jueves, 6 de septiembre de 2012

La verdad sobre las reformas arancelarias en Cuba (I)

Andrés Gómez
Miami.-  Desde el pasado mes de julio cuando el gobierno cubano anunció cambios en las regulaciones sobre los impuestos aduanales de importación la prensa miamense, apoyándose fundamentalmente en los engaños de El Nuevo Herald, ha desatado una campaña de desinformación cuyo fallido principal propósito es desalentar los viajes de los cubanos residentes en el extranjero a Cuba.  Aunque sí ha causado mucha confusión.

Esta campaña de la prensa miamense para desalentar las visitas a Cuba por parte de los cubanos que vivimos en el extranjero, principalmente de aquellos que vivimos en Estados Unidos, va de mano en mano con el igual propósito de los terroristas de la extrema derecha cubano americana que incendiaron las oficinas de la compañía de vuelos chárter a Cuba, Airline Brokers, en esta ciudad el pasado 27 de abril. Por cierto, más de cuatro meses han pasado y la respuesta de  las autoridades sobre este acto terrorista ha sido el más completo hermetismo; ningún terrorista ha sido detenido; ningún terrorista ha sido encausado.

No es para menos la desesperación de la extrema derecha cubano americana ante el hecho extraordinario de que a pesar de las consecuencias monetarias para cada individuo o familia que vive en este país y en otros países que atraviesan una aguda recesión económica durante el año pasado, 2011, más de 400 mil cubanos que residimos en el exterior viajamos a Cuba, y es innegable que el número de nuestros viajes en este año 2012 superará con creces el número de nuestras visitas en el 2011.

En verdad los cambios en los aranceles de importación a pagar en Cuba hace tiempo que tenían que haber sido ajustados al resto de los cambios que han venido teniendo lugar en la economía del país.  Muchos han sido los que se aprovechaban de las viejas regulaciones aduanales que establecían que aquellos que residen permanentemente en Cuba pagaban los aranceles de importación en moneda nacional no convertible, cuando en la inmensa mayoría de los casos de esas personas que viajan con frecuencia al extranjero éstas se dedican a importar mercancías en Cuba con fines comerciales y no con fines personales. A la vez que la inmensa mayoría de esa mercancía se vende en el país en CUC --moneda nacional covertible-- o en su equivalente en moneda nacional no convertible.  Sabemos que es así.

Lo que a veces se nos olvida a muchos que residimos dentro y fuera de la Isla es que el  propósito fundamental de los cambios económicos que tienen lugar en Cuba, incluyendo este en los aranceles de importación, es para hacer viable el desarrollo del socialismo. En otras palabras, para que en Cuba el mayor número de personas posible pueda vivir más dignamente.  Para que el Estado cubano pueda contar con los recursos financieros y monetarios para mantener y mejor desarrollar los grandes logros del proceso revolucionario en cuanto a la salud, la cultura, la educación y otros programas esenciales para nuestra población. Y para que con este posible desarrollo económico la moneda cubana pueda ser una cuyo valor esté a la par o cercano a la par de otras monedas convertibles, y así de esta manera todos en Cuba puedan vivir mejor, con más justicia social, más equidad.

No se implementan estos importantes cambios en la economía nacional para que Cuba vuelva a la época del capitalismo tercermundista --o neo colonial— en la que nuestro país estuvo sumido con todas sus miserias y desgarramientos hasta el comienzo del proceso revolucionario.  No se implementan para que algunos, siempre ha sido y será una minoría, vivan bien, y los demás vivan de las migajas de éstos.

Entonces teniendo este propósito fundamental e integral en cuenta las reformas en los aranceles de importación que han venido implementándose desde el 2 de agosto pasado en Cuba se entenderán mejor.

El propósito de las reformas a los aranceles de importación se basa primeramente en el reconocimiento por parte del gobierno cubano que la importación de los artículos así clasificados tienen un carácter comercial y no personal y por lo tanto esos artículos serán gravados con los impuestos que se han estimado adecuados.

A través de la historia, tanto en Cuba como en cualquier otro país, los impuestos aduanales, como cualquier otro impuesto, responden a los intereses de cada Estado.  En el caso de Cuba esos intereses vienen cargados con un mayor elemento de justeza que en la mayoría de otros países. Además, el gobierno cubano ha ampliamente demostrado que si estas reformas no son las adecuadas o si necesitaran corrección éstas se harán, como siempre se ha hecho.

En los próximos días, en siguientes trabajos, trataré de manera específica sobre las reformas arancelarias en cuestión y otros asuntos relacionados a estos temas. 


Andrés Gómez, director de Areítodigital

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