Autoridades federales de Estados Unidos acusaron a 13 personas
de integrar una red de esclavitud sexual que obligaba a jóvenes
mexicanas a prostituirse en Nueva York y Nueva Jersey.
Las autoridades dijeron que algunas de las mujeres eran llevadas a granjas de Nueva Jersey, donde eran forzadas a tener relaciones sexuales con hasta 25 trabajadores agrícolas por día. Otras eran confinadas a prostíbulos en Nueva York, que promovían sus servicios con "chica cards", tarjetas de presentación que se reparten en las esquinas para atraer clientes.
Les pagaban muy poco, o nada en absoluto. Las autoridades federales detallaron el miércoles sus vicisitudes en una denuncia penal que acusa a 13 personas de contrabandear a decenas de mujeres a Estados Unidos y obligarlas a prostituirse. Algunos de los acusados se preparaban el miércoles para comparecer en una Corte en Manhattan, a fin de enfrentar cargos de tráfico sexual y transporte interestatal con fines de prostitución.
La red criminal "atraía a sus víctimas desprevenidas a Estados Unidos y luego las sometía a un infierno en vida", dijo el fiscal federal Preet Bharara, en un comunicado.
La investigación es una de varias con el propósito de "bloquear el repugnante corredor de tráfico sexual" que se usa para explotar a víctimas de Tenancingo, México, dijo James Hayes, director del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en Nueva York.
Tenancingo, Tlaxcala, ha sido, desde hace tiempo, un refugio para proxenetas que utilizan una combinación de amenazas, abusos y promesas incumplidas de matrimonios y trabajos para poner a víctimas inocentes, algunas apenas adolescentes, en un camino a la esclavitud sexual en la Ciudad de México y en urbes de Estados Unidos.
La mayoría de las víctimas eventualmente consiguen escapar, dijeron las autoridades en los documentos judiciales. Pero, añaden: "Sin estatus legal en Estados Unidos, sin amigos y familiares que les ayuden, sin oportunidades de empleo y, como resultado del trauma que sufrieron, las víctimas a veces vuelven a la prostitución".
Narran periplo
En entrevistas con los investigadores, una mujer no identificada comentó que cuando se negó a trabajar en prostíbulos ubicados en apartamentos en Queens y Yonkers, a ella y a su hijo los dejaron a la intemperie en una noche de invierno.
También comentó a las autoridades que sus proxenetas, creyendo que estaba embarazada, la obligaron a tomar drogas para inducir un aborto, y la golpearon cuando intentó conservar una parte de sus ganancias.
Otra mujer relató cómo se involucró sentimentalmente con un hombre que la llevó a Estados Unidos, sólo para descubrir que se ganaba la vida llevando prostitutas a Nueva Jersey para tener relaciones sexuales con trabajadores agrícolas. Dijo que él la amenazó para obligarla a dedicarse al comercio sexual por dos años antes de que lo deportaran.
Según la denuncia, la red proporcionaba a sus víctimas condones y píldoras anticonceptivas, mientras las obligaba a acostarse con hasta 30 hombres al día.
Los hombres pagaban 30 dólares por pasar 15 minutos con las mujeres, pero por lo general ese dinero no era para ellas sino para los traficantes, quienes, de ser declarados culpables, enfrentarían una pena máxima de cadena perpetua.
La evidencia en este caso incluye escuchas telefónicas de clientes y proxenetas, se afirma en la denuncia.
—¿Qué chicas tienen? pregunta uno de los clientes.
—Tenemos de El Salvador y México, responde el presunto proxeneta.
—¿Qué tal se ven?
—Las dos se ven bien, dice el tratante, quien pide un pago de 70 dólares.
—¿Puedes hacerlo por 60?, regateó el cliente. (AP)
Las autoridades dijeron que algunas de las mujeres eran llevadas a granjas de Nueva Jersey, donde eran forzadas a tener relaciones sexuales con hasta 25 trabajadores agrícolas por día. Otras eran confinadas a prostíbulos en Nueva York, que promovían sus servicios con "chica cards", tarjetas de presentación que se reparten en las esquinas para atraer clientes.
Les pagaban muy poco, o nada en absoluto. Las autoridades federales detallaron el miércoles sus vicisitudes en una denuncia penal que acusa a 13 personas de contrabandear a decenas de mujeres a Estados Unidos y obligarlas a prostituirse. Algunos de los acusados se preparaban el miércoles para comparecer en una Corte en Manhattan, a fin de enfrentar cargos de tráfico sexual y transporte interestatal con fines de prostitución.
La red criminal "atraía a sus víctimas desprevenidas a Estados Unidos y luego las sometía a un infierno en vida", dijo el fiscal federal Preet Bharara, en un comunicado.
La investigación es una de varias con el propósito de "bloquear el repugnante corredor de tráfico sexual" que se usa para explotar a víctimas de Tenancingo, México, dijo James Hayes, director del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en Nueva York.
Tenancingo, Tlaxcala, ha sido, desde hace tiempo, un refugio para proxenetas que utilizan una combinación de amenazas, abusos y promesas incumplidas de matrimonios y trabajos para poner a víctimas inocentes, algunas apenas adolescentes, en un camino a la esclavitud sexual en la Ciudad de México y en urbes de Estados Unidos.
La mayoría de las víctimas eventualmente consiguen escapar, dijeron las autoridades en los documentos judiciales. Pero, añaden: "Sin estatus legal en Estados Unidos, sin amigos y familiares que les ayuden, sin oportunidades de empleo y, como resultado del trauma que sufrieron, las víctimas a veces vuelven a la prostitución".
Narran periplo
En entrevistas con los investigadores, una mujer no identificada comentó que cuando se negó a trabajar en prostíbulos ubicados en apartamentos en Queens y Yonkers, a ella y a su hijo los dejaron a la intemperie en una noche de invierno.
También comentó a las autoridades que sus proxenetas, creyendo que estaba embarazada, la obligaron a tomar drogas para inducir un aborto, y la golpearon cuando intentó conservar una parte de sus ganancias.
Otra mujer relató cómo se involucró sentimentalmente con un hombre que la llevó a Estados Unidos, sólo para descubrir que se ganaba la vida llevando prostitutas a Nueva Jersey para tener relaciones sexuales con trabajadores agrícolas. Dijo que él la amenazó para obligarla a dedicarse al comercio sexual por dos años antes de que lo deportaran.
Según la denuncia, la red proporcionaba a sus víctimas condones y píldoras anticonceptivas, mientras las obligaba a acostarse con hasta 30 hombres al día.
Los hombres pagaban 30 dólares por pasar 15 minutos con las mujeres, pero por lo general ese dinero no era para ellas sino para los traficantes, quienes, de ser declarados culpables, enfrentarían una pena máxima de cadena perpetua.
La evidencia en este caso incluye escuchas telefónicas de clientes y proxenetas, se afirma en la denuncia.
—¿Qué chicas tienen? pregunta uno de los clientes.
—Tenemos de El Salvador y México, responde el presunto proxeneta.
—¿Qué tal se ven?
—Las dos se ven bien, dice el tratante, quien pide un pago de 70 dólares.
—¿Puedes hacerlo por 60?, regateó el cliente. (AP)
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