martes, 5 de noviembre de 2013

Atentado en Sarajevo: lucha por un lugar bajo el sol

Atentado en Sarajevo: lucha por un lugar bajo el sol

La Primera Guerra Mundial comenzó con un disparo en Sarajevo. En 1914, en esa ciudad del Imperio austrohúngaro, parte del cual era la provincia de Bosnia y Herzegovina, el estudiante Gavrilo Princip, de diecinueve años, asesinó al heredero del trono austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando de Habsburgo.

El atentado de Sarajevo tuvo una gran repercusión tanto en la prensa europea como en la rusa. Cuando sonaron los primeros acordes de la obertura de la Primera Guerra Mundial, los diarios Russkie Védomosti y Rússkoe Slovo de junio de aquel trágico abrieron sus páginas explicando la tragedia. El Russkie Védomosti apuntaba:

El hecho de que los asesinos fueron serbios ha hecho suponer que los verdaderos promotores eran partidarios de la idea de la Gran Serbia. El estallido de indignación contra los serbios envenenó no solo las nacionalidades dominantes del imperio dualista compuesto por alemanes y húngaros, sino también a serbios y croatas. Este agravamiento, a primera vista extraño, de las relaciones entre serbios y croatas, tiene su explicación en el antagonismo que hace mucho tiempo surgió entre ellos por motivos religiosos, mientras que en ese período se recrudeció la discordia ideológica y se intensificaron las tareas políticas de los eslavos del sur.

¿Cuál era el quid de la cuestión? El periodista del Russkie Védomosti lo explica así:

La adhesión oficial de Bosnia y Herzegovina asestó un duro golpe a las únicas esperanzas de la población serbia de esas regiones de lograr una alianza política con los compatriotas en Serbia y Montenegro. La autonomía oficial concedida a Bosnia y Herzegovina no pudo recompensar siquiera en un mínimo grado a los serbios por ese golpe, dado que, sin hablar ya de la modesta autonomía concedida a la región, el nuevo sistema no garantizaba a la población ortodoxa serbia, mayoritariamente campesina, el correspondiente significado. Entre los serbios, que siempre mostraban sus simpatías por el Reino de Serbia, tras las triunfales guerras balcánicas de 1912-1913, empezó a difundirse intensamente la propaganda de la unificación de los eslavos del sur bajo el cetro de la dinastía de los Karageorgevic.

Por su parte, el Rússkoe Slovo señalaba:

Tras la crisis de 1908 y la guerra balcánica la juventud serbia se mostraba muy hostil hacia el archiduque Francisco Fernando. Veían en él a un partidario celoso del catolicismo y de la autónoma Croacia en contrapeso a las ambiciones serbias de cuajar una Gran Serbia.

El Rússkoe Slovo analizaba asimismo la escisión nacional en el seno de la población eslava:

La idea de una Gran Serbia no tuvo aceptación entre los croatas que simpatizaban mucho más con la idea de la Triple Entente. El propio archiduque era definido como partidario de la idea del trialismo. Su esencia consistía en el afán de convertir el imperio dualista de los Habsburgo en una unión de Estados con los mismos derechos: Austria, Hungría y el Reino de Yugoslavia. Los seguidores de la idea del trialismo no desean la creación en Austro-Hungría de un Estado federativo, solo quieren que se reconozca al tercer Estado eslavo como miembro de pleno derecho de la Unión austrohúngara. En el seno de este Estado sueñan con incluir a Croacia, Dalmacia y Bosnia y Herzegovina. La idea del trialismo surgió hace mucho tiempo, aún durante la ocupación de Bosnia y Herzegovina por Austria-Hungría.

Sus partidarios veían en esa provincia el núcleo del futuro Estado eslavo, llamado a ingresar en la Unión austrohúngara. Tras el Congreso de Berlín de 1878 en Croacia, se plantea la cuestión de la creación del Reino de la Gran Croacia independiente de Hungría. Incluso la Dieta (Asamblea política y legislativa) de Croacia votó por una solicitud al emperador, en la que pedía la adhesión de Bosnia y Herzegovina a Dalmacia. Entonces la Dieta también solicitó la adhesión a Croacia de la Gran Frontera, que era una provincia poblada por croatas. Esta petición fue cumplida. Pero esto no podía reportar el resultado deseado, dado que Hungría con toda razón veía en el movimiento de la Gran Croacia un peligro para su influencia política y la imposibilidad de reunir bajo el centro de los Habsburgo a todos los eslavos del sur.

Todo esto podía hacer detonar la situación en la región. Los periódicos rusos aclararon a los lectores el posible desarrollo de los hechos. Por ejemplo, Rússkoe Slovo destacó:

Los defensores de la activa política internacional del imperio dualista contemplaban en el trialismo la posibilidad de atraer a los eslavos hacia Austria-Hungría, ofreciéndoles la plenitud de los derechos políticos, lo que acrecentaría notablemente el peso político del Imperio austrohúngaro ante los ojos de Europa. Entre los partidarios del trialismo estaba el difunto Francisco Fernando. Con su muerte se dio un duro golpe a los seguidores del trialismo. En ello reside el enigma del enfurecimiento de los trialistas contra los serbios como portadores de una idea opuesta: la desintegración de Austro-Hungría y la creación de la Gran Serbia.

La Voz de Rusia seguirá informando acerca de lo que escribía sobre el atentado en Sarajevo no solo la prensa rusa, sino también la de otros países.

 
Milena Tsmilianic

La Voz de Rusia

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