman, y que lo amenazó, le dijo Chávez “si no renuncias, tú vas a pagar y las generaciones próximas van a pagar”. Fue una amenaza abierta y declarada del Departamento de Estado, cara a cara, en la oficina presidencial.
Después tenemos el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos, el uso de violencia otra vez contra Chávez, tenemos después el paro de los gerentes petroleros, el referendo, todas esas cosas de acciones políticas abiertas fracasaron, el uso de la oposición interna como instrumento fracasó, la carta de Colombia con las bases militares tampoco funcionó para derrocar al Gobierno de Chávez, la carta de la OEA fracasó también, entonces qué queda, un acto clandestino, una inyección de alguna enfermedad.
Uno no puede excluir la posibilidad del magnicidio porque la obsesión de Estados Unidos por derrocar a Chávez sigue siendo importante. Y hay algo que decir francamente: el proceso de cáncer es un proceso gradual de acumulación, detección, etcétera, pero Chávez, que tenía exámenes médicos periódicos, le detectan de repente un cáncer bastante avanzado y eso es bastante raro en los procesos naturales de cáncer, no son tan bruscos y tan potentes, podemos decir. Esta es otra razón para tener alguna sospecha sobre alguna inyección, y también ocurre en un momento en que el impacto del chavismo no sólo en América Latina, en todo el mundo, está creciendo mientras el prestigio norteamericano está decreciendo. ¿Cómo detener, entonces, el ascenso de Chávez y el declive de Estados Unidos? El contexto histórico también apunta hacia un acto de envenenamiento contra el presidente Chávez.
¿Por qué cree que hay tan escasa difusión de la tesis del magnicidio y qué consecuencias podría traer para la región y para el mundo la confirmación de que el imperialismo provocó la enfermedad del Comandante Chávez?
J. P.: Puede tener un doble efecto, en un sentido puede radicalizar el proceso en América Latina, al decir que es imposible defenderse contra imperialismo simplemente en el frente diplomático y político, sino que debemos profundizar el proceso de transformación, debilitar el acceso que el imperio tiene a nuestros países, fortalecer la seguridad, limitar la presencia norteamericana en todos los sentidos.
Por otro lado, puede tener otro efecto, que gobiernos particularmente de centroizquierda digan que lo que pasó con Chávez es por oponerse al imperio y que entonces se deben acercar posiciones, tratar de evitar eso a partir de alguna conciliación. Entonces, hay dos posibles respuestas.
Ahora, ¿por qué nadie toma esta posición? Porque significa enfrentar todos los medios de propaganda y sus campañas por caricaturizar a estos gobiernos por inventar un imaginario exótico, por promover teorías conspirativas, por estar fuera de la realidad, etcétera. Estos gobiernos no se atreven a enfrentar a Estados Unidos, tienen miedo de ser ridiculizados; sin pruebas en la mano, que en este tipo de casos es muy difícil, pueden sospechar, pero no expresar lo que están pensando sobre el asunto”.



Percy Alvarado, luchador antiterrorista
“No podemos dudar que está la mano de la CIA y el Mossad”

Este periodista y bloguero guatemalteco fue agente de la seguridad del Estado cubano y estuvo durante años infiltrado en las redes terroristas de Miami. Al ser consultado sobre si la causa de la enfermedad del Presidente Chávez pudo haber sido inoculada afirmó que “Estados Unidos cuenta con un poderoso arsenal de guerra bacteriológica” y  no dudó en señalar como responsables a las agencias clandestinas enemigas de la Revolución Bolivariana.
¿No resulta ingenuo descartar que a Chávez le hayan inoculado el cáncer?
P. A: “Recientemente, en una entrevista que hice con un canal venezolano, se analizó cómo Estados Unidos ha desarrollado investigaciones para provocar el cáncer inducido en asociación con el Pentágono y el Instituto Nacional de Cáncer, es decir, la inducción del cáncer es posible, mediante la contaminación de las comidas, trasplantes de órganos o a través de la sangre, no es descartable la posibilidad de la transmisión o la inoculación del virus del cáncer en determinados individuos. Esto se ha hecho sospechoso en los últimos años con la aparición del cáncer en todo un grupo de dirigentes y líderes progresistas en América Latina y en el resto del mundo. Lo importante es que Estados Unidos cuenta con un poderoso arsenal de guerra bacteriológica, que la utiliza de manera masiva para realizar actividades de genocidio como para realizar también actividades de asesinato selectivo de personas.
¿Cómo analizas el momento en que aparece la enfermedad de Chávez y de otros colegas suyos en el Continente?
P. A: La posibilidad real existe y se realiza en un momento en que la Revolución Bolivariana se está enrumbando hacia el Socialismo, en que se ha ido radicalizando. Chávez en estos momentos representa el factor unitario de toda una serie de sectores progresistas, por tanto, el descabezamiento de él, es decir, sacarlo a él de la escena política es una maniobra o un objetivo con el fin de descabezar a la Revolución Bolivariana. Chávez, sin embargo, ha logrado nuclear a todo un grupo de compañeros que hoy integran la dirección colectiva de la Revolución que deben, sobre todo, crecerse, organizarse, unirse para poder impulsar el movimiento revolucionario en Venezuela.
El momento estuvo muy bien escogido, un momento en que la derecha pugna por todos los medios con el apoyo de los servicios enemigos por derrocar el ascenso del Socialismo en Venezuela, fue muy bien escogido e indudablemente en el trasfondo de esta situación no podemos dudar que está la mano de la CIA y del Mossad. Nadie se imaginaba que Yasser Arafat fuera envenenado, tuvo que hacerse una investigación. Y también debe hacerse una serie de investigaciones sobre la desaparición de líderes políticos en América Latina; unos asesinados mediante accidentes o simplemente ejecutados, otros a través de métodos más sofisticados. Es decir, yo tomo las palabras del Che cuando dice que ‘en el imperialismo no se puede confiar, pero ni un tantito así’.

dri

Cristo, el primer socialista asesinado por el imperio
Por: Rubén Dri *

Con la incorporación de la Palestina al Impero Romano a principio de la era cristiana, los campesinos judíos de la zona de Galilea, al norte de la Palestina, sufren una pesadísima crisis debido a los pesadísimos tributos que ahora debían pagar tanto al sacerdocio como al imperio. Esto los llevó a ir perdiendo sus campos y a entrar en la mendicidad o en la lucha, surgen movimientos proféticos con base campesina que inician la lucha en contra de la dominación imperial y del sacerdocio aliado al imperio.
Jesús, el Cristo, era un campesino que residía en la aldea de Nazaret y ante la dominación sacerdotal e imperial anunció el Evangelio del Reino de Dios. El evangelio hasta ese momento consistía en la trasmisión de las victorias de las tropas imperiales sobre los pueblos. Jesús resignifica el símbolo, comienza a crear un lenguaje contrahegemónico, las nuevas noticias, el evangelio, no vienen del poder dominador, no vienen del imperio, sino del pobre, del oprimido, el evangelio de Jesús es el evangelio del pobre, Dios está en el pobre. De allí lanza el evangelio, las buenas nuevas, “El Reinos de Dios está cerca”, proclama. Este símbolo tiene una larga historia.
Después de la entrada del grupo de Moisés, que se había liberado de la dominación egipcia en la tierra de Canaán en el 1200 A.C., junto con otros grupos que se habían sublevado en contra de las monarquías cananeas, forman una confederación de tribus denominada Reino de Dios, una sociedad que reconoce a Dios como único rey, antijerárquica, antimonárquica, antitributaria, solidaria, una sociedad comunista.
Jesús de Nazaret, utilizando el mismo símbolo del Reino de Dios, repropone una sociedad solidaria que se organiza alrededor del don, es decir, del compartir, con una economía que rechaza toda acumulación individual y con un Estado en el cual el poder no es dominación, sino una función de servicio. Para implementar el proyecto construyó un movimiento profético, popular, con base campesina. Está claro que dicho proyecto chocaba de frente con los intereses sacerdotales y sobre todo imperiales, Jesús tenía claridad sobre los enemigos del proyecto liberador: los estamentos dominantes formados por la nobleza sacerdotal, la nobleza laica, los escribas y sobre todo el Imperio Romano que tenía su presencia en la tierra judía por medio del prefecto romano y del ejército. Tanto al ejército romano, el instrumento represivo del imperio, como al templo, expresión del dominio sacerdotal, Jesús dijo que había que “echarlos al mar”.
Jesús se vio obligado a llevar una vida de semiclandestinidad, no podía estar en las ciudades, andaba por las aldeas, los campos y los cerros, tenía sus escondites. Finalmente, en Jerusalén, Judas lo traiciona y revela su lugar de refugio en el huerto de Getsemaní, los sacerdotes se encargan de apresarlo, juzgarlo, condenarlo y entregarlo a Pilatos, el prefecto romano, el cual lo condena a ser crucificado, acusándolo del delito de “lesa majestad”, es decir, el delito de haber atentado contra el Estado romano.
Jesús, el Cristo, fue como dice el comandante Hugo Chávez, el primer socialista y en consecuencia el primer líder popular asesinado de una larga lista de líderes populares.
¿Será una casualidad que tantos líderes populares latinoamericanos hoy sufran severas enfermedades que ponen serios obstáculos para seguir cumpliendo la tarea de liderar la liberación de nuestros pueblos?”
*Rubén Dri es filósofo, profesor universitario y teólogo argentino. Ha escrito numerosos trabajos sobre el cristianismo y el proyecto revolucionario de Jesús, autor de los libros: Autoritarismo y Democracia en la Biblia y en la Iglesia, La Utopía de Jesús, Hegel y la Lógica de la Liberación, y El Movimiento Antiimperial de Jesús.

javier salado

La muerte viaja con la compañía
Por Javier Salado *

En toda investigación criminal, para esclarecer un asesinato, lo  primero a determinar son los motivos y la oportunidad. Luego se entran a valorar los medios y si estaban al alcance del sospechoso.
Cada plan de atentado para asesinar a un dirigente o personalidad política importante en la historia contemporánea tiene detrás fuertes motivaciones de intereses económicos, políticos y estratégicos. Sobre todo cuando la personalidad política es una figura indomable e incorruptible, que molesta la estrategia de dominación imperialista.
Las formas de la ejecución son disímiles: Patricio Lumumba fue asesinado a golpes; a Salvador Allende tuvieron que darle un golpe de Estado fascista hasta que libró su último combate en La Moneda; Emiliano Zapata fue abatido a tiros; con Fabricio Ojeda simularon un suicidio; al Che, estando herido, le disparó un soldadito borracho; a Yasser Arafat, como no pudieron matarle a bombazos y cañonazos, le inocularon una rara enfermedad…
No siempre los asesinos son tan exitosos. A Fidel Castro han tratado de asesinarlo 638 veces, sólo tomando en cuenta aquellos planes donde se conoció, neutralizó y/o detuvo a sus participantes por parte de la Seguridad Cubana. No son tan infalibles los Servicios Especiales del imperio.
Pero tienen muchos medios y las oportunidades les sobran. Volviendo a la investigación criminal, es preciso conocer los “antecedentes penales” de los sospechosos. Tenemos entonces que repasar los rastros dejados por el principal servicio especial de Estados Unidos, la CIA:
En abril de 1962, la CIA, y la Maffia, entregaron en Miami al dirigente cubano opositor Tony Varona un frasco con cápsulas venenosas fabricadas especialmente para asesinar a Fidel. Varona, utilizando al diplomático español acreditado en La Habana, Alejandro Vergara, las envió a una de sus redes en Cuba, un trabajador del hotel Habana Libre, con el propósito de que éste envenenara la comida del Comandante en la primera ocasión que se le presentara.
En marzo de 1963,  la CIA planeó eliminar  a Fidel utilizando un traje de buzo embadurnado con bacterias que infectaban la piel con el bacilo de la tuberculosis.
En noviembre de 1963, Desmond Fitzgerald, alto jefe de la CIA, se reunió en París con su agente AM/LASH, Rolando Cubela, comandante del Ejército cubano para coordinar un proyecto de golpe de Estado en Cuba y el asesinato del Comandante. El 22 de noviembre, en el momento en que era asesinado el presidente Kennedy, le entregaba a Cubela un bolígrafo con una aguja hipodérmica para inocular un poderoso veneno al líder cubano.
Con estos antecedentes, y tomando en cuenta los extraordinarios adelantos de la ciencia en la actualidad, no hay dudas de que es el imperialismo el principal sospechoso de la extraña enfermedad que obliga al Comandante Hugo Chávez a luchar duramente por su vida.
Motivos les sobran, medios también y oportunidades han sido múltiples. Una cápsula envenenada, un bolígrafo dotado de una aguja hipodérmica tan fina que no se siente el pinchazo, un “apretón de manos” malintencionado, no sabemos. Quizás dentro de 20 ó 30 años, cuando se desclasifiquen los documentos secretos de la CIA, o una comisión senatorial, como la Church en los 70’, vuelva a investigar sus “Acciones Ejecutivas” -eufemismo con el cual denominan los operativos de asesinatos contra dirigentes y personalidades extranjeras “incómodas” o contrarias a los intereses de Estados Unidos- sabremos la verdad, o parte de la verdad sobre la enfermedad que aqueja a Chávez.
No lo duden, la muerte viaja con la CIA.

*Javier Salado es analista internacional

 Escrito por Equipo de Debate Socialista

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