jueves, 26 de marzo de 2015

Manolito, el primer mártir de la seguridad cubana



Archivo:Manuel Lopez de la Portilla.jpg
Manuel López de la Portilla es el primer mártir de nuestros Órganos de la Seguridad del Estado. Fue asesinado salvajemente, con apenas 20 años de edad, luego de conocerse su condición de agente de la Seguridad, en la madrugada del 16 de julio de 1960, en el Arenal de Jijira, en Vía Blanca, Santa Cruz del Norte, una zona de arrecifes ubicada en la costa norte de La Habana.

Luego de ser golpeado con saña criminal, su cuerpo recibió varios disparos de arma de fuego.

Su misión fue la penetrar a una organización contrarrevolucionaria dirigida por Jaime Vega, de amplia ramificación en diversas provincias, el joven teniente contribuye a conocer una gran número de complotados y contribuir a la detención de cerca de 160 de los mismos, sobre todo a los ubicados en su principal zona de operaciones en Jaruco, al norte de La Habana. Su fachada era la de un mecánico de aviación desafecto a la Revolución.

Fue un activo luchador revolucionario, participando en manifestaciones y protestas estudiantiles contra la dictadura de Batista. Recibió varias heridas sumamente serias en los enfrentamientos con las fuerzas policiales del tirano. Una de ellas fue la fractura del cráneo, lo que lo obligó a tener un casco de plata en la cabeza.

Miembro del M-26-7, participa en un grupo de acción y sabotaje, dirigido por el ahora mártir Gerardo Abréu Fontán. Estuvo en la clandestinidad hasta que le sorprendió el triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959.

Con su muerte validó una frase dicha a su madre, quien preocupada por su suerte, le recriminó sus llegadas tardes a casa: “Tú eres algo muy importante para mí, pero la patria también lo es; porque la patria es tu madre y la mía.” 

Hoy Manolo es parte del martirologio fecundo de nuestra Seguridad del Estado.

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