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Rodolfo Rosell Salas. |
El
crimen de Caimanera.
Lo
mataron empleando una saña casi animal: luego de propinarle varias heridas con
punzones en el cuerpo, le golpearon el cráneo hasta provocarle la muerte. La
hemorragia intracraneana acabó con la vida de Rodolfo Rosell Salas, humilde pescador
de una cooperativa de Caimanera y padre de una numerosa familia.
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Cadáver de Rodolfo |
Cuando
apareció el cadáver de Rodolfo, aquel infausto 14 de julio de 1962, nadie dudó
sobre quiénes fueron los autores materiales de tan horrendo crimen: marines
norteamericanos de la usurpada Base Naval de Guantánamo. Muchos elementos existían a favor de esta
conjetura, pues desde ese enclave se habían perpetrado numerosas acciones
hostiles contra los cubanos. Baste señalar que, desde ese mismo año 1962, un
rosario de crímenes, provocaciones y agresiones evidenciarían la agresividad de
las tropas yanquis acantonadas en esa base:
● Fueron
asesinados, por disparos provenientes de la parte norteamericana, los soldados
Ramón López Peña, en ese propio mes de julio, pero en 1964, y Luis Ramírez
López, en mayo de 1966.
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Ramón López Peña |
● Fue
asesinado el humilde pescador Rubén López Sabariego.
● Se
lanzaron 1376 objetos contra postas cubanas.
● Se realizaron 783
disparos contra el territorio cubano.
● Se
apuntó con armas contra guardafronteras cubanos y otras personas en 725
oportunidades.
● Se realizaron 1555
ofensas verbales y gestos pornográficos contra soldados y ciudadanos cubanos.
● Se
efectuaron otras provocaciones de diferente índole en 797 ocasiones.
Como
puede apreciarse, la muerte de Rodolfo Rosell no fue un hecho aislado,
respondió a una agresiva política de hostilidad y provocaciones ejecutadas por
las fuerzas armadas norteamericanas, cuyo propósito fue buscar una respuesta
cubana que justificara una agresión contra Cuba. Sin embargo, fue una familia muy humilde
quien pagó esta vez, en carne propia, el precio de la desenfrenada hostilidad
yanqui contra Cuba.
Rodolfo
había nacido en Baracoa, en 1932. Procedente de una familia de origen pobre,
vio en la Revolución Cubana un mundo nuevo y promisorio. Por ello, sin pensarlo
dos veces, se incorporó a las Milicias Nacionales Revolucionarias y se
convirtió en ferviente impulsor de los cambios y transformaciones que tenían
lugar en la Caimanera a la que había ido para echar raíces.
Casado
con Eloísa, mujer a la que amaba entrañablemente, vio nacer allí a sus dos
primeros hijos: Marisela y Rodolfo. Sin embargo, la vida le deparaba una
emoción más: su esposa esperaba a Reinita, la nueva prolongación de su
existencia.
Como
un hombre feliz, a todas luces, emprendió su último viaje, no sin antes
despedirse de la esposa amada con un largo beso y acariciar a cada uno de sus
hijos. A Reinita, la hija por llegar, dedicó una tierna caricia al apoyar su
mano bendecida por el mar y el salitre sobre el vientre materno que la acogía
con ternura.
-Si te pones mala de
pronto -dijo
al despedirse-,
le avisas a Anido, el administrador de la cooperativa. Él te llevará al
hospital, si yo no he regresado todavía.
Luego
se fue, acompañado de su perro, al encuentro de
su pequeño bote, nombrado por él con el sugestivo nombre de “Dos hermanas”. Sin imaginárselo, la muerte
lo acechaba cerca de allí. Varios marines lo capturaron mientras pescaba y
descargaron contra él una violencia inusitada. Luego lo abandonaron en un cayo
a cinco millas de Caimanera y ubicado en el territorio de la base.
Cuando
el grupo de personas que salió en su búsqueda dio con su paradero, el macabro
hallazgo los golpeó a todos. Su perro, inseparable amigo de sueños y de esta
fatal desgracia, ladraba enloquecido ante su amo inerte. Éste, con el cuerpo
destrozado, yacía abandonado dentro del bote. La sangre se había pegado a las
ropas destrozadas del pescador, quien miraba hacia el cielo buscando una
explicación a tanta atrocidad.
Luego
del silencio y la nostalgia del mar, cómplices de sus anhelos más puros,
Rodolfo se encontró con otro mar embravecido. Era su pueblo consternado
acompañándolo hasta su última morada. La estremecedora señal de duelo cedió
ante la rabia de sus hermanos pescadores y de todo el pueblo de Caimanera. Su
entierro fue, sin lugar a dudas, como él lo hubiera deseado, una prueba de
reafirmación revolucionaria y de condena al yanqui usurpador y criminal. Sus
asesinos fueron repudiados y condenados por el pueblo al que Rodolfo había
pertenecido con orgullo.
El
terror causó crueles desgarraduras en el
pueblo.
Muchos hogares cubanos sufrieron la dolorosa lastimadura
que provoca la pérdida de un ser querido, más dolorosa y triste aún cuando es
producida por una mano asesina, capaz de herir a traición o a emplear el golpe
artero por sorpresa. En julio, de manera particular, el luto invadió a varias
familias humildes, sumiéndolas en profundo pesar y desasosiego.
● El
27 de julio de 1960 fue asesinado por elementos contrarrevolucionarios el miliciano
Eulalio Piloto Fumero, mientras se encontraba cubriendo su guardia en el
Crucero de la Cuchilla, en Alquízar, La mano asesina, agazapada en las sombras,
descargó sobre él todo su odio. Un nuevo hogar cubano sufría una pérdida
irremplazable.
● El
21 de julio de 1961, fue asesinado un campesino en Trinidad, Sancti Spíritus.
La banda criminal que perpetró el crimen también tronchó la vida de su joven
esposa, quien se encontraba con varios meses en estado de gestación. Sus
asesinos, armados por la CIA norteamericana, cometieron todo tipo de crímenes y
desmanes contra otros pobladores. Unos días antes, el 18 de julio, fueron
heridas siete personas cerca de allí, como resultado de un ataque contra una
granja llevado a cabo por una banda de alzados al servicio de la CIA y la
contrarrevolución.
● Esas
mismas bandas asesinaron a otro campesino e hirieron a un joven brigadista
alfabetizador de sólo 15 años de edad.
● La
oleada criminal no respetaba a nadie. En Pinar del Río y tres días después del
asesinato de los dos campesinos espirituanos, fueron heridas cuatro personas al
ser ametralladas por bandidos terroristas.
● El
4 de julio, en la Habana, elementos contrarrevolucionarios colocaron una bomba
en un parque, provocando heridas a tres personas.
● Al
año siguiente, el 2 de julio de 1962, fueron asesinados tres campesinos,
incluida una mujer, por elementos de una banda contrarrevolucionaria.
● El
21 de julio de 1963, fue asesinado un campesino al que previamente torturaron
indiscriminadamente, al extremo de sacarle los ojos. Los autores de este
repugnante hecho fueron elementos pertenecientes a una banda de alzados
financiada por la CIA norteamericana.
● Varios
días después, el 24 de julio de 1963, se encontraron los cadáveres de dos
campesinos, padre e hijo de apenas 16 años de edad, quienes habían sido
secuestrados por miembros de una banda contrarrevolucionaria.
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Milicianos capturan a miembro de bandas asesinas. |
Muchos
hechos como estos enlutaron a las familias cubanas en julio. Otros, tan
repudiables como los ya señalados, se repetirían a lo largo de cinco décadas.
El pueblo cubano sin embargo, herido en lo más profundo de su corazón,
resistiría al terror y continuaba luchando por el mundo mejor y más pleno por
el que había apostado a partir del primero de enero de 1959.
Percy Francisco Alvarado Godoy