lunes, 5 de noviembre de 2012

Mercenarios, no periodistas

Una pacotilla de mercenarios periodistas de Miami, algunos de ellos, reincidentes de la práctica del periodismo canalla, fue condenada en Cuba y los Estados Unidos por los mismos delitos: se acoplaron al ritmo de sus intereses mezquinos y prefirieron (una y otra vez, como siempre) ser atrapados por la balanza del dólar (antes que expresar la verdad).

Utilizaron la revancha contra cinco cubanos antiterroristas condenados injustamente a catorce años de prisión en cárceles norteamericanas, para optar por ganancias inmediatas de una partida colosal de cientos de miles de dólares, aparecer como hijos de crianza en la nómina de pagos del gobierno de Estados Unidos y desarrollar una descomunal operación propagandística, según lo planificado por las transnacionales de la comunicación y agencias políticas mercenarias

Esto ha originado un patrón indefinido de noticias falsas y comentarios en los medios locales, publicando infundios de la peor calaña, garrapateados a la medida de la mentira, el escarnio, la desenfrenada competencia por degradar moralmente y aprovechar las facilidades de la tecnología global en una lucha desmedida por legitimar el control áspero de la repetición, que consistió en repetir noticias falsas para azuzar y desgastar, distorsionando los hechos verdaderos con el propósito de confundir y asustar, y así repetir hasta descabezar conciencias con el afán de tergiversar todo (porque la práctica de la repetición para mentir impone una fuerza devastadora).

Este gigantesco montaje de una operación de miedo, odio, hostilidad y chantaje inició en The Miami Herald y El Nuevo Herald entre el 27 de noviembre de 2000, día que empezó el juicio, y el 8 de junio de 2001. Como un dato que ilustra semejante patraña de la llamada prensa independiente, se publicaron en espacios destacados más de cinco noticias por día, algo nunca antes visto en medios impresos norteamericanos.

Estos oficiosos del periodismo, siempre dijeron reportear como miembros de la prensa independiente. Lo cierto es que el periódico Liberación reveló que existen más de mil 200 páginas de contratos del Gobierno con corresponsales de Miami, de Radio y TV Martí, por una petición de la Ley de Libertad de Información. La prensa libre en Florida es una falacia más.

El tema de los cinco, como se les conoce, es político, y forma parte de las agresiones del Gobierno norteamericano contra Cuba. El juicio a los cinco es un hecho trágico, revelador de la hipocresía del Gobierno de Estados Unidos. Un proceso ridículo, porque los que tratan de revelar el terrorismo son encarcelados. Gerardo Hernández, Fernando González, Antonio Guerrero y Ramón Labaniño, fueron juzgados por un delito que nunca cometieron, el de espionaje al interior de los Estados Unidos.

Juicio parcializado y amañado, como lo señalan juristas de diversas partes del mundo. Washington pagó a mercenarios y otras personas para montar una campaña mediática adversa a los cinco héroes cubanos, bandera de lucha de la solidaridad internacional.

Noam Chomsky, politólogo y escritor norteamericano, afirma: “La ley en los Estados Unidos es un asunto solemne y majestuoso”. El mundo sigue demando a la jueza de Miami que desestime los cargos contra los cinco cubanos condenados en 1998. Igual demanda al Tribunal para que permita la exhibición de documentos con nuevas evidencias sobre la mala conducta del Gobierno norteamericano frente al proceso judicial.

Basta ya de periodismo canalla, porque no corre en sus venas ni un gramo de dignidad. Ricardo Alarcón de Quesada, dice: “Los profesionales del periodismo y los medios de prensa más allá de Miami no fueron responsables de este crimen cuando se produjo. Pero ahora que ya saben lo que ocurrió no pueden evadir su responsabilidad. El silencio ahora sería complicidad”.

Tito Leyva

Escritor y poeta

 Aparecido en elnuevodiario.com.ni



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