sábado, 6 de octubre de 2012

Las expectativas cautelosas por los aviones no tripulados

Los aviones no tripulados han sido ya declarados, por muchos, poco menos que el arma principal de las guerras contemporáneas.

Rusia, a raíz de los conocidos hechos vividos entre 1990 y el 2000, rezagada en el desarrollo de este tipo de técnica, hoy ha alcanzado a los países líderes del mundo occidental. Es invaluable el papel de los aparatos no tripulados en el ejército, sin embargo, las esperanzas desmesuradas en este tipo de armamento pueden derivar en desilusiones serias. 
La magia del primer encuentro 
Los aparatos no tripulados parecían, y siguen pareciendo a muchos, el medio ideal para materializar los antiguos sueños los estrategas militares, desde los tiempos antiguos hasta el presente. Pues, entrañan la posibilidad de abatir al enemigo desde la distancia más lejos posible, manteniéndose, deseablemente, invulnerable; la posibilidad de abatirlo en el momento mismo en que es detectado. La posibilidad, por último, de dispersar “la neblina de la guerra” sobre el campo de batalla. 
El precio y las posibilidades de los aparatos de esta clase crecen continuamente, y un gran parque de estos ingenios es ya tarjeta de presentación para ejércitos occidentales líderes. En el ejército ruso era sumamente estrecha, hasta el último tiempo, la opción de estos aparatos. Pues, el vacío en los trabajos de investigación e innovación tecnológica, entre 1990 a 2000, repercutió en el desarrollo de este tipo de técnica. 
Al mismo tiempo, la información recibida regularmente de las compras y del empleo bélico de los aviones occidentales no tripulados obligó al mando militar a prestar atención, por fin, al desarrollo insuficiente de esa rama en el país. Hay que destacar sin embargo que, la red informativa que se fue tejiendo en torno a ese tema lleva a todas luces a expectativas desmesuradas con respecto a las posibilidades de esos aparatos, parecidas a la de la informatización universal, considerada hace veinte a treinta años la panacea para los sistemas de educación, de gestión, etc. Es posible explicar tales expectativas solo como la “magia del primer encuentro”. Y es que, en la mayoría de los casos, las personas incluso idóneas en otras ramas, emiten juicios sobre los aviones no tripulados remitiéndose a los textos publicitarios. 
Las expectativas y la realidad 
No cabe negar las posibilidades de los aviones no tripulados: su aparición introdujo cambios de veras revolucionarios en la organización de las acciones bélicas, al reducir bruscamente el margen de tiempo entre el blanco detectado y abatido. Para los vehículos de combate, capaces de cargar armamento, ese margen se reduce a segundos contados. En esa reducción reside la carta de triunfo principal de los ejércitos modernos de Occidente, que pueden destruir los blancos descubiertos antes de que alcance a reaccionar el enemigo, no acostumbrado al intercambio de velocidad bruscamente creciente de la información. 
Sin embargo, el desarrollo activo de los aparatos del eslabón activo es, también, el talón de Aquiles potencial de los ejércitos desarrollados. La amenaza potencial consiste en que, hasta ahora, los ejércitos desarrollados que emplean activamente los vehículos no tripulados no han chocado aún con un enemigo que dispone de equipos modernos de lucha radioelectrónica. Y es que, en caso de que el enemigo pueda bloquear la comunicación entre el avión no tripulado y los centros de mando, las consecuencias pueden ser sumamente graves. En los hechos, una brigada, división, e incluso un grupo de tropas que recurre a esos aparatos se verá privado de una parte considerable de la información desde el campo de batalla. 
Experiencia rusa 
Con todos los peligros potenciales del empleo desmesurado de los aviones no tripulados, es indispensable contar con ellos y, lamentablemente, el ejército ruso dista de emplearlos, de momento, en el grado que los demás países desarrollados. Nuestros militares solo pueden soñar con las posibilidades de EEUU o de Israel, que recurren activamente a los vehículos no tripulados para corregir en tiempo real los ataques de la aviación y de la artillería, y a menudo para destruir blancos precisos con su propio armamento. 
La reanudación del financiamiento no dio un resultado inmediato. Los primeros aparatos de la nueva generación de proyectos nacionales no pudieron pasar las pruebas. La salida fue encontrada con la compra a Israel de estos aparatos, a fin de conocer las tecnologías existentes y los principios de empleo de esos sistemas, y ampliar el círculo de ideas técnicas de los ingenieros. La competencia que se incrementaba llevó a la aparición de nuevos aparatos, capaces de resistir las pruebas militares, y potencialmente útiles para la producción en serie. 
La competencia en esta esfera, tomando en cuenta la existencia de empresas no estatales fuertes, tales como “Tranzas”, de Petersburgo, puede potencialmente situar a Rusia dentro del grupo líder de países constructores de aviones no tripulados. La cuestión es solo del tiempo necesario para acumular la competencia correspondiente y, obviamente, para la existencia de pedidos internos. En esto último no cabe dudar, pues, con todo lo indicado sobre los aparatos de esta clase, sus posibilidades en los conflictos locales, ellos son necesarios para el ejército ruso. Esto lo entiende, en primer lugar, su mando militar, y en segundo lugar, dispone de recursos suficientes. 

sb/kg/ap

Autor: Ilyá Krámnik

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