viernes, 9 de agosto de 2013

Estados Unidos y sus aliados en el punto de mira de Ayman al Zawahiri

Recientemente analizábamos el rebrote yihadista y el fuerte impulso que desde la dirección de Al Qaeda ha venido ejerciendo el egipcio Ayman Al Zawahiri con el objetivo de golpear al presidente estadounidense Barack Obama en su propio territorio así como a sus aliados -Unión Europea-, con el fin de acabar con la posición hegemónica occidental en contra del islam. Una estrategia que debía ser ejecutada por los nodos yihadistas con mayores probabilidades de éxito como: Al Qaeda al Yihad en la Península Arábiga (AQAP), extremadamente peligrosa al haber logrado enviar artefactos explosivos a EE UU burlando la seguridad aérea internacional y poniendo en jaque todos los sistemas de detección; Al Qaeda en el Emirato del Gran Kurasan (AQK), por atentar en territorio estadounidense después de haber engañado a los servicios de seguridad norteamericanos; y finalmente los nodos de Al Qaeda en el Magreb (AQIM) y Jabhat Al Nusra, por ser responsables de los ataques contra objetivos blandos acaecidos recientemente en Londres, París, y la posible preparación de atentados en España (células desarticuladas en nuestro país).
Sin embargo, Al Zawahiri no solo ha continuado su táctica de infundir temor a los mandatarios occidentales sino que, además, ha logrado converger y poner de acuerdo a diversos líderes fundamentalistas, potenciando el reclutamiento terrorista y la aparición de nuevos nodos afines como, por ejemplo, el del Grupo Salafía Yihadía en el Sinaí, e identificando vulnerabilidades para el señalamiento de futuros objetivos terroristas.
En cambio, debemos subrayar un aspecto realmente inquietante, y es que la principal obsesión de Ayman Al Zawahiri pasa por atacar embajadas y consulados estadounidenses y las de sus aliados. Pero la preparación de esas acciones terroristas requieren de muyahidines entrenados para acciones de martirio (shahid), y de una logística ciertamente importante, implicando un calendario de entre uno y dos años de preparación.
Último golpe yihadista a los servicios de inteligencia norteamericanos.
Controlar los métodos y contenidos de las comunicaciones así como relaciones mantenidas entre los diversos nodos yihadistas son una prioridad en la guerra contraterrorista. Actualmente, poder conocer con antelación suficiente cuáles son los objetivos terroristas perseguidos por AQAP ha requerido el desarrollo de una infraestructura técnica de implantación internacional (sistemas avanzados de vigilancia electrónica), operacional (programas UAV), además de la extrema dificultad para infiltrar dicha organización en la Península Arábiga y el nodo wahabí de Al Qaeda en Somalia 'Al Shabaab Al Muyahidin'. De ahí la importancia que supone desarrollar inteligencia anticipatoria en escenarios enormemente complejos y de crisis continua que permita la posibilidad de poder evitar atentados de impacto precisamente en lugares fuera de esos escenarios.
Siendo conscientes de la efectividad de la estrategia desarrollada por la CIA en la región -incluyendo el cuerno de África-, el pasado día 13 julio, los muyahidines de Al Qaeda en Somalia se responsabilizaban del ataque suicida perpetrado el día anterior contra un convoy de vehículos en el que resultaban gravemente heridos tres oficiales de inteligencia y el máximo responsable de la agencia estadounidense en toda la región, además del fallecimiento de un comandante de las fuerzas de seguridad somalíes. Sin duda alguna, la acción de martirio tendrá consecuencias nada desdeñables además de un fuerte impacto sobre la línea de flotación de la estrategia contraterrorista.
Final del Ramadán
La experiencia dice y la cruda realidad pone de manifiesto que el periodo de ayuno obligatorio musulmán es aprovechado por los líderes de Al Qaeda para programar ataques terroristas de relativa importancia. Pero a tenor de la abundante documentación yihadista difundida que hemos podido analizar durante las últimas semanas no se vislumbra a corto plazo un escenario de ataques terroristas que pudiéramos considerar de impacto o extrema gravedad para la seguridad interior o exterior de España.
El periodo de Ramadán concluido recientemente -jueves 8 de agosto-, aunque pudiera preverse una cadena de atentados terroristas en territorios musulmanes en conflicto como Siria, Afganistán, Iraq, Malí e incluso Paquistán, no hace presagiar una situación de amenaza inminente y grave similar a los ataques perpetrados de 11-S ó 11-M en nuestro país, a tenor de la situación de alerta máxima establecida por el Departamento de Estado estadounidense ante la posibilidad de sufrir ataques de Al Qaeda contra objetivos norteamericanos en el Masreq y el Magreb (ciudadanos, embajadas, consulados y tejido empresarial estadounidenses).
Prevenir antes que curar: desbaratar posibles ataques de impacto en fechas del 11-S
Los acontecimientos violentos sufridos el pasado año en las embajadas estadounidenses de Egipto, Yemen, Paquistán, Iraq y Afganistán, en días previos y posteriores al décimo primer aniversario de 11-S, además del ataque terrorista contra el consulado norteamericano en la localidad libia de Bengasi (que ocasionó la muerte del embajador), y el enorme desgaste político que generó ese ataque terrorista revindicado días después por AQAP no volverán a coger desprevenidos al gobierno de Barack Obama, quienes frente a cualquier posible amenaza creíble obtenida por sus servicios de inteligencia no han dudado en activar las señales de alarma. Más vale prevenir que curar, y la realidad es que EEUU continúa siendo el objetivo número uno de Al Qaeda, y muy especialmente para su actual líder Ayman Al Zawahiri.
Redefinir estrategias en la guerra contra Al Qaeda
Las recientes revelaciones del ex-agente de la comunidad de inteligencia estadounidense Edward Snowden, en cuanto a la difusión de información clasificada y enormemente sensible sobre la situación de determinados programas de inteligencia, y la explotación de métodos y sistemas electrónicos de obtención de información no han hecho más que mermar las capacidades empleadas en la guerra contra Al Qaeda. Hechos que deberían servir de ejemplo de lo que no puede volver a repetirse en cuanto a lucha contraterrorista en el plano internacional se refiere, y especialmente a la desarrollada a través de las nuevas tecnologías e Internet.
La externalización de servicios o la dependencia de empresas privadas de inteligencia no son la solución complementaria para ganar la batalla contra Al Qaeda, sino que es necesario potenciar el reclutamiento de expertos en yihadismo a la vez de patriotas.

Juan Carlos Estarellas y López

Tomado de  http://www.ateneadigital.es


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