Los inquisidores de oficio de la contrarrevolución anticubana, ávidos de buscar una brecha para atacar a los periodistas cubanos, los que defendemos a la Revolución, a ultranza y por principios, se han cebado contra mi persona, a partir de un desliz cometido en uno de mis artículos, del que ya presenté las debidas excusas a las personas afectadas.
Empero, en su agenda de guerra ideológica contra Cuba, llenos de afiebrada obstinación y enfermizo desempeño, tratan de convertirme en centro de sus ataques cuando, respetuosamente, ni las autoridades cubanas, ni las personas involucradas en mi equívoco, han lanzado una ofensa contra mí. Sé que, condescendientemente, han aceptado mis disculpas y la humildad con que las hice.
Sin embargo, como la guerra mediática se basa en la "comidilla diaria", en el brete y la manipulación; en el chismorreteo abusivo y en las ofensas, ante la impotencia de callarme, cientos de twitters he recibido, muchos de los cuales usan denuestos e improperios que ponen en duda la educación de sus emisores.
También la blogósfera contrarrevolucionaria se ha sumado a los ataques
Lo sorprendente es que sea Fernando
En una nota publicada en su blog, luego de comentar el suceso, tendenciosamente, al decir: "El Agente de la Seguridad Cubana Percy Francisco Alvarado
Godoy acaba de disculparse por acusar a varias personalidades e
intelectuales de trabajar contra la Revolución, enmarcados en los
planes de guerra cibernética orquestada por los EEUU", Ravsberg incita a la discordia, al encontronazo, a la división y a las brechas entre revolucionarios. Sin miramientos, dice: "Afirma Percy que es “de gente honesta disculparse por los gazapos y
equívocos cometidos”. Habla como si se le hubiera ido una falta de
ortografía o escrito mal un apellido, a pesar de que sabe perfectamente
lo que significa esa acusación en Cuba." (...) "Además, una acusación así es más grave cuando no viene de cualquier persona sino de un agente
de la Seguridad Cubana que tiene una página web titulada “Descubriendo
verdades” y donde se anuncian “Archivos desclasificados”."
Luego viene la vil maniobra hacia el recelo, a la duda fabricada, a la manipulación para dañar, tanto a mí, como a las otras personas: "La pregunta que nos queda a todos y que el agente no aclara es
de donde salió esa información contaminada, quien le orientó e
denunciar a esas personas y a otras a las que no pide disculpas. ¿Fue
engañado, orientado o fue simplemente su opinión festinada?."
Puedo responderle que, aunque equivocada, fue mi propia apreciación la que provocó dicho desliz. Nadie me orientó escribir tal cosa, ni seguí instrucciones de algún órgano cubano. Sus infundadas dudas al respecto deben quedar zanjadas con esta respuesta. Tampoco persona o institución alguna me presionó a escribir dicha disculpa. Fue motivada por el reconocimiento público de un error cometido por mí en el manejo de las informaciones de las que dispongo. También primó la torpeza de quien ha escogido este camino para denunciar las maniobras permanentes de los enemigos de Cuba.
Por otro lado, jamás informaré a usted, ni a nadie, cuáles son mis fuentes. Ésta ha sido una divisa en mi trabajo. Un periodista como Ravsberg, quien tanto se ha vanagloriado de "cuidar" a sus fuentes, no puede cuestionarme por ello.
Hay otras personas a las que no les debo disculpa alguna pues los considero realmente lo que son: asalariados de una potencia extranjera, es decir, mercenarios. Todos los involucrados en estos planes saben sobradamente el delito que cometen y asumen su responsabilidad por ello. Tanto los que se prestan a subvertir el orden constitucional, como los que coquetean con la contrarrevolución. Cada uno sabe el papel que desempeña en estas manipulaciones. Este es mi punto de vista y lo sostengo.
Culmina Ravsberg su nota con el siguiente comentario: "Espero que a partir de este criterio Percy no me sitúe a mí también
entre los “enemigos de la revolución pagados por el imperio”, sería
bueno que no gastara por gusto la poca credibilidad que le queda tras el
pequeño “equivoco” que acaba de cometer."
Mi credibilidad, señor Ravsberg, no es cuestión suya, sino de mis lectores. Solo ellos, y no usted, sabrán seguir mi blog o abandonarlo. Usted sabrá si es o no un contrarrevolucionario. Eso es, simplemente, asunto suyo. Usted conoce de sobra la eficiencia de nuestros órganos de seguridad.., al que no se le escapan fácilmente el provocador y el terrorista.
Culmino esta nota aclarándole que no vale la pena lanzar graznidos, o ladridos, que no se escuchan en la lontananza. Todo eso, es perder el tiempo.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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