El enviado especial de la ONU en Siria, Lakhdar Brahimi fue
contundente: EEUU y el Reino Unido todavía no han presentado a la ONU
pruebas del uso de armas químicas por parte del Gobierno sirio.
Por su parte, las autoridades rusas han expresado que es
inoportuno hablar sobre la reacción del Consejo de Seguridad de la ONU
sobre la situación en Siria hasta que los inspectores no presenten su
informe. De esta manera, se cae el argumento central que utilizan
Washington y las potencias imperiales para justificar un bombardeo y un
intervención militar en Siria.
Y para los expertos fuera de la estrategia y la propaganda del eje
EEUU-UE-Israel, el ataque químico que dejó más de 500 muertos y 3000
heridos, fue planificado por los operativos de la CIA y la inteligencia
británica e israelí , y ejecutado por los comandos mercenarios
“rebeldes” que operan en el terreno.
La maniobra, fue preparada minuciosamente por una campaña mediática a nivel internacional,
ejecutada sistemáticamente durante dos años, con denuncias constantes
(avalada por funcionarios de las potencias y representantes de los
“rebeldes”) que acusaban al gobierno de Bashar al Assad de acumular
armas químicas en sus arsenales con el objetivo de utilizarlas
masivamente contra la población siria.
El ataque perpetrado el 21 de agosto, actuó como detonante justificatorio a nivel internacional
de una intervención militar de EEUU y la OTAN para destruir la
capacidad operativa del ejército, sobre todo su potencial aéreo, y
destrabar el avance de los mercenarios internacionales que buscan controlar Siria dentro de un plan diseñado por EEUU y sus aliados.
La agresión con armas químicas se realizó en un momento que el
ejército venía propinando severas derrotas a las fuerzas mercenarias
financiadas y entrenadas por EEUU, las potencias europeas y los países
del Golfo con Arabia Saudita y Qatar a la cabeza.
La premura de EEUU, Gran Bretaña y Francia por lanzar el ataque aéreo
y naval contra Siria, obedece al objetivo de aprovechar el consenso internacional
antes de que las investigaciones de los inspectores de la ONU avancen y
se compruebe con certeza la falta de responsabilidad del gobierno sirio
en el ataque.
Para expertos rusos citados por la agencia Ria Novosti, la imputación
contra Al Assad carece de significado, dado que quiebra la lógica que
sostiene que quién va ganando la guerra por medios convencionales jamás
ejecuta acciones de crímenes colectivos que le quite sustento de apoyo
entre la población civil.
De esta manera, sostienen los expertos, en la lógica del
“beneficiario” de ese ataque masivo con armas químicas no se inscribe el
gobierno sirio, sino sus enemigos que lo utilizaron para desacreditarlo
ante la sociedad siria, y justificar la intervención armada de EEUU y
la OTAN para terminar de destruir la capacidad ofensiva militar y la
infraestructura del gobierno sirio.
EEUU siempre fabricó atentados para justificar ataques militares
La historia mundial ya conoce casos en los que EEUU ha declarado la
guerra apoyándose en pretextos dudosos o en provocaciones. A
continuación les recordamos los casos más destacados.
La explosión del acorazado Maine
El 25 de enero de 1898 el acorazado estadounidense de segunda clase
Maine entró en el puerto de La Habana sin haber avisado previamente de
su llegada, lo que era contrario a las prácticas diplomáticas y fue
calificado de maniobra intimidatoria y de provocación hacia España, que
se mantenía firme en su rechazo a la propuesta de compra realizada por
EEUU sobre Cuba y Puerto Rico.
El 15 de febrero el Maine saltó por los aires. De los 355
tripulantes, murieron 256. El resto sobrevivió, ya que a la hora de la
explosión gozaba de un baile en la ciudad dado en su honor por las
autoridades españolas. Desde el primer momento EEUU sostuvo que la
explosión había sido provocada por un artefacto externo y desataron una
amplia campaña mediática. Investigadores españoles, por su parte,
argumentaron que no podía tratarse de una mina, pues esta habría hecho
al barco saltar literalmente del agua y habría dejado peces muertos en
el puerto, algo que no había sucedido. Apelaron, además, al propio
carácter de los daños que había sufrido la nave.
Estudios actuales concluyen que se trató de un estallido interno.
Algunos apuntan a una explosión accidental provocada por el
calentamiento de los mamparos que la separaban de la carbonera contigua,
que en esos momentos estaba ardiendo. En 1975, el Almirante de los
Estados Unidos Hyman G. Rickover, llevó a cabo una extensa investigación
que concluyó que “una fuente interna fue la causa de la explosión del
Maine”. El caso sirvió de pretexto oficial para la guerra
hispano-estadounidense, que llevó a la futura independencia formal de
Cuba e hizo a España ceder Filipinas, Puerto Rico y Guam a EEUU.
El incidente del golfo de Tonkín
El 31 de julio de 1964 se inició la primera etapa de una patrulla de
rutina en el golfo de Tonkín. El 2 de agosto, el crucero estadounidense
Maddox fue interceptado por tres lanchas patrulleras de Vietnam del
Norte. Según una de las versiones, la nave estadounidense había
penetrado en las aguas territoriales vietnamitas. Cuando las lanchas se
acercaron, Maddox les disparó tres salvas de advertencia, los barcos
respondieron con torpedos y se produjo un intercambio de fuego con la
participación de cuatro aviones de EEUU. Los norvietnamitas se
retiraron, cuatro de ellos murieron, mientras que ningún estadounidense
resultó herido.
El 4 de agosto Maddox acompañado por un destructor realizaba otra
patrulla, cuando radar, sonar y radio empezaron a dar informes
electrónicos y visuales sobre otro ataque de la Marina de Vietnam del
Norte. Durante dos horas los barcos dispararon contra objetivos de radar
maniobrando con fuerza. Por la madrugada el capitán de Maddox envió un
cable a Washington diciendo que por lo visto no había embarcaciones
vietnamitas en la zona y atribuyó las señales electrónicas a la mar
gruesa. Posteriormente, numerosos testimonios apoyaron la versión de que
el ataque del 4 de agosto no existió. Sin embargo, en respuesta a las
supuestas ‘agresiones’, el presidente Lyndon B. Johnson convocó el 7 de
agosto al Congreso y recibió su autorización para emprender la Guerra de
Vietnam, que arruinará la economía de EEUU y dejará un saldo de 47.378
estadounidenses caídos en combate, 10.799 fallecidos a causa de heridas,
unos 150.000 veteranos que se suicidaron posteriormente y más de dos
millones de vietnamitas civiles muertos.
Las operaciones Fuerza Deliberada y Fuerza Aliada
El 28 de agosto de 1995, durante la guerra de Bosnia (1992-1995),
cinco proyectiles de mortero dejaron un saldo de 37 muertos y 90 heridos
en el mercado de Markale de Sarajevo. A pesar de que las respectivas
investigaciones mostraron unos resultados muy diferentes sobre qué parte
del conflicto había podido lanzar los proyectiles, EEUU y los demás
miembros de la OTAN no vacilaron en atribuir el ataque al Ejército
serbobosnio y entre finales de agosto y mediados de septiembre de 1995
emprendieron la operación Fuerza Deliberada, la primera gran operación
de combate de la OTAN desde su creación en 1949, que consistió en una
serie de bombardeos sobre la República Srpska.
El 15 de enero de 1999 las fuerzas serbias de seguridad quitaron la
vida a 45 residentes de nacionalidad albanesa del pueblo kosovar de
Racak, argumentando que se trataba de paramilitares armados. La Agencia
de Información de EEUU publicó un informe de expertos europeos que
aseguraba que las víctimas eran civiles fusilados. Sin embargo, un grupo
de expertos bielorrusos y finlandeses testimonió que los muertos tenían
huellas de pólvora en las manos y que los cuerpos tenían balazos, pero
no su ropa, lo que les hizo concluir que a los cadáveres les cambiaron
de ropa para simular que eran civiles. El público general nunca tuvo
acceso a esta información.
La masacre de Račak sirvió de pretexto para que Washington y sus
aliados lanzaran un bombardeo de 78 días —entre marzo y junio de 1999—
contra la entonces Yugoslavia. La llamada ‘Operación Fuerza Aliada’ se
cobró la vida de 528 civiles, 88 niños entre ellos, y dejó el país
semidestruido y contaminado con la radiación proveniente de armamento
con uranio empobrecido usado por la OTAN.
Una entrevista y un modelo de ántrax falsificados
En 1990, durante la guerra del golfo Pérsico, una chica llamada
Nariyah contó que en un hospital kuwaití soldados iraquíes agarraron las
incubadoras y dejaron a los niños muriendo en el suelo frío. Sus
palabras fueron transmitidas por las principales cadenas de EEUU y
vistas por al menos 35 millones de estadounidenses.
Siete senadores la citaron para apoyar el uso de la fuerza contra
Irak. El entonces presidente George Bush mencionó esta historia al menos
10 veces durante las siguientes semanas. La niña era la hija del
embajador kuwaití en EEUU.
La primera Guerra del Golfo dejó 2.278 bajas civiles en Irak y
provocó una catástrofe ecológica sin precedentes: el Golfo resultó
contaminado por unos 8 millones de barriles de petróleo, mientras que el
desierto se quedó con unos 320 lagos de petróleo que tardaron una
década en ‘secarse’.
En la reunión del 5 de febrero de 2003 del Consejo de Seguridad de la
ONU, el secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, se presentó con un
bote de polvo blanco, asegurando que era ántrax con el que Saddam
Hussein estaba amenazando a la seguridad del mundo, y mostró otras
pruebas de que Irak producía armas de la destrucción masiva.
En 2004 admitió que una gran parte de las pruebas que justificaron la
injerencia militar occidental en Irak no eran precisas. Ninguno de los
informes de la inteligencia estadounidense que aseguraba que Hussein no
disponía de armas de destrucción masiva se hizo público. La guerra de
Irak dejó, según las fuentes, entre cientos de miles y 1,1 millones de
bajas civiles.
Manuel Freytas / IAR Noticias
Publicado por Librered
Tomado de http://www.kaosenlared.net
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