Uno de los posibles fundadores del movimiento talibán en Afganistán
recientemente visitó Moscú. Su nombre es Asad Durrani, a principios de
los años noventa del siglo pasado fue jefe de la Inteligencia de
Pakistán (el ISI).
Dos visitas importantes
Dmitri Trenin, director del Centro Carnegie de Moscú, donde tuvo
lugar la última conferencia del ciclo de las charlas ofrecidas por el
teniente general retirado Asad Durrani, calificó el ISI como una
organización “legendaria”. Esta calificación tal vez no sea la acertada
pero refleja parte de la verdad: el fenómeno de talibán en Afganistán
determinó en una gran parte la actual situación en el mundo, por lo
demás dramática. Y la Inteligencia de Pakistán tiene mucho que ver con
esto.
En Moscú los talibanes nunca han sido bien recibidos. Es más, son
muchos los que responsabilizan a los radicales afganos de la amenaza
terrorista en las fronteras sureñas de Rusia. No obstante, el exjefe del
Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Viacheslav Trúbnikov, que
acudió a la cita con su antiguo colega, cree que el centro de ingeniería
política PolitKontakt trajo a la capital ruso “a la persona justa en el
momento justo”.
Realmente, es difícil calificar como una simple coincidencia la
visita del veterano de la Inteligencia de Pakistán a Moscú ahora, en
vísperas de la visita del jefe del ejército pakistaní, el general Ashfaq
Parvez Kayani, acérrimo partidario de la lucha antiterrorista.
Sin embargo, el evento más importante en las relaciones
ruso-pakistaníes tendrá lugar dentro de unos meses, cuando Vladimir
Putin viaje a Islamabad. Esta será la primera visita de un jefe de
Estado de Rusia al país surasiático y puede significar un “reinicio” de
las relaciones bilaterales, históricamente tensas.
Ahora corren otros tiempos, Moscú e Islamabad tienen los intereses
comunes, aunque no es fácil superar la desconfianza entre las dos
naciones acumulada durante varios decenios. Es por eso por lo que la
visita del general Durrani fue muy importante, especialmente porque
intentó explicar a los expertos y militares rusos el sistema de valores y
prioridades que rigen la actitud de Pakistán hacia el mundo exterior,
donde Rusia cobra cada vez más relevancia para Islamabad.
Si los afganos callan
“Si alguien afirma saber qué harán los afganos en el futuro,
aconsejaré llevar a este hombre al psiquiatra”, dijo Asad Durrani
hablando de Afganistán, de donde provenían sus ancestros en el siglo
XIX.
“Tengo idea de los talibanes y de su movimiento”, afirmó el general
sin precisar de dónde ha sacado sus conocimientos. En cualquier caso, la
opinión del general resulta de extrema importancia porque en Rusia se
suele demonizar a los talibanes, una costumbre inculcada por algunos
políticos y militares.
Asad Durrani recordó una vez más: “Los talibán son un movimiento
exclusivamente afgano, y los afganos nunca harán guerra fuera de su
país”. El general recordó una antigua anécdota, cuando los talibanes
evitaron dar una respuesta a Islamabad que había pedido apoyo en el
conflicto de Cachemira: “Si los afganos callan, significa un ‘no’, dijo
el ex jefe del ISI.
Otra cosa es que Asad Durrani hace diferencia entre los “viejos”
talibanes, que operaban antes de 2001, y los “nuevos”, que aparecieron
tras el inicio de la operación militar de EEUU y la OTAN en Afganistán.
Esta diferencia es un factor clave, pero no porque los “nuevos” planeen
una intervención en Asia Central, tan temida en los estados de esta
región. Sino porque los “nuevos”, a diferencia de los “viejos”, combaten
contra las fuerzas de la ocupación, mientras éstos luchaban contra un
enemigo interno, los muyahidines.
Según el general pakistaní, es esto lo que hacen los talibán, un
movimiento de liberación nacional que no se extinguirá mientras los
soldados extranjeros permanezcan en el suelo afgano, insistió él. Si se
van, los talibán perderán su influencia entre los afganos, asegura
Durrani. Un líder como Mulá Omar tiene prestigio como comandante
militar, mientras que en los tiempos de paz los afganos no tolerarán a
un único líder, ya que para gobernar el país hará falta buscar un
consenso.
Parece que el exjefe de la inteligencia de Pakistán quería ver la
reacción que tendría la élite rusa ante la principal tesis de la que
parte la política de Islamabad con respecto al país vecino: la presencia
militar de EEUU y sus aliados en Afganistán es inadmisible, ya que es
un factor desestabilizador para la región.
Los talibanes, y los que quieran unirse a ellos, lucharán contra los
estadounidenses hasta el final, y en Washington lo saben, apuntó Durrani
alegando su experiencia diplomática: tras retirarse de la Inteligencia
el general durante muchos años desempeñó el puesto de embajador de
Pakistán en Alemania y Arabia Saudí.
Un poco de inestabilidad
“Si es así, me hace suponer que EEUU no está interesado en mantener
la estabilidad” razona el exjefe del ISI: “Necesitan un poco de
inestabilidad”.
En caso contrario, para qué piensa Washington dejar en sus bases en
Afganistán tras 2014 tantos efectivos, si entiende perfectamente que
estas bases seguirán siendo objeto de ataques de los talibanes, lo cual
mantendrá el alto nivel de la amenaza terrorista en Afganistán y fuera
de él, delibera el general pakistaní.
De esta manera Asad Durrani exponía en Moscú la teoría, aceptada por
una gran parte de la élite rusa, del “caos controlado” que aplica
Washington. El Kremlin en más de una ocasión expresó su preocupación en
cuanto a los planes de EEUU de conservar su presencia militar en
Afganistán tras la retirada del contingente principal en 2014. Moscú
considera que tiene derecho a recibir una “respuesta honesta” a esta
pregunta por parte de sus socios estadounidenses a los que concedió el
permiso de realizar tránsito de cargas por el territorio ruso. A la vez,
el Kremlin insisten en que EEUU antes de retirar sus tropas presente un
informe al Consejo de Seguridad de la ONU sobre los resultados de la
operación militar en Afganistán que duró casi 11 años.
La misma ambigüedad en la postura con respecto a Washington se podía
apreciar en las palabras de Durrani, que cree que los estadounidenses no
deberían retirar su contingente sin garantizar el apoyo a las fuerzas
afganas. Y en esto las posturas de Moscú e Islamabad coinciden:
conseguir la estabilidad en la región con la ayuda de EEUU pero no
permitir a Washington controlarla. El ex colega ruso del general
pakistaní, Viacheslav Trúbnikov, se lamento de que las relaciones
ruso-pakistaníes no sean demasiado intensas. A lo que Asad Durrani
respondió: “Es mejor que nuestra relación con EEUU, cuando pensábamos
ser socios, pero todo resultó muy diferente”...
Arkadi Dubnov, RIA Novosti
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