viernes, 10 de agosto de 2012

Los bichos espías de la CIA

La CIA ha perfeccionado en los últimos tiempos sus artilugios para espiar descaradamente a sus objetivos. Poniendo principal énfasis en el desarrollo de la tecnología, su División de Ciencia y Técnica saca últimamente novedosos y sofisticados medios para cumplir su misión de espiar a sus objetivos. El espionaje con agentes de campo (HUMINT), aunque no deja de ser importante para ellos, a veces queda relegado a un segundo plano, empléandose principalmente en labores de desestabilización sobre el terreno, en tareas de búsqueda de información sobre la base de la penetración y captación de agentes.

Muchos de estos artilugios, aunque han sido empleados en años anteriores, incluso décadas, han sido nuevamente perfeccionados. Uno de ellos lo es el  insectocóptero, concebido como  un micro vehículo aéreo motorizado, sacado a la luz hace más de 40 años, imitando a un insecto real. Era utilizado para tareas específicas, movido por gas y con dimensiones entre  9 cm de ancho y 1.5 cm de alto. Su gran limitación era, dado su diminuto tamaño, que era inutilizado o desviado de sus objetivos ante la presencia de una fuerte corriente de aire.

El insectocóptero era empleado como medio de vigilancia en tiempo real y como medio de escucha. Se sabe que en los últimos años ha sido perfeccionado y se emplea en ciertos terrenos para obtener una información rápida y para localizar objetivos. Las nuevas versiones incorporan microchips, lasers y pequeños aguijones contaminados con veneno, que lo convierten no solo en arma de espionaje, sino para la eliminación de blancos por medios bacteriológicos.

A pesar de contar con medios sofisticados de vigilancia y localización satelital, así como un moderno sistema de drones, capaces de determinar la ubicación exacta, casi milimétrica, de sus objetivos y de vulnerar los sistemas de vigilancia más efectivos, la CIA apuesta por variantes de este minúsculo artilugio para determinadas operaciones. Pequeños gusanos, arañas, abejas y otros diminutos animales artificiales han sido dispersados de forma controlada para monitorear a sus blancos, bien sea para tareas de escucha, seguimiento y vigilancia, como para propiciar su eliminación física.

De esta forma debemos estar siempre atentos a cualquier bicho raro que ande por nuestros alrededores y estar prestos a aplastarlos de un rápido manotazo o con el pie. Por desgracia para la CIA, si cae en manos iraníes o venezolanas, rápidamente los clones fabricados por esos países andarán por las oficinas de Langley a su libre albedrío.
Aunque parezca cosa de novela, todo esto es cierto.

Percy Francisco Alvarado Godoy.

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