jueves, 4 de octubre de 2012

Reflexión de un ex agente de la Seguridad del Estado sobre el video de Juan Pablo Roque

JP Roque
¿Qué hemos hecho nosotros de especial? ¿Qué puede hacernos diferentes de los demás? ¿Qué nos puede endiosar como héroes ante las gentes que nos rodean? Absolutamente nada.

Los agentes de la nuestros órganos de la Seguridad, sobre todo quienes hemos tenido la oportunidad de defender a nuestro pueblo de las agresiones terroristas, dislocados dentro de los grupos terroristas radicados en Estados Unidos, siempre supimos los riesgos que corríamos. También disfrutamos con sano orgullo la posibilidad de asumir esa lucha cara a cara contra nuestros enmigos y, en ese empeño, muchos sacrificaron sus vidas o purgan injusta prisión en cárceles norteamericanas. 

Realmente, nunca perseguimos glorias ni privilegios; ni tan siquiera premios materiales que nos diferenciaran del resto de nuestras gentes, pues siempre supimos que hemos sido parte de un pueblo heroico y que nuestro lugar ha sido servirlo sin condiciones. Somos tan héroes como el campesino que labra la tierra, sudoroso y empecinado, para procurar el alimento de los demás; somos tan héroes como el obrero que dobla sus espaldas ante las máquinas y recibe un salario, estrecho ciertamente, pero que se satisface por la obra que realiza; somos tan héroes como nuestros intelectuales que dejan trazos de hermosura en sus realizaciones y embellecen a nuestras cultura y cubanía; somos tan héroes como los estudiantes que apuestan largas horas de su tiempo para labrarse un futuro mejor para sí y de mayor utilidad para la patria futura; somos tan héroes como cualquiera de nuestros valerosos combatientes y nuestros internacionalistas en los campos del deporte, de la solidaridad médica y de la enorme obra alfabetizadora en otros lejanos lares. Ocupamos una trinchera especial, es cierto, pero cualquier cubano pudiera haberla ocupado, sin vacilar, y tal vez con un mejor desempeño que nosotros.

Como parte del pueblo, pasamos las mismas estrecheces materiales que todos, aunque el único premio que disfrutamos es la sana admiración de ese pueblo digno al que pertenecemos. Ciertamente, muchos se han acercado a cada uno de nosotros sugiriendo que debíamos de gozar de atenciones especiales, preferentes, por nuestro supuesto sacrificio. Honestamente, no las merecemos.

¿Qué le sorprende a los manipuladores de oficio, acostumbrados a llenarse los bolsillos por sus campañas de engaño, que nuestra  vida sea simple y sencilla, sin beneficios? Nunca fuimos James Bond, ni llenamos nuestros bolsillos con altas sumas de dinero, ni tampoco manejamos carros lujosos. Algunos ganamos salarios aún menores que muchos cubanos que producen, y es justo que así sea.

Lo más importante es que nunca hemos traicionado nuestra confianza en Fidel, en Raúl y en nuestro Partido, a pesar de que vivimos en una sociedad que todavía deja de ser perfecta y a pesar de que ocurren con algunos de nosotros olvidos por parte de algunos funcionarios, que no representan a la dirección de nuestro país. Ante esas circunstancias, usamos la honestidad y la confianza en nuestros jefes, empleamos los canales establecidos y esperamos respuestas que, tarde o temprano, llegarán. Realmente, aunque a veces, como seres humanos cuestionemos algunas situaciones, nunca nos hemos sentido abandonados.

Conozco a Juan Pablo Roque perfectamente y nos reunimos con cierta regularidad. Por ello me dediqué a ver el video que, al igual que mí, le hizo Tracey Eaton y también circula en Internet. No hubo en las declaraciones de JP algo cuestionable, más que la ingenuidad de hacer trascender su situación personal, sin percatrse que sería  burdamente manipulada por nuestros enemigos. Como cualquier persona tiene el legítimo derecho de vender algunas de sus propiedades para mejorar su situación económica personal y ese es un asunto enteramente suyo. Me pregunto, ¿por qué ese revuelo?, ¿por qué esa manipulación y ese sobredimensionamiento mediático? ¿por qué tergiversar deliberadamente y especular sin la menor vergüenza en repudiable reality show?

La excecrable Radio Martí se prestó a esta campaña de manipulación, así como varios contrarrevolucionarios como Guillermo Fariñas y Antonio G. Rodiles. Este último declaró a esa falaz emisora: "El destino del doble agente Juan Pablo Roque, quien alguna vez trabajó para el FBI, no constituye un fenómeno nuevo". A su vez, el Coco Fariñas, también puso su aporte de difamación: "Nos enseñaron en los Camilitos y en las Fuerzas Armadas, que Roma paga a los traidores pero los desprecia, y en un final, fue la persona que guió a los caza contra las avionetas desarmadas y civiles de Hermanos al Rescate en 1996 y ahora la vida le está pasando la cuenta."

¿Qué hay de extraño que JP se lamente por los muchachos fallecidos durante el derribo de las avionetas el 24 de febrero de 1996? Nunca Cuba quiso que sucedieran estos hechos, ni JP tuvo culpa de eso. Yo también me lamento por ello, por esas muertes innecesarias, provocadas por José Basulto y sus socios mafiosos quienes, sabiendo que Cuba había declarado ante las autoridades de EE UU su legítimo derecho a defender su espacio aéreo, los lanzaron a tan  fatal aventura. Los verdaderos responsables están en Miami y lucran desfachatamente por este penoso incidente. Los verdaderos responsables son los que quieren mantener, a toda costa, separados a nuestros pueblos y hacer latente la agresividad contra Cuba.

¿Qué hay de extraño que JP, como ser humano, extrañe a su familia y a los amigos a los que dejó en Miami? Nunca fuimos allá a lastimar a las gentes, al bello pueblo norteamericano, a nuestros hermanos cubanos que viven allá, lejos de la Patria, secuestrados por la satanización mediática de Radio Martí, Telemundo, Univisión, El Nuevo Herald y otros medios supeditados a la mafia terrorista anticubana. ¿Es delito acaso, la añoranza? ¿No es tan válida como la que siente cada cubano en Miami  por su tierra? Yo mismo, lo confieso sin tapujos, amo a Miami, a los tantos y buenos amigos que dejé por allá. Mi pensamiento está en ellos y perviven, sin odios, en mi corazón. Y me duele, ciertamente me duele, que unos pocos políticos de ultraderecha, mafiosos terroristas, corruptos e intolerantes, les aparten de Cuba.

¿Qué hay de extraño y repudiable que JP destaque la disciplina y otras bondades que vio en EE UU, sobre todo de los afronorteamericanos, y anhele, en el sano parámetro de su profesión, su deseo de pilotear un avión? Los que le conocemos, sabemos de su amor por la aviación, profesión que ha sido la parte más hermosa de su vida. Estados Unidos no es perfecto, pero hay cosas que aprender en ellos, como también hay muchas cosas que aprender de Cuba.

Yo también apuesto, como JP, por un acercamiento entre nuestras dos naciones, pero sobre la base del respeto mutuo, de aceptarnos como somos cada uno y sin tratar de imponernos una guerra sucia y desestabilizadora. ¿Qué pensaría EE UU si Cuba enviara grandes sumas de dinero a mercenarios para provocar la desestabilización del gobierno? ¿Qué pensaría EE UU si Cuba indicara a personas sin escrúpulos que les difamaran, que mintieran  e hicieran todo lo posible por maquinar la farsa de venderla ante el mundo como un país patrocinador del terrorismo, del narcotráfico y de todas las culpas posibles? ¿Qué pensaría EE UU si Cuba autorizara a avionetas cubanas a violar descaradamente su espacio aéreo?

Advierto que esta manipulación tiene una clara finalidad, además de vender un inexistente abandono y descontento entre nuestros combatientes. Está dirigida a desestimular la heroica campaña de mucha gente digna y honesta por procurar la libertad de nuestros Cinco Héroes, la que cada vez va ganando terreno en el mundo y dentro del propio pueblo norteamericano.

Creo que Tracey Eaton, particularmente, faltó a su honor como periodista por filtrar parte de la conversación que JP creía estar en OFF y entregar estas declaraciones a un programa de América Tevé, cuyo moderador es el anticubano Oscar Haza. Empero, todo es parte, sucia y burda, de la guerra ideológica contra Cuba. Sobre eso, no hay la menor de las dudas.

Mucho podrá alimentarse al nauseabundo y ávido sensacionalismo. Mucho podrá seguir hablándose sobre este tema por los promotores de la falaz guerra sucia contra nuestra Patria. Sin embargo, honestamente, espero que Juan Pablo pueda vender, al fin, su casa, como todo cubano puede hacerlo y encuentre la felicidad que merece. Yo seguiré con la mía, pequeña y agrietada, y con mi Lada que ya tiene un mejor rostro. Seguiré con mi modesto salario, fiel a mis ideas, recuperándome de una operación y siempre dispuesto, como lo aprendí de Fidel, a enfrentar a las adversidades y a los tercos enemigos. Así somos los combatientes de la Seguridad Cubana.

Percy Francisco Alvarado Godoy.




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