Percy
Francisco Alvarado Godoy
El criminal de guantes de seda y connotado represor Manuel
Contreras Sepúlveda, ex jefe de la DINA
durante la dictadura del general Augusto Pinochet, recibió en el día 30 de
septiembre de 2009, una nueva condena a
10 años de prisión por el homicidio de los esposos Cecilia Bojanic y Flavio
Oyarzún en 1974, luego de que ambos fueran secuestrados el 2 de octubre de 1974.
No le importó entonces a los sicarios de Pinochet que la joven Cecilia tuviera
cuatro meses de embarazo.
La sentencia
contra el ex jefe de DINA, condenado anteriormente a más de cien años de
prisión, aumenta como resultado de la decisión de la Segunda Sala de lo Penal
de la Corte Suprema de Chile, incluyendo igualmente a otros represores y
cómplices del criminal como los ex oficiales de la DINA Marcelo Moren Brito,
Miguel Krassnoff, Fernando Lauriani, Maximiliano Ferrer y Orlando Manzo.
El Mamo, como también se le conoce, fue jefe de la
Dirección Inteligencia Nacional (DINA) entre 1973 y 1977, destacándose como uno
de los artífices de la repudiada Operación Cóndor, engendro de la CIA y las
dictaduras militares para reprimir y eliminar a destacadas personalidades de la
izquierda latinoamericana.
Nacido en Santiago de Chile el 4 de mayo de 1929,
inició sus estudios militares en 1944, egresando de la Escuela Militar en 1947 como Alférez. Cinco
años después, en 1952, llegó nuevamente a la Escuela Militar y se incorporó a una Compañía de Ingenieros
como instructor de zapadores. Un año después se integró la recién creada Escuela de Ingenieros de San
Antonio.
Su ascenso dentro de las filas del ejército se impulsó en 1960 cuando cursó estudios en la Academia de Guerra, donde trabó amistad con
Augusto Pinochet, en ese entonces Sub-director
de la Academia y profesor de clases de Estrategia.
Graduado en la
Academia de Guerra en 1962, se reincorpora a la misma en 1966, esta vez como profesor de Inteligencia
militar. Prospecto de ultraderecha chilena y promisorio represor, cursó
estudios en Fort Benning en 1967. Su contacto con los militares norteamericanos
marcaría para siempre su ideología de ultraderecha y su maridaje con la CIA.
En 1969 ostentaba los grados de Mayor del ejército e
impartió clases en la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, siempre en la
especialidad de Inteligencia. Su meteórica carrera lo llevó entonces a ser
director del Regimiento de Ingenieros Nº4 “Arauco” en 1971.
A raíz del golpe de estado contra el presidente
constitucional Salvador Allende, fue el encargado de crear siete centros de
detención para torturar y asesinar selectivamente a personas progresistas. Es entonces que, gracias a los méritos
alcanzados en la represión a las fuerzas progresistas, pudo
llevar a cabo su anhelado sueño desde que fue profesor de inteligencia
en la Academia de Guerra hasta director en la misma, la creación de la DINA.
Con el apoyo de Pinochet y de los miembros de la junta golpista, Manuel
Conteras pasaría a dirigir su engendro de espionaje y terror a partir del 12 de
noviembre de 1973. Cercano a Pinochet,
fue uno de los hombres de más poder dentro de los militares golpistas y un fiel
ejecutor de las doctrinas de exterminio selectivo ejecutadas por el dictador.
La feroz represión desatada por la DINA en los cuatro
años en que fue dirigida por este asalariado de la CIA, provocó la muerte de
más de 1 500 personas, entre comunistas, socialistas, miristas y demócratas,
así como varios militares opuestos al golpe militar.
Informante de la Central de Inteligencia
estadounidense, visitó Langley en 1975 para coordinar con los jefes de la misma
la implementación de la Operación Cóndor. El propio George Bush, en ese
entonces Director de la CIA, ordenó al general Juan Manuel Contreras Sepúlveda la participación de terroristas cubanos al
servicio de la agencia en los planes represivos, siguiendo el ejemplo de la
DISIP venezolana. A su regreso a Chile,
Contreras visitó Caracas y se entrevistó con varios jefes de la DISIP, entre
ellos con Luis Posada Carriles.
Aunque la agencia norteamericana recelaba de los métodos introducidos por
Contreras en la DINA, que provocaban el
deterioro de la imagen del gobierno militar de Pinochet ante la opinión pública
internacional, sobre todo luego del asesinato de Orlando Letelier el 21 de
septiembre de 1976, siempre le protegió a ultranza. En muda complicidad, la CIA
y otros organismos norteamericanos ocultaron las pruebas que implicaron a
Conteras en este y otros crímenes como el cometido contra el general Carlos
Prats y su esposa en 1974.
La alianza
criminal establecida entre la DINA y el CORU, y bendecida
por la CIA, tenía como principio
la colaboración de los terroristas cubanos en los planes represivos de la
Operación Cóndor, a cambio de que la junta militar chilena les ayudara con
recursos, logística y entrenamiento para ejecutar sus acciones contra Cuba y
sus representaciones en el exterior. De esta manera, un grupo de terroristas
cubanos como Luis Posada Carriles,
Guillermo e Ignacio Novo Sampoll,
Orlando Bosch Ávila, Jorge Mas Canosa, Virgilio Paz Romero, Félix Rodríguez
Mendigutía, Alvin Ross Díaz, José
Dionisio Suárez Esquivel, y Gaspar Jiménez Escobedo, participaron en
innumerables hechos de sangre contra personalidades progresistas de las
naciones del Cono Sur.
Tal vez el hecho más sobresaliente de esta alianza de
muerte lo representó el asesinato del ex
ministro socialista chileno Orlando
Letelier y de su colaboradora Ronnie Moffit, realizado en Washington el 21 de septiembre de 1976,
mediante una potente bomba colocada en
el automóvil en el que ambos viajaban. Por ese entonces, Letelier se hallaba exiliado en Estados Unidos y se había
convertido en una de las voces de denuncia contra la dictadura chilena más
escuchadas por la opinión pública internacional.
Un informe de la CIA desclasificado en el año 2000,
esclareció que el horrendo crimen fue realizado
por la DINA y varios terroristas de origen cubano. De acuerdo con este
informe, el asesinato fue perpetrado por el norteamericano Michael Townley, así
como por varios contrarrevolucionarios de origen cubano, entre los que se
encontraban los hermanos Novo Sampoll,
Luis Posada Carriles, Virgilio Paz Romero y José Dionisio Suárez Esquivel.
La participación de los terroristas cubanos del CORU
en los asesinatos de general chileno Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires,
así como el atentado en Roma contra Bernardo Leighton, fue posteriormente
demostrada. Uno de estos asesinos, Gaspar Jiménez Escobedo, realizó serias
actividades terroristas contra Cuba en Buenos Aires con el consentimiento de
las autoridades de ese país, de la CIA y de la junta militar chilena, como
retribución de estos a los servicios
prestados. Entre estas criminales actividades estuvieron el intento de asesinato
contra Emilio Aragonés, entonces embajador de la Isla en Argentina, así como el
secuestro y asesinato de dos
funcionarios diplomáticos cubanos: Crescencio Galañena Hernández y Jesús Cejas
Arias. El propio Luis Posada Carriles
reconoció su participación en estos hechos.
La mano asesina de la DINA estuvo bochornosamente
implicada en las más de 50 000 desapariciones de revolucionarios en América del
Sur. Emulando el Plan Fénix de Adolph
Hitler, los contrarrevolucionarios cubanos y chilenos, con la anuencia de los
Estados Unidos, escribieron una de las más repudiable páginas de terror jamás
conocidas en el Hemisferio Occidental.
Obligado por la repulsa internacional, el gobierno
norteamericano realizó un tibio reclamo de extradición del Mamo el 20 de
septiembre de 1978, con el fin de juzgarlo por el asesinato de Letelier, pero éste
logró burlar a la justicia el 2 de
octubre de 1979, cuando salió en libertad gracias a jueces cómplices y la ayuda
de la derecha chilena. Sin embargo, el
gobierno chileno se vio obligado a clausurar a la DINA, transformándola en la
Central Nacional de Información (CNI), vistiendo al mismo perro con otro
collar.
Ascendido a general en 1980, aunque fuera del
ejército, Contreras se convirtió en empresario y en 1986 compró un enorme fundo
nombrado Viejo Roble, en Fresia.
Por su participación en el asesinato de Orlando
Letelier, fue condenado a siete años de prisión el 12 de Noviembre de 1993, cumpliendo su
condena hasta el 2001. Posteriormente, como resultado de su participación en
otros crímenes, mientras cumplía prisión en la cárcel y luego prisión
domiciliaria, fue procesado por la desaparición del miembro del PC chileno
Davis Silberman en 1999 y por el intento de asesinato contra Bernardo Leighton
y su esposa. Contreras fue
condenado en mayo de 2002 por la autoría
intelectual en el secuestro y asesinato del líder socialista Víctor Olea Alegría. Por
otra parte, una corte argentina lo halló culpable de haber ordenado el
asesinato del general Carlos Prats y su esposa, hecho ocurrido en Buenos Aires en el año 1974.
Los cargos criminales contra este represor no cesaron
ante el justo reclamo de los familiares de sus víctimas. El 15 de abril del
2003 fue condenado a 12 años de prisión por los sucesos de Villa Grimaldi,
particularmente el secuestro del dirigente
del MIR Miguel Ángel Sandoval Rodríguez, detenido el 7 de enero de 1975 y posteriormente
desaparecido. Seis meses después, el 23
de septiembre de 2003, fue condenado en
unión de tres de sus testaferros a siete
años de privación de libertad por la
desaparición del sacerdote español Antonio Llidó Mengual.
Dos años después, en marzo de 2009, fue nuevamente condenado en unión de cinco de
sus cómplices, esta vez a 15 años de prisión,
por el secuestro calificado de Félix Vargas Fernández, ocurrido 1974. Hoy por
hoy, Contreras ha sido sentenciado por sus execrables crímenes a más de 360
años de cárcel y a dos cadenas perpetuas, purgando sus sentencias en el Penal Cordillera, que se encuentra dentro de la Escuela de Telecomunicaciones
del Ejército.
Manuel Contreras Sepúlveda es un asesino sin
escrúpulos formado por la CIA y educado ideológicamente por el neofascismo de
la dictadura militar en Chile. Fue, sin lugar a dudas, una genuina
expresión del anticomunismo y un represor a ultranza. Sin embargo, no fue el
único.
Todavía miles de víctimas reclaman justicia y para los
que repudiamos esta página de horror es mejor hacer valer el viejo refrán árabe
que reza: Es mejor encender una luz que
maldecir la oscuridad. Solo con la verdad y la denuncia evitaremos que
vuelvan a surgir otros hombres detestables como Manuel Contreras.
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