El pasado lunes, 30 de julio, por iniciativa de la Organización de
las Naciones Unidas el mundo volvió a celebrar por segunda vez el Día
Internacional de la Amistad.
Las posibilidades de comunicación entre las personas aumentan a ojos
vista, pero, ¿representan realmente una ventaja para la amistad?
¿Cien amigos? ¡Qué disparate!
Recuerdo que en el colegio en la pared de una de las aulas colgaba un
llamativo cartel que aseguraba: “Más vale tener cien amigos que cien
rublos”. Ambas cosas, tantos amigos y tantos rublos, parecían una
cantidad inaccesible. Y ¿qué es lo que ocurre en la actualidad? El
dinero tiende a devaluarse, de eso no cabe la menor duda. ¿Y la amistad?
En las redes sociales cien amigos para un usuario socialmente activo no
es sino un número mínimo de contactos.
Sin embargo, ya se ha comentado en más de una ocasión que el progreso
técnico va quitando valor a la amistad. El famoso investigador ruso
Igor Kon señalaba que el problema de la pérdida de la capacidad de
mantener relaciones de amistad se planteó en el contexto de la
industrialización, la urbanización, un ritmo más elevado de la vida e
incluso, la aparición de la conexión telefónica.
Y ahora que existen las redes sociales ni siquiera el teléfono hace falta.
“Internet ofrece nuevas posibilidades de comunicación, impensables
hasta su aparición, debido a las distancias geográficas y a la
pertenencia a diferentes grupos sociales. En este sentido la red global
sirve de vínculo para mundos que social y culturalmente eran
anteriormente dispares”, señala Yulia Zubok, doctora en Sociología y
directora del Departamento de Sociología Juvenil de la Academia de
Ciencias de Rusia.
Pero, ¿pueden los representantes de dichos mundos tan diferentes
convertirse en amigos de verdad? La diferencia entre los amigos reales y
los virtuales es tan evidente que ni siquiera hace falta hablar de
ella.
“Los contactos de uno en las redes sociales son, más bien, sus
interlocutores”, dice la psicóloga Elena Yurkova, especializada en los
estudios de la amistad. “Son una especie de compañeros con los que se
mantiene un vínculo bastante estable que al mismo tiempo no supone
ningún compromiso para las partes. Se añade y se elimina de la lista de
contactos con suma facilidad”, explica la experta.
Al parecer, los límites de este nuevo modo de comunicación están bien
definidos. Sin embargo, los psicólogos avisan de que la gente acaba
perdiendo la capacidad de tener amigos de verdad por la popularización
de las redes sociales. La principal razón radica en que las relaciones
de amistad precisan de vida real.
“La amistad acude a todo tipo de percepción sensorial, a los abrazos y
a los ademanes que expresan atención y simpatía. En el espacio virtual,
al contrario, los receptores sensoriales se acaban atrofiando”, indica
el psicólogo Yuri Lévchenko.
“Como resultado de la constante comunicación vía Internet se pierde
el hábito de la empatía, de la participación afectiva en la vida del
otro, del saber captar el estado emocional de una persona, guiándose por
la comunicación no verbal”, añade Elena Yurkova.
Una necesidad natural que precisa de capacidades especiales
¿Es necesaria la amistad? Muchos suponen que no, que con compañeros
es suficiente. Y en general, prosiguen, no existe amistad verdadera, al
igual que no existe amor verdadero. La gente defiende esta postura por
motivos muy diferentes, algunos han tenido en su infancia experiencias
negativas, hay quienes sufrieron traición de amigos y se convencieron de
su propia autosuficiencia.
No obstante, los psicólogos insisten en que un individuo sin amigos
no es una personalidad completa, no es una persona feliz. Se debe a que
por naturaleza los humanos somos seres sociales.
“Toda persona, pase lo que pase, necesita amigos”, señala Elena
Yurkova. “Los amigos son una especie de ancla en la vida de la gente,
que les garantizan la integración emocional y la estabilidad en
situaciones de riesgo”, explica Yulia Zubok.
Los expertos destacan dos tipos principales de conceptos sociales
sobre la amistad: el concepto de las relaciones emocionales y el
concepto de las relaciones funcionales. En este último caso necesitamos a
nuestros amigos, para tomar una taza de café y charlar durante la pausa
en el trabajo, ir juntos al cine o para solucionar algún problema.
Semejante tipo de relaciones se establece a menudo entre los compañeros
de trabajo.
Las relaciones emocionales, se refieren más bien al concepto de la
verdadera amistad: solemos sentir afecto por nuestros amigos, les
echamos de menos, estamos dispuestos a ayudarles y a compartir nuestros
más secretos pensamientos.
“La verdadera amistad es como un don de Dios, es una capacidad
especial”, asegura Yuri Lévchenko. En su opinión, hay personas con mayor
capacidad que otras de mantener relaciones de amistad.
“Para evaluar la capacidad de tener amigos, a mi juicio, habría que
destacar sus componentes emocional y activo. Por una parte, es un
complejo fenómeno compuesto por la empatía y la comprensión y, por
otra,la participación desinteresada en asuntos concretos. Si
consideramos estos parámetros, veremos que, de acuerdo con los
resultados de las investigaciones, aproximadamente uno de cada tres
jóvenes indica poseer estas cualidades. Ello permite juzgar sobre el
potencial del fenómeno de la amistad entre los jóvenes”, cuenta Yulia
Zubok.
Todas las edades se rinden ante el amor, pero no ante la amistad
El ámbito juvenil es conocido por ser el más propicio para la
amistad. Es más fácil establecer relaciones de amistad en la infancia y
la adolescencia. Este tipo de relaciones se suele mantener a lo largo de
toda la vida, incluso si las personas pierden a sus amigos de vista,
confirman los psicólogos. Y muy a menudo, al volver a encontrar al amigo
del colegio o de la Universidad, uno siente desaparecer el
distanciamiento causado por el tiempo pasado.
Con amigos adquiridos en la edad adulta no ocurre lo mismo, con el
paso de los años es cada vez más difícil encontrar amigos por el mero
placer de estar juntos y conservar el vínculo con ellos.
“Las investigaciones en nuestro país y en el extranjero revelan que
con la edad la amistad cede su espacio a las relaciones familiares y
profesionales, la gente simplemente no dispone de tiempo para dedicarlo a
su amigos”, explica Elena Yurkova.
Según Yulia Zubok, dado que la familia ha sido y sigue siendo la
prioridad para la sociedad rusa pero la amistad tampoco deja de tener
peso, entre estos dos valores existe una evidente relación. Es decir, el
vínculo familiar puede tener rasgos amistosos. “Las familias más
felices, según los encuestados, son aquellas cuyos miembros tienen el
trato de amigos”, añade Yulia Zubok.
No obstante, no todos los expertos coinciden en que en edad adulta
las relaciones familiares sean capaces de reemplazar la amistad. “La
amistad entre familiares es posible, pero es difícil establecer este
tipo de relaciones”, indica Elena Yurkova. La amistad se ve
obstaculizada por la rivalidad y los celos, factores más característicos
de las relaciones familiares, asegura Yuri Lévchenko.
El experto está seguro de que a medida de que pasa la vida, vamos
perdiendo a nuestros amigos potenciales, porque no deja de
intensificarse la percepción crítica de la gente. “Estamos acumulando
clichés negativos que nos impiden ver con buenos ojos a quienes nos
rodean, enamorarse y adquirir amigos”, indica.
Los psicólogos no descartan que los actuales niños pudieran ser en la
edad adulta todavía más solitarios que sus padres. Y no se trataría
únicamente de la influencia de Internet.
En primer lugar, las relaciones entre los individuos están
determinadas cada vez en mayor grado por el beneficio propio. El proceso
de comunicación, según demuestran años de estudios, tiende a
racionalizarse de manera paulatina. Y aunque para la gente joven todavía
sigue teniendo valor, se observa una estable tendencia hacia el
aprovechamiento de la comunicación para ciertos objetivos”, explica
Yulia Zubok.
Segundo, el ambiente actual no propicia en absoluto el desarrollo de
la capacidad de mantener relaciones de amistad. Según Elena Yurkova, los
niños tienen ante sus ojos el ejemplo de los padres que van reduciendo
su círculo de amistades.
Merece la pena señalar que los actuales adultos, incluso aquellos que
se criaron en los últimos años de la existencia de la Unión Soviética,
solían recibir mucha información sobre la amistad de las películas
infantiles. En la actualidad hay muy pocos productos cinematográficos
destinados a niños y jóvenes que se dediquen a educar los sentimientos
sociales. En cambio, tenemos numerosos programas televisivos, en los
cuales problemas personales se someten a discusiones públicas, cuenta
Elena Yurkova. En opinión de la psicóloga, tarde o temprano la humanidad
habrá de enfrentarse a una nueva evaluación del sistema de relaciones
interpersonales.
“La necesidad de establecer vínculos con otras personas y sentir
emociones al respecto persistirá sin lugar a dudas, pero cambiarán las
maneras de satisfacerla. Hoy en día muchos son capaces de suplir esta
carencia mediante juegos de ordenador. Creo que el sistema de relaciones
interpersonales sufrirá cambios, tras lo cual tendrán que modificarse
los existentes conceptos de la amistad, el amor y la familia”, emite su
pronóstico la experta.
No merece la pena enfrentarse a los estereotipos
¿Es posible la amistad entre el hombre y la mujer? ¿Es la amistad femenina un concepto diferente de la amistad masculina?
Los psicólogos aseguran que a menudo, al intentar dar una respuesta a
estas preguntas, nos dejamos llevar por los estereotipos, sobre todo en
relación a la amistad entre personas de diferente sexo.
“Nuestros estereotipos sobre las relaciones entre hombres y mujeres
se construyen por la sociedad en la que vivimos. Aquellas personas que
creen posible la amistad entre personas de diferente sexo sucumben menos
a los estereotipos de género, sus juicios son más neutros. Así, los
papeles del hombre y la mujer no se polarizan, al hombre no se adjudica
posición dominante ni a la mujer pasividad, de modo que las
características psicológicas tienen más que ver con el carácter
individual de la gente y no con su sexo”, opina Elena Yurkova.
Yuri Lévchenko también sostiene que la amistad entre hombres y
mujeres es posible. Sin embargo, los expertos precisan que este tipo de
amistad puede estar teñido de ciertos matices propios de las relaciones
entre sexos.
En cuanto a la amistad femenina, es producto incuestionable de los
estereotipos, aunque sí que existe una determinada diferencia entre la
amistad entre los hombres y entre las mujeres, indican los expertos.
Sin embargo, intentar destacar en el fenómeno de la amistad cualquier
tipo de categorías y tipos sería también sucumbir a los estereotipos,
señala Yuri Lévchenko. “Por ejemplo, unos voluntarios se dedican a
socorrer a los necesitados, no son sus amigos, pero actúan como tales.
Por otra parte, una persona clasificada como amigo en teoría puede
abandonar a uno en un apuro y otro, considerado un simple compañero,
posiblemente arriesgará su vida para prestar ayuda”, indica el
psicólogo, insistiendo en la necesidad de percibir nuestro entorno de
una manera imparcial y no a través del prisma de las creencias sociales.
Un amigo no es un psicoterapeuta
Afortunadamente, en la sociedad actual uno no necesita poner en
peligro la vida de uno para salvar a los amigos pero sí puede servirles
de consuelo, cosa que ocurre muy a menudo. Al menos en Rusia, pues,
según demuestra un reciente estudio, los estadounidenses tienen cada vez
menos amigos, pero sienten confianza hacia los psicoanalistas.
Los habitantes de nuestro país suelen tener un mayor número de amigos
y los aprecian más, mientras que una visita a un especialista sigue
siendo algo bastante exótico. “En nuestra sociedad el papel de
consejeros sobre todos los problemas personales recae precisamente sobre
los amigos”, señala Yulia Zubok.
No obstante, en ambos países falta algo: en Estados Unidos, empatía y
ayuda desinteresada; y en Rusia, consejo profesional. “Siempre se puede
acudir a un amigo con un problema y recibir ayuda, el amigo nos
distraerá y nos ofrecerá un consejo, pero partirá de su propias
experiencias”, indica Yuri Lévchenko, precisando que ni un amigo ni un
psicólogo son capaces de solucionar los problemas de uno.
“El psicólogo es un observador, mientras que el amigo es una persona que muestra sincero interés”, asiente Elena Yurkova.
“Si apreciamos a los amigos, seguramente no siempre es buena idea
cargarles con nuestros problemas”, añade Yuri Lévchenko, “sino que
podemos alegrarles con alguna buena noticia e interesarnos por sus
propios problemas”, prosigue.
Marina Sélina, RIA Novosti
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