La directora de la Agencia Defensa Europea (EDA), Claude-France Arnould, advertía hace unos meses del peligro de que Europa
sufra una merma en su capacidad de producir aviones de combate
avanzados. Para evitarlo, el organismo que dirige ha eleborado una hoja
de ruta del desarrollo aeronáutico en el continente. Los movimientos que
se han producido en 2012 dentro de este sector, muestran el difícil
momento por el que está atravesando debido, principalmente, a la actual
coyuntura económica. Eurofighter, Dassault Aviation, Saab y la poderosa
Lockheed Martin atraviesan dificultades para acaparar cuotas en un
reñido mercado sobre el que planea la amenazade los recortes.
Eurofighter, punta de lanza del sector europeo en cuyo desarrollo colaboran EADS, BAE Systems y Finmeccanica
comenzó el ejercicio con la decepción de no obtener el contrato de
10.000 millones para el futuro avión de combate indio que finalmente
logró el Rafale de la francesa Dassault.
De aquel fracaso, Eurofighter sacó sus propias enseñanzas, que se resumen en la necesidad de dotar al avión de un radar de barrido electrónico AESA, una las principales razones que se esgrimieron para explicar por qué India no eligió su modelo Typhoon. Otros modelos desarrollados por EE UU, Francia y Suecia o bien ya cuentan con esta capacidad o se han comprometido en firme a disponer de ella.
Otra de las bazas con las que el renovado avión pretende relanzar sus ventas internacionales es la adopción del misil Meteor desarrollado por la también europea MBDA. Hace unas semanas un Eurofigther Typhoon ensayó por primera vez, y con éxito, el lanzamiento de uno de estos cohetes.
Con el renovado avión la firma europea, en la que participan Gran Bretaña, Alemania, Italia y España, trata de hacerse con nuevos contratos, como el que Corea del Sur
oferta para renovar su flota de aviones de combate. Se trata de un
suculento bocado de 6.000 millones de euros que los competidores
norteamericanos tienen más posibilidades de dar. Eurofighter opta a él a través de una oferta presentada por Cassidian España, filial del consorcio EADS, del que forma parte España junto a Alemania y Francia.
Más realista es la posible próxima firma de acuerdos con varios países de Oriente Medio, como Omán, interesada en adquirir 12 Typhoon. Arabia Saudí ya encargó una partida de 72 cazas en un pedido que aún debe formalizarse en distintos puntos. Otro reino de la zona, Emiratos Árabes Unidos, prevé adquirir hasta 60 aeronaves tras la romper la compra que ya se daba por seguro de aviones Dassault Rafale.
El otro gran desarrollo de caza europeo, además del Rafale y el Eurofighter, el JAS 39 Gripen de la firma sueca Saab,
también está pasando su propio calvario con forma de cruz blanca sobre
fondo rojo: Suiza. Del país centroeuropeo depende el futuro de la futura
generación de este modelo, el Gripen E.
Si finalmente
la venta comprometida de 22 aviones al país centroeuropeo cuaja, Suecia
también continuará adelante con la compra de entre 60 y 80 de estas
aeronaves. De no ser así, y siempre y cuando no se encuentre otro
comprador internacional que adquiera al menos 20 unidades, su programa
de desarrollo se vendrá abajo totalmente.
Las dudas sobre las
compras suizas se plasmaron a finales de agosto en la publicación de un
informe elaborado por una comisión parlamentaria del país en la que se
apuntaba que la elección de este modelo comportaba riesgos técnicos,
comerciales, financieros y de entrega a tiempo.
Si el proyecto
sigue finamente adelante, Suecia calcula que gastará cerca de 10.300
millones de euros en este programa, incluidos los costes asociados a la
vida operativa de las aeronaves hasta el año 2042.
El complicado despegue del Joint Strike Fighter
Pero
el programa armamentístico en general, no sólo en el sector de los
aviones de combate, que mejor representa lo que está ocurriendo en el
sector occidental es el del F-35, el más caro de la historia.
En él se entrecruzan como en ningún otro la alta tecnología, casi
futurista, de los nuevos tiempos, con la amenaza permanente de nuevos
recortes presupuestarios.
El
desarrollo del máximo representante de los llamados aviones de combate
de quinta generación peligra si se confirma el abandono de alguno de sus
nueve socios o se reduce significativamente el número de aeronaves
finalmente adquiridas.
Durante el último mes del año las dudas han tomado forma en el programa australiano de adquisición de 65 Joint Strike Fighter,
como es conocida esta aeronave. Una auditoría ha revelado lo que la
oposición y diversos colectivos del país ya habían denunciado: la compra
va a resultar demasiado cara. Se necesitarán más de 31.500 millones
para completar la vida operativa de los aviones. Un precio que podría
obligar a reducir el número de unidades adquiridas o sustituirlas por
otro modelo menos gravoso.
Tanto en un caso como en otro el
programa internacional ahondaría aún más en su espiral de escalada de
precios para tratar de compensar los ingresos que dejarían de obtenerse.
En 2001, Lockheed Martin obtuvo la adjudicación del contrato para desarrollar tres variantes de este avión furtivo: una para la Fuerza Aérea, otra para la Armada y la tercera para la Infantería de Marina.
A mitad de 2012 el coste para EE UU de este programa de armas, que es el más caro de la historia del Pentágono
y que no ha dejado de aumentar en estos diez años, se estimaba en más
de 312.000 millones de euros, lo que supone un incremento de casi el 70%
respecto a los 184.000 millones de euros en los que se valoró hace once
años.
Según reveló un representante del Pentágono
el pasado mes de marzo, el coste del ciclo de vida del programa al
completo, incluido su desarrollo desde 1994, la producción de 2.443
aparatos y 55 años de mantenimiento, aumentó en 2010 hasta aproximarse a
los 1,2 billones de euros. La cifra supone 103.000 millones de euros
más que la anteriormente estimada.
Pero éste no se trata de un proyecto exclusivamente estadounidense. El programa de desarrollo del F-35 está formado por un consorcio liderado por EE UU que completan ocho países más: Gran Bretaña, Italia, Holanda, Turquía, Australia, Noruega, Dinamarca y Canadá.
Israel y Singapur también participan y Japón tiene la intención de comprar 42 unidades.
El fabricante Lockheed Martin asegura que adem´s una decena de países se han interesado por el Joint Strike Fighter,
nombre con el que también es conocido este avión diseñado para resultar
altamente sigiloso. Entre todos ellos pretenden adquirir más de 700
aparatos.
Entre ellos se encuentra Corea del Sur, y su citado programa de 6.000 millones para la adquisición de 60 aviones.
El principal cliente del programa F-35, dejando a un lado el liderazgo absoluto de Estados Unidos, es el Reino Unido, que tiene previsto comprar 138 aparatos, aunque algunas fuentes consideran que esta cifra también podría recortarse.
Dinamarca, otro de los miembros del consorcio del Joint Strike Fighter (JSF), también se está planteando la reapertura de su programa de renovación de aviones de combate. Como socio del F-35 la industria del país ya ha establecido relaciones con el contratista principal del programa, Lockheed Martin,
para colaborar en su desarrollo, pero algunas voces del sector danés se
quejan de los escasos retornos que el acuerdo les está reportando, por
lo que no es seguro que el JSF acabe llevando los colores del país nórdico. A un posible concurso también concurriría el Eurofighter.
En Italia, otro de los socios, el candidato del centro-izquierda a las próximas elecciones gubernamentales, Pier Luigi Bersani, ha explicado que, de resultar elegido, reducirá el gasto previsto para el F-35. De momento, este país ya ha recortado el número de aviones que prevé adquirir de 131 a 90 unidades.
En abril Holanda se sumó a los contratiempos del programa de comercialización del F-35 JSF que ya sembraba por entoncesdudas en el plan de adquisiciones británico a la vez que Japón advertía de la posibilidad de echarse atrás en la compra de 42 F-35
a la que se había comprometido por el aumento de sus costes. Incluso la
propia fuerza aérea norteamericana advirtió de que podría reducir el
número de sus unidades previstas por el mismo motivo.
Todo ello
puede influir funestamente en un círculo vicioso en el que la anulación
de nuevas ventas incrementaría unos precios que animarán a nuevos
potenciales clientes a echarse también atrás.
(Infodefensa.com) G. Soriano, Madrid
Fotos: Ginés Soriano / Infodefensa, Lockheed Martin y Saab
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