El
pasado 23 de abril, la bloguera cubana Yoani Sánchez -quien
desde hace más de dos meses se encuentra en una larga gira mundial que
la está llevando a cruzar semanalmente el Atlántico- participó al programa Los Desayunos,
de Televisión Española.
No
vale la pena volver a repetir el muy conocido discurso de Yoani Sánchez sobre
su ‘Cuba anhelada’, la represión, las reformas, el Partido, el salario en
dólares, sus ‘tweets a ciegas’, y otros tópicos y demostrados embustes que se
han convertido en las argumentaciones expuestas por la bloguera en toda entrevista
y en los mismos términos y tonos.
Por tanto, lo que es importante destacar es la
interacción que Sánchez tuvo con varios periodistas que participaron al
programa. En ese sentido, después de repetir una serie de frases -que ya se han
convertido, en su óptica, en consignas eficaces y exitosas, pero que muestran
todo el vacío intelectual de su larga gira mundial- Sánchez se ‘sometió’ a las
preguntas de enviados de tres importantes periódicos españoles.
Solo
hace falta leer las preguntas que le hicieron a Sánchez para entender que todo
el programa dio una excelente muestra del vasallaje informativo de los medios
occidentales frente a la cuestión cubana y que quedó claro el patrón ideológico
que guió a los entrevistadores y a la misma conductora, es decir, criminalizar
al gobierno de Cuba y a todos los que lo apoyan.
Anabel
Díez, de El País (del Grupo PRISA), por el cual la bloguera trabaja ilegalmente
como corresponsal desde La
Habana sin pagar impuestos, le preguntó: “en una
sociedad, como la española, que lleva una especial simpatía al pueblo cubano y
no a los Castro (...) ¿qué pueden hacer las autoridades españolas, europeas y
occidentales? (...) ¿Qué necesitan más los cubanos?”. Es decir, una vez más
salió a la luz el carácter injerencista y la visión imperial y neocolonial de
quienes defienden abiertamente las intervenciones en los asuntos internos de
otros países que no comparten los modelos económicos y políticos occidentales
que dichos periodistas pretenden presentar como universales.
Edurne
Uriarte, del derechista, franquista y monárquico ABC, le dijo: “Señora
Sánchez, por lo que he leído de su gira por varios países, usted se ha
encontrado con boicots -o intentos de boicots- a sus intervenciones en bastante
sitios, y yo quería preguntarle ¿por quien han estado protagonizados esos
intentos de boicots? ¿Por enviados del gobierno castrista o por comunistas de
estos países que siguen apoyando la dictadura cubana?”. La periodista hizo
una clara referencia a las numerosas manifestaciones de repudio que la bloguera
-quizás la persona más rica de Cuba, asalariada de grupos mediáticos privados,
vicepresidenta regional de la controvertida SIP y visitante frecuente de la
Sección de Intereses de Estados Unidos en La
Habana- recibió durante todas sus intervenciones en
varios países por parte de muchos movimientos sociales, progresistas o de
solidaridad con Cuba. En ese sentido, todas esas protestas contra la
injerencia, el neoliberalismo y los poderes del Norte, fueron anuladas y se
redujeron a las dos caras de una misma medalla: enviados por la embajada o
comunistas simpatizantes de una dictadura.
Tragicómica
fue la intervención de José Antonio Gundín, enviado de La
Razón, quien le preguntó a Sánchez: “¿Tú eres consciente de
que cuando vuelvas a Cuba te pueden encarcelar por lo que estás diciendo aquí
(en España)? ¿Te ha llamado algún movimiento de protesta que hay en España,
como el 15-M, el 25-A o la
Plataforma anti-desahucios para que les vayas a hablar de
lo que está realmente ocurriendo en Cuba?”. En ese último sentido, solo
vale la pena recordar el reciente intento de muchos medios españoles de
descreditar y criminalizar al citado movimiento contra los desahucios vinculándolo con
el gobierno de Cuba y, sobre todo, un reciente
artículo de dicho periódico que -hablando de la intervención de
la líder de las llamadas Damas de Blanco Berta Soler en Madrid- calificó a los
críticos de la mujer como ‘procastristas que boicotearon el acto’ quienes fueron
expulsados a golpes e insultados por los simpatizantes de Berta
Soler.
Mientras
tanto, la conductora del programa, María Casado, ni se preocupó de asumir un rol
cuanto menos de mediadora entre las varias visiones que pueden haber respeto a
la realidad cubana y se convirtió en una vocera más de las ‘perspectivas’ de
Yoani Sánchez, arrodillándose frente a la bloguera, enseñando sin problema
alguno su apoyo incondicional, nunca cuestionando sus discursos y afirmaciones
y -finalmente- contribuyendo a generar lo que puede considerarse el emblema de
la muerte del periodismo, es decir, un periodismo donde mediadora, entrevistada
y entrevistadores marchan juntos -entre mentira y fraudes- hacia un objetivo
común, donde las preguntas incómodas y la discrepancia con la visión dominante están
prohibidas. ¿Será eso el tipo de periodismo independiente que Yoani Sánchez
quiere llevar a Cuba? En este caso, esa fue solamente una anticipación.
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