Percy Francisco Alvarado Godoy
La publicación, el pasado 24 de septiembre de 2009, de una información sobre la participación de
la ultraderecha venezolana en un plan para entrenar a un centenar de estudiantes venezolanos, pertenecientes a la UVV, la UCAB, la UNIMET, la UNET, ULA, entre
otras, para ser entrenados en técnicas
subversivas en Miami, en contubernio con organizaciones terroristas de origen
cubano y por especialistas de la CIA, pone al desnudo la magnitud del plan
desestabilizador implementado contra el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela y
revive pasadas operaciones de gran envergadura como la Operación Mangosta,
usada contra Cuba en la década de los 60 del pasado siglo.
De acuerdo con dicha información, el
grupo de estudiantes recibió entrenamiento en Miami sobre preparación de cocteles Molotov, resistencia guerrillera
en la ciudad, amotinamiento, así como un fuerte entrenamiento ideológico
anticomunista. El plan era, en esencia, que pusieran en práctica estas técnicas
luego de su regreso a Caracas. Otro paso posterior, que ya se encuentra en
período de implementación, es la
multiplicación en talleres y encuentros en las universidades venezolanas
de los conocimientos recibidos por parte de representantes de grupos como la
FNCA, Alpha 66, Vigilia Mambisa,
Movimiento Democracia, Consejo para la Libertad de Cuba y otros. Han
participado igualmente varios miembros de la mafia terrorista venezolana de
Miami como Rafael Poleo y su hija Patricia Poleo, Donatella Ungreddaen, ex
coronel Antonio Semprum Valecillos, los ex tenientes José Antonio Colina, Isaac Solórzano y Henry Clement, el ex mayor Manuel Ramírez y
otros, en unión de Pablo Díaz.
El objetivo de esta maniobra golpista tiene
un carácter mediático y desestabilizador, presentando ante el mundo una falsa
oposición a las reformas constitucionales emprendidas por el gobierno
bolivariano. El empleo de los
estudiantes de las universidades burguesas por la ultraderecha antichavista
tuvo su origen en las movilizaciones previas al referéndum de la reforma constitucional de noviembre de 2007, cuando crearon un
aparatoso show mediático alentador de la
violencia callejera. Este preparado show mediático desembocó hace unos días cuando un grupo de
estudiantes, manipulados por la extrema derecha se declaró en huelga de hambre ante la oficina de la Organización de los
Estados Americanos, para atacar una supuesta persecución política por parte del gobierno.
Las
orientaciones para los grupos opositores, particularmente los estudiantes en
huelga, vienen del Norte y existen varios antecedentes que comprometen a los contrarrevolucionarios venezolanos
radicados en Miami y a la mafia
anticubana en esa ciudad, así como a la Agencia Central de Inteligencia de los
Estados Unidos.
Como
ya señalamos, existen fuertes evidencias de que las actuales ofensivas de la
CIA contra Venezuela son la expresión de un intento de revivir la Operación
Mangosta, esta vez contra la nación sudamericana, como una manera sistémica de
implementar la guerra sucia en un amplio espectro.
John F. Kennedy aprobó la Operación Mangosta el 30 de
noviembre de 1962, como un vasto plan de contingencia para derrocar a la
Revolución Cubana después de la derrota de Playa Girón. A grandes rasgos, la CIA se
propuso el desarrollo de agresiones de todo tipo contra territorio cubano, que
incluían los ataques terroristas desde territorio norteamericano, la creación de focos guerrilleros en las montañas
de la Isla, la planificación de acciones militares que propiciaran la
intervención directa de las Fuerzas Armadas norteamericanas en Cuba, las
agresiones económicas y una fuerte guerra ideológica a nivel internacional. En este sentido, se vieron involucradas
diversas agencias y organismos estaduales de EE UU, tales como la propia CIA, los Departamentos de Defensa, de Estado y
de Tesoro, así como la Agencia de Información de los Estados
Unidos y otras agencias especializadas de
la comunidad de inteligencia norteamericana.
Para implementarla, el gobierno
norteamericano creó la estación JM-WAVE y destinó millones de dólares para lograr su
cometido, reestructurando toda la
jerarquía de inteligencia. Nuevos halcones pasaron a dirigir la CIA, entre
ellos John Mc Cone como nuevo jefe de la misma, el general Marshall Carter, Richard
Helms, el general Maxwell Taylor, Richard Bissell y otros; dedicándose a las
operaciones específicas contra Cuba William Harvey, como Jefe de la Cuban Task Force; y Samuel
Halpern, como su segundo al mando.
El bandidismo desarrollado por la CIA
nucleó a cerca de dos mil individuos que cometieron incontables crímenes en las
zonas rurales. La Operación Mangosta también concibió la guerra biológica
contra Cuba, dirigida a dañar a la población civil y sabotear la producción de la Isla. También la Operación Mangosta
contaba, entre sus 32 tareas, con 13 vinculadas a la guerra económica, que incluían el
entorpecer el comercio de Cuba con otras naciones, atentar contra las producciones agropecuarias
y mineras, atentar contra representaciones cubanas en el exterior, así como
afectar la generación energética y las producciones industriales del país.
Durante el período de vigencia del
Plan Mangosta, en un lapso de unos 14 meses se registraron de ellas 716
sabotajes de envergadura contra objetivos económicos. Como respuesta, Cuba
accedió a la sugerencia de la Unión Soviética de emplazar cohetes atómicos en
su territorio, lo que condujo a la Crisis de los misiles de Cuba en octubre de
1962, el momento álgido de la Guerra Fría.
Para los altos personeros de la
administración norteamericana estaba claro que todas las acciones de la guerra
irregular contra Cuba, desembocarían en un conflicto armado entre las dos
naciones, previsto para octubre de 1962. Sin lugar a dudas, el impacto de esta
operación de la CIA fue enorme, no solo en la cantidad de daños humanos
provocados, sino también en cuanto a
afectaciones económicas. Solo en el período de ejecución de los planes
de la operación Mangosta, se realizaron 716 grandes sabotajes de envergadura
contra la economía cubana.
Aunque teóricamente fue suspendida
luego de octubre de 1962, la Operación Mangosta continuó adquiriendo distintos
matices hasta el día de hoy. Por un lado sirvió de base a las políticas de las
subsiguientes administraciones norteamericanas hacia Cuba y, por otro, preparó
a un extenso grupo de terroristas que han causado muertes y daños incalculables
a las naciones latinoamericanas, muchos de los cuales participan hoy en las
agresiones contra Venezuela.
La
guerra sucia contra la Revolución Bolivariana llevada a cabo por los Estados
Unidos guarda grandes coincidencias con los planes usados una vez contra Cuba.
Examinemos algunos elementos para atestiguar esta aseveración:
●
Creación y apoyo a una base
contrarrevolucionaria en el exterior: La CIA ha buscado entre los cerca
de 10 000 venezolanos residentes en Miami, al personal idóneo para desarrollar
su guerra sucia contra Venezuela, al igual que lo hizo una vez con los
contrarrevolucionarios cubanos que emigraron hacia esa ciudad luego del triunfo
revolucionario de 1959.
En tal sentido, se ha apoyado en la
base contrarrevolucionaria cubana residente en esa ciudad floridana, de la que
ha solicitado apoyo a sus planes contra Chávez. Los grupos terroristas
radicados en Miami han prestado financiamiento y entrenamiento a los
contrarrevolucionarios venezolanos y han participado, asimismo, en las campañas
mediáticas contra su gobierno.
Algunos hechos aseveran esta
afirmación: El 29 enero de 2003, se creó
una alianza entre los Comandos F-4, organización terrorista del auto proclamado
comandante, Rodolfo Frómeta, y la mal llamada
Junta Patriótica Venezolana, dirigida por el capitán golpista Luis
Eduardo García. Esta alianza entre terroristas
ha permitido que se entrenen cerca de cincuenta extremistas en los pantanos de
los Everglades, con vistas a desarrollar acciones violentas contra Cuba y
Venezuela.
Imitando los desfiles callejeros de
los escuálidos en Venezuela, tuvo lugar el
18 de enero de 2003 una marcha contra la
Revolución Bolivariana, en la que
participaron varios representantes de la mafia terrorista de Miami, repitiendo
este desfile antichavista, el 27 de marzo 2004 realizaron una nueva marcha en las calles de la Pequeña Habana, en Miami.
Confraternizando y vociferando histéricas consigna contra Chávez, se vio en
esta ocasión al vendido dirigente sindical Carlos Ortega y al ex ministro de Defensa venezolano, Radamés Muñoz, con “ilustres” representantes de la mafia miamense como Tony Calatayud,
reconocido terrorista dirigente del Congreso Nacional Cubano; al
ultraderechista Lincoln Díaz-Balart y el alcalde de Miami-Dade, Alex Penelas.
El 7 de junio de 2007 varios grupos de
la mafia anticubana de Miami, entre ellos la FNCA, envió grandes
sumas de dinero para financiar las actividades antichavistas de los grupos
contrarrevolucionarios en Venezuela. En
esta campaña también participó la Organización
de Venezolanos en el Exilio (Orvex).
El 10 de abril de 2008 la Junta de Directores del Partido Nacionalista
Democrático (PND), hizo entrega del premio
Paladín de la Libertad a uno de los principales representantes de la
contrarrevolución venezolana, el ex
general Raúl Baduel, en un almuerzo en Hotel Sheraton Miami Airport.
Otro hecho que atestigua los fuertes
vínculos entre estas mafias contrarrevolucionarias tuvo lugar el 6 de marzo de 2009, cuando varios cabecillas
terroristas como Huber Matos, Ángel De Fana y otros miembros de Alpha 66, se encontraron con sus socios
venezolanos, representados por los conspiradores golpistas
Gustavo Díaz, el ex coronel del ejército; el ex capitán Javier Nieto
Quintero y el ex teniente José Antonio Colina Pulido, participantes en el golpe de 2002.
No
cabe duda, pues, que en este caso Diablo
los cría y la CIA se encargó de juntarlos.
● Desarrollo
de una guerra ideológica basada en el terror mediático: El contar con
el sostén de los dueños de los principales medios de comunicación en Venezuela,
así como con el apoyo de diversas organizaciones periodísticas internacionales
vinculadas a la CIA, han permitido a la contrarrevolución venezolana
desarrollar una poderosa campaña ideológica contra el presidente Chávez y la
Revolución Bolivariana, encaminada a desinformar y desvirtuar el proceso que
tiene lugar en ese país.
Con posterioridad a la victoria de Hugo Chávez en el referéndum revocatorio
del 2004, los EEUU endurecieron su guerra ideológica contra el presidente
venezolano. En varias declaraciones de prominentes miembros del gobierno como
la ex Secretaria de Estado Condoleezza
Rice, el ex director de la CIA Porter
Goss, el ex Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el general Bantz Craddock,
ex Comandante de SOUTHCOM, el Director de la Oficina de Política Nacional de
Control de Drogas John Walters, así como varias figuras de la actual administración del
presidente Barak Obama, se ha acusado al
presidente venezolano como violador de los derechos humanos y de la democracia,
promotor del terrorismo, dictador anticonstitucional, represor y narcotraficante, vinculado al lavado de
dinero y a la corrupción, genocida y otros epítetos, en un ingente esfuerzo por
desvirtuar a su figura ante la opinión pública internacional.
En el intento por demonizar a Chávez y
a la Revolución venezolana, se han valido de la Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP), Human Rights Watch, Amnistía Internacional, Reporteros sin
Fronteras, National Endowment for Democracy, la USAID y diversas ONG como Sinergia y Súmate, que sirven de fachada a la CIA o se vinculan
estrechamente a ésta y acusan al
gobierno de Venezuela de violador de
derechos humanos y de la libertad de expresión.
● Crear
artificialmente un diferendo entre Venezuela y Colombia como justificación para un conflicto con
Estados Unidos: Antes de culminar su mandato, el presidente Bush
declaró que los Estados Unidos defenderán a Colombia en caso de un conflicto
militar con Venezuela, esclareciendo de esta forma su pretensión de acabar con
la Revolución Bolivariana y, de esta manera,
apoderarse de las importantes reservas de petróleo y gas existentes en la región.
Con la complicidad del gobierno
colombiano de Álvaro Uribe, los Estados Unidos han creado una zona de tensiones
en la frontera colombo venezolana mediante el empleo de miles de paramilitares,
quienes realizan reiteradas incursiones
para agredir al territorio de Venezuela.
Otro de los elementos del conflicto
fabricado por los Estados Unidos es inculpar al gobierno venezolano de apoyar a
los grupos guerrilleros de las FARC. El pasado 29 de julio de 2009, la
cancillería de Bogotá acuso de manera irresponsable a Venezuela de darle a las FARC armamento sueco para su
enfrentamiento armado al gobierno colombiano. Por otra parte, la legítima
decisión del gobierno venezolano emitida el 17 de enero de 2008 de reconocer a
las FARC y al ELN como grupos insurgentes, rechazando la
certificación como terroristas
endilgadas a estos por el Departamento de Estado, avivó aún más las diferencias
entre las dos naciones.
A pesar de que las diferencias entre
Venezuela y Colombia quedaron zanjadas en la Cumbre de Río, celebrada en marzo
del 2008 y que los cancilleres de ambas naciones continuaron las negociaciones
en junio de ese año, dentro del marco de la XXXVIII Asamblea General de OEA, el gobierno
colombiano ha intentado de manera reiterada de recrudecer el diferendo. Un elemento nocivo para calentar la situación en la región ha
sido el compromiso del gobierno colombiano de establecer siete bases
norteamericanas en su territorio y, paradójicamente, las acusaciones sobre un
rearme militar de Venezuela.
Con una cara de complacencia y de
hipócrita fraternidad, Uribe se ha reunido con Chávez, primero el 11 de julio
de 2008 en Paraguaná, en Venezuela, y, luego, en Cartagena el 24 de enero de
2009, prometiendo a eliminar cualquier diferendo entre ambas naciones. Sin
embargo, solapadamente, se presta al rejuego geopolítico de Estados Unidos en
la región.
El clímax de este diferendo provocado
por Uribe tuvo lugar el 26 de julio del 2009 cuando acusó a Venezuela de armar
a las FARC. Chávez respondió con el retiro de su embajador de Bogotá y con un
eventual rompimiento de relaciones diplomáticas.
Que los Estados Unidos están usando al
gobierno colombiano como futura base de agresiones no cabe la menor duda. Esto
lo demuestran las reiteradas visitas de altos jefes norteamericanos a Bogotá en
los últimos meses, como fue el caso de la vista realizada por el Almirante Mike
Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de EEUU en el
2008. Unos días después, entre el 4 y el
5 de febrero de 2008, tuvo lugar una reunión en Mayport, Florida, entre altos
jefes militares colombianos y estadounidenses. Un tiempo después, el 29 de
febrero de ese año, el Contraalmirante Joseph Nimmich, director de la Task
Force para la inteligencia del Comando
Sur de Estados Unidos, visitó Bogotá con
el fin de entrevistarse con el Comando General de las Fuerzas Militares
colombianas.
●
La Operación Tenaza:
El 20 de noviembre salió a la luz pública un documento confidencial emitido por Michael Middleton Steere, de la
embajada norteamericana en Caracas y dirigido a Michael Hayden, Director Agencia Central de
Inteligencia (CIA), en el que se informaba al Director de la Agencia sobre el
desarrollo de la Operación Tenaza, un
plan elaborado por la inteligencia norteamericana para impedir la Victoria del SÍ, en la votación sobre el Referéndum de la Reforma Constitucional, a
realizarse el 2 de diciembre de 2007. Este
documento reconoce que la actividad contra la voluntad popular venezolana
responde a una directiva interna de la CIA clasificada como directiva 3623-g-0217,
De acuerdo con la estrategia de la
CIA, una de las direcciones de sus esfuerzos estaba dirigida a impedir el
referéndum o al desconocimiento de sus resultados. También contemplaba un
manejo de las informaciones preliminares buscando la desinformación y, como
resultado inmediato, provocar una situación de caos e incertidumbre, contando
con el apoyo de la prensa mediática. Los focos de protestas, preparados por
orientación de la CIA, debían crear una situación de ingobernabilidad dentro de
los comicios.
La participación de un reducido grupo
de estudiantes vinculados a la derecha venezolana en la Operación Tenaza, por
indicaciones de la CIA, quedó evidenciada en una parte de este memorándum: “En cuanto a las movilizaciones de calle,
tal como lo contempla el Plan, hemos logrado persuadir a importantes sectores
estudiantiles vinculados a las instituciones educativas privadas para que se
incorporen orgánicamente a nuestras iniciativas para salir de Chávez. En la
tercera semana de Noviembre se logró un acuerdo marco con los lideres
emergentes que han acogido nuestro ideario de democracia y libertad, varias
reuniones de trabajo hemos realizados, bajo la coordinación de los rectores
Rudolph Benjamín Scharikker Podolski de la Universidad Simón Bolívar y Ugalde
de la Universidad Católica Andrés Bellos. Estas autoridades han constituido un
equipo donde participan unos grupos de profesores entre los que destacan Ángel
Oropeza y su equipo del post-grado de Ciencias Políticas. A las reuniones han
asistido dirigentes estudiantiles de varias universidades: Yon Goicochea de la
Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Juan A. Mejías de la Universidad
Simón Bolívar (USB), Douglas Barrios de la Universidad Metropolitana, Ronel
Gaglio de la Universidad Monte Ávila, Gabriel Gallo de la Universidad Santa
María. Entre estos líderes hay consenso en términos generales, pero con algunas
diferencias en cuanto a las acciones concretas para los próximos días. Ha
resultado halagador la postura asumido por dirigentes estudiantiles de un grupo
denominado Bandera Roja, antiguamente enemigo jurado de los intereses nuestros
en el país. Su dirigente Ricardo Sánchez, de la Universidad Central de
Venezuela, fue uno de los que apoyo nuestra propuesta de acciones de calle
directas contra las instituciones: CNE, Tribunal Supremo de Justicia y el
Palacio de Miraflores.”
La participación de agencias de prensa
y otros medios mediáticos en apoyo al Operación Tenaza, quedó también
evidenciada: “En la esfera de la
propaganda y las operaciones psicológicas contempladas en el Plan en curso, es
donde hemos cosechado los mayores éxitos, hasta tal punto que en las últimas
semanas hemos impuesto nuestra agenda y dominado la escena publicitaria. Los
aportes de la SIP y de las agencias internacionales han sido clave. Especial
reconocimiento merece Benjamín Gregg ZIF, AAPP de la Embajada, por este
trabajo. El y el equipo organizado por Ravell vienen rindiendo sus frutos y
requiere en esta última fase mayores aportes nuestros.”
Inicialmente, la Operación tenaza le
costó a la CIA cerca de 8 millones de dólares, aunque la suma final fue mucho
mayor.
Este documento es una prueba
fehaciente de cómo Estados Unidos financia, planifica y organiza la actividad
de los grupos ultraderechistas en Venezuela, particularmente a los estudiantes
de la universidades de la burguesía.
●
La Operación Peter Pan II: En un artículo firmado por Randy
Alonso, el 16 de junio de 2009, se
denunció que la CIA pretende repetir la ignominiosa operación Peter Pan,
mediante la cual 14.000 niños fueron enviados a Estados Unidos entre 1960 y
1962 por sus familiares en Cuba, luego de una campaña desinformativa en la que
se acusaba al gobierno de robar la patria potestad a los padres. Esta operación
fue montada para desvirtuar el contenido de Ley Orgánica de Educación en
Venezuela, creando entre los ciudadanos fuertes temores y reacciones de
oposición.
Tal como hemos analizado en el
presente artículo, muchas cartas tiene la CIA a su disposición para tratar de
revertir el proceso bolivariano. Sus planes contemplan desde las alianzas con
la mafia terrorista de Miami y los paramilitares colombianos, hasta la
organización y financiamiento de la contrarrevolución interna. Desde la
provocación y subversión desde Colombia, hasta la amenaza con bases militares
alrededor del territorio venezolano y de la presencia de fuertes flotas navales
frente a sus aguas jurisdiccionales. Asimismo, no ha descartado el empleo de
una guerra ideológica sin cuartel sin parangón en la historia, solo comparable
con la que se mantiene constantemente contra Cuba.
Los planes de la CIA, muchos de ellos
repetidos luego de sus fracasos en Cuba, mantienen su ignominiosa esencia, tal
como lo ejemplifica el intento por reverdecer la criminal Operación Peter Pan.
No caben dudas que se quiere revivir
de sus olvidados rincones a la Operación Mangosta. Por suerte para los
venezolanos, los planes de CIA están destinados otra vez a un rotundo fracaso.
Esa es una verdad de Perogrullo.
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