El
12 de octubre el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas respondió a
una solicitud del gobierno de Mali por apoyo militar contra grupos
rebeldes en el norte del país. Esta región de Mali ha sido ocupada desde
marzo por grupos armados que han provocado el desplazamiento de hasta
medio millón de personas. De estas, más de la mitad se han refugiado en
los países vecinos.
En
su Resolución, el Consejo de Seguridad de la ONU resuelve que cualquier
ayuda militar en el futuro será “para apoyar a las fuerzas armadas de
Mali a recuperar las regiones ocupadas en el norte de Mali.” La
Resolución también llama a las autoridades malienses y los grupos
rebeldes a entrar en negociaciones para una solución política al
conflicto y, también, a no violar los derechos humanos.
El
norte de Mali ha sido ocupado desde marzo de 2012 por cuatro grupos
principales: Ansar Dine es un grupo islámico de etnia tuareg. Su
dirigente Iyad Ag Ghaly tiene relaciones informales con las autoridades
argelinas. Los grupos Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y el
Movimiento por la Unicidad y Jihad en el África Oeste (MUJAO) son grupos
salafistas que han establecido la ley sharia en las zonas bajo su
control. Estos grupos islámicos han recibido ayuda militar de Qatar por
vía aérea.
Últimamente,
el Presidente Blaise Compaoré de Burkina Faso ha apoyado al otro grupo
rebelde tuareg, el Movimiento por la Liberación Nacional de Azawad
(MNLA). En abril de 2012, este grupo había declarado un estado
independiente. Después, fue derrotado por sus antiguos aliados
islámicos. El 7 de octubre en la capital de Burkina Faso, Ouagadougou,
el MNLA renunció la secesión territorial pero sigue reclamando la
autonomía regional.
Así,
queda claro que la Resolución en la ONU es un compromiso entre las
posiciones de los diferentes países involucrados. El gobierno de Mali
logró limitar cualquier intervención militar que permitiese una
injerencia abierta en sus asuntos internos. Argelia, un viejo aliado de
Rusia, logró que la Resolución tuviera un texto que avala la
negociación. Francia y sus aliados regionales lograron avanzar en el
camino hacia una intervención militar.
El antiguo Presidente Amadou Toumani Touré fue derrocado el 22 de marzo por el Comité Nacional por el Regreso a la Democracia y la Restauración del Estado (CNRDRE)
dirigido por el Capitán Amadou Haya Sanogo. Desde ese día, las fuerzas
reaccionarias en Mali y la élite corrupta leal al antiguo Presidente han
tenido el fuerte respaldo de la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO). Esta organización regional todavía está dominada política y económicamente por Francia y el Reino Unido.
La
CEDEAO y las fuerzas reaccionarias malienses quieren restaurar un
régimen político que favorezca a las élites corruptas malienses, sus
aliados regionales y los intereses corporativos y geopolíticos de los
países de la OTAN. Con ese objetivo, la CEDEAO, desde marzo hasta el
presente, repetidamente violó acuerdos alcanzados con las nuevas
autoridades en Mali. Sin embargo, a pesar de todas las presiones en su
contra, las fuerzas que apoyan el CNRDRE y el derrocamiento del viejo
régimen del ex-Presidente Amadou Toumani Touré han logrado mantener
mucha influencia en el gobierno, además del control de las fuerzas
armadas.
Mali
no tiene acceso al mar. Todas sus importaciones vienen por vía aérea o
por tierra cruzando el territorio de los países vecinos. Durante meses
las fuerzas armadas y el gobierno de Mali han insistido en que no
necesitan tropas extranjeras sino apoyo logístico y equipamiento. Sin
embargo, la CEDEAO ha bloqueado suministros militares destinados para
las fuerzas armadas de Mali como otra medida de presión contra el
gobierno interino para que haga lo que quiere Francia y sus aliados de
la OTAN. Recientemente, el gobierno británico declaró que apoyaría una
fuerza militar internacional en Mali
Es
obvio que la OTAN está maniobrando para asegurarse control
geoestratégico del norte de Mali - una extensión territorial enorme,
llena de recursos minerales y energéticos. Para asegurar ese control
geo-estratégico se necesita un gobierno débil en Bamako, la capital de
Mali, y unas fuerzas armadas complacientes. Pero la realidad en Mali es
otra y compleja.
Internamente,
el gobierno del Primer Ministro Cheick Modibo Diarra simpatiza más con
las fuerzas progresistas y nacionalistas que resisten las imposiciones
de la CEDEAO. Estas fuerzas quieren apoyo logístico internacional para
liberar el territorio nacional ocupado por grupos rebeldes. En cambio,
el Presidente interino Dioncounda Traoré simpatiza más con la clase
política vendepatria que ha presionado para una intervención militar
extranjero de lleno en Mali.
La
organización política más importante de las fuerzas progresistas ha
sido la Coordinación de Organizaciones Patrióticas de Mali (COPAM). La
COPAM se opone fuertemente a la presencia de fuerzas militares
extranjeras en Mali. Pero esta agrupación se ha fracturado por motivo de
desacuerdos sobre las posiciones a tomar en relación al Presidente
Dioncounda, el gobierno y las demás instituciones del Estado.
Sus
oponentes reaccionarios en el Frente por la Democracia y la República
(FDR) han aprovechado esta debilidad para avanzar su proyecto de una
intervención militar extranjera. Francia y sus aliados del CEDEAO pueden
fácilmente estrangular la economía de Mali en un tiempo muy corto, como
hicieron en marzo y abril de este año. A pesar de todo, hasta el
momento, ni las presiones de las vendepatrias ni las presiones externas
han logrado debilitar la unidad de las fuerzas armadas alrededor del
Capitán Sanogo. Se ha logrado forzar varias concesiones de parte del
CEDEAO a pesar de su aparente dominio de la correlación de fuerzas.
El
cinismo de los gobiernos de los países de la OTAN es evidente. El
reciente llamado a una intervención militar en Mali por el Presidente
François Hollande hace eco de los hipócritas argumentos a favor de la
intervención humanitaria. En una alocución en Dakar, del 12 de octubre
el Presidente François Hollande dijo a la Asamblea Nacional de Senegal
“Los horrores actuales no pueden seguir. ¿Cómo se va a aceptar los
mausoleos profanados, las manos cortadas, las mujeres violadas? ¿Cómo se
va a aceptar el reclutamiento forzado de niños por las milicias o que
vengan terroristas a esta región para sembrar el terror?”
El mismo guión de Libia. . . . |
Hollande
tuvo el cínico descaro de hablar así cuando su país ha infligido
exactamente esos mismos desastres a Libia y ahora lo hace en Siria. Pero
Hollande no se encuentra solo en su cinismo e hipocresía. El 30 de
septiembre el jefe del Comando Africano de las fuerzas armadas de los
Estados Unidos, el General Carter F. Ham, estuvo en Argel.
Durante
una conferencia de prensa allí, dijo, “Hay varios desafíos en el norte
de Mali hoy. Primero está la ausencia de un gobierno legítimo en Bamako
que ya hemos mencionado. Segundo, la necesidad de resolver las
ansiedades de la población del norte de Mali. Eso se debe de hacer por
medio de la diplomacia en vez de las armas. Tercero, hay una crisis
humanitaria significativa en la región que requiere alimento, agua y
otra ayuda para la población y Argelia ha sido muy eficaz en suministrar
eso. El cuarto problema es la presencia de organizaciones terroristas, y
ese problema podría requerir el uso de la fuerza militar.”
Aparte
de la típica arrogancia yanqui de asumir el derecho de decidir si o no
si algún gobierno es legítimo, cuando habla de “terroristas”, el General
Ham está hablando del mismo AQMI que él y sus fuerzas apoyaron para
derrocar al legítimo gobierno libio.
En
el mismo momento en que Ham estaba hablando en Argel, él y sus fuerzas
militares apoyaban esos mismos terroristas en Siria con armamentos y
apoyo logístico contra el gobierno legítimo del Presidente Assad. Así
que, es lo más absurdo pensar que Francia o Estados Unidos o el Reino
Unido o cualquier país de la OTAN se interesen por el bienestar de las
poblaciones de los países donde tienen intereses estratégicos.
Otra
señal de la acumulación de fuerzas en proceso para lograr control del
norte de Mali vino ayer, 13 de octubre. Ese día Qatar, una de las
tiranías feudales del Golfo Pérsico, logró conseguir el reconocimiento
oficial de parte de la Organización Internacional de la Francofonía –
una organización que aglutina todos los países dónde se habla el
francés, algo claramente absurdo en un sentido cultural, que sí tiene
sentido en términos del papel que Qatar ha desarrollado en Libia y Siria
como un aliado islámico de la OTAN. Ahora, esa casa feudal establece su
presencia y poder de comprar influencia en el África Occidental.
En
ese contexto sería razonable esperar que el Movimiento de los Países No
Alineados, del que actualmente Irán tiene la presidencia y, el ALBA,
demuestren su solidaridad Sur-Sur con el gobierno de Mali frente a las
presiones de parte de la OTAN y sus aliados regionales. Enviar unos
aviones de ayuda humanitaria sería un costo bajo para proyectar la
visión del ALBA a nivel global, especialmente si se coordina con la
Organización de Países no Alineados bajo la presidencia de Irán y,
posiblemente, con Rusia y China. Eso permitiría al mundo
antiimperialista desarrollar una presencia solidaria concreta en África
para equilibrar la influencia colonial de los países de la OTAN.
Para
las fuerzas nacionalistas del gobierno de Mali, el problema estratégico
es doble. Emprender la guerra para recuperar el territorio nacional en
el norte implica enfrentar fuerzas mejor armadas que el ejército de
Mali, porque los rebeldes tuaregs tienen los armamentos que se llevaron
de Libia y los grupos islámicos reciben suministros bélicos por vía
aérea desde Qatar. Y también, aún si tuvieran los equipos y armamentos
para emprender acciones militares, el traslado de recursos al norte
dejaría a la capital Bamako vulnerable a un golpe reaccionario apoyado
desde el exterior como pasó en abril.
Es
una correlación de fuerzas muy desfavorable para los malienses que
quieren resistir las imposiciones de la OTAN. Por el momento, los
títeres otanistas de la CEDEAO dominan el escenario frente a la
resistencia nacionalista de la mayor parte de los malienses representado
más que todo en este momento por sus fuerzas armadas. Mali es víctima
de un intento por los poderes occidentales de intensificar su dominio de
los recursos y economías de África.
No
fue fortuita la reciente gira del Presidente François Hollande por los
países de la llamada France-Afrique – las antiguas colonias africanas de
Francia. Es una advertencia más de que los antiguos poderes coloniales
de la OTAN esperan encontrar en África gran parte de los recursos y
mercados que se requieren para rescatar la Unión Europea de su
desastrosa situación económica. Es en este contexto que Francia, Estados
Unidos y el Reino Unido han dicho que apoyan una intervención militar
contra los rebeldes y terroristas que han ocupado el norte de Mali.
Pero
cualquier observador de los acontecimientos en Libia y en Siria va a
preguntar ¿cómo es que los países de la OTAN llaman a una intervención
militar contra las mismas fuerzas que reciben el apoyo militar y
económico la tiranía feudal de Qatar, aliado clave de la OTAN? Es
evidente que se trata de otro espejismo cínico de los países de la OTAN y
de otro grotesco abuso del sistema de las Naciones Unidas. Habrá que esperar
a ver en los meses que vienen hasta qué punto los países de la OTAN y
sus aliados lograrán extender todavía más su siniestro control
neocolonial en el África.
Toni Solo, TortillaconSal
Tomado de http://anncol.eu/index.php
No hay comentarios:
Publicar un comentario