“Abajo la dictadura”, “Abajo
Machado”, “Abajo Batista”, “Abajo los asesinos”, muchos “Abajo” son los que me
contaron mis abuelos y muchos los que leí en los libros de historia de Cuba.
Carteles que amanecían en los alrededores de la Universidad, en los muros o
paredes espaciosas, en los rincones oscuros, en ocasiones acompañados de un
cuerpo inerte asesinado por un esbirro o un carro policía a puro estilo
gangsteril.
Sin embargo pasaban los años 80 y
mi cuerpo crecía sin que pudiera yo ver con mis propios ojos algún ejemplo real
de las historias contadas o leídas, no habían “Abajo” en paredes, muros o
calles de mi barrio, mucho menos un joven asesinado o un policía metralleta en
mano.
Fue de este modo curioso que
siendo un adolescente con muchas lagunas todavía para considerarme portador de
una definición política, empecé a notar que Cuba no podía ser una dictadura
aunque se repitiera un mismo líder o presidente. Desconocía sobre nuestras
elecciones, las escuchaba mencionar pero no las entendía.
Pensé entonces que podía tratarse
de un presidente a la fuerza, cual era poco probable pues sería el único caso
en perdurar tantos años… No pudieron hacerlo asesinos nombrados como Hitler,
Mussolini, Franco, Pinochet, Somoza (estos dos últimos aliados económica y políticamente
de los EE.UU), entre otros… ¿o sería acaso que el pueblo de Cuba era un pueblo
cobarde, de esos que se dejan mal gobernar o reprimir?
Una simple lógica sobre la
historia de mi país me enseñó lo contrario. El cubano siempre ha sido un pueblo
rebelde y corajudo. ¿A Machete contra un ejército español armado, uniformado,
atrincherado y rodilla en tierra con armas de fuego? es solo una actitud de
hombres dementes o de hombres valientes y decididos. Aquellos mambises eran sin
duda hombres del segundo tipo… y a machete limpio enviaron a los españoles
de retorno.
Después vino el robo y la
república neocolonial. ¿Y que hizo el pueblo cubano? pues a tiros, protestas y
coraje patearon en 1933 al asesino Gerardo Machado, alias el “Asno con Garras”,
según Villena.
La historia continuó, los
embajadores yanquis, los presidentes serviles y corruptos se pusieron de moda y
la figura del más grande de los dictadores cubanos, Fulgencio Batista,
incursionó repetidas veces en nuestra vida política, hasta que en 1952 su golpe
de estado y la represión que le siguió instauraron años de terror en las calles
cubanas. ¿Y que hizo el pueblo cubano? En clandestinidad, con coraje, entrega y
muchas vidas de valerosos jóvenes siguieron al abogado Fidel Castro, que les
mostró como derrotar no solo al ejército más poderoso de América Latina y sus
esbirros, sino a un gobierno que funcionaba como un protectorado yanqui.
Llega el año 1959, Fidel y los
Rebeldes toman el poder. Nace la Revolución cubana. ¿Y que hizo el pueblo
cubano? Derrotar en 48 horas una invasión mercenaria, apoyar por mayoría
abrumadora la constitución de 1976, acompañar a su líder en lucha abierta a las
agresiones del todopoderoso imperio, pelear, resistir, trabajar… eso hizo ese
pueblo… La conclusión era sencilla, “Fidel aprieta…” y todas aquellas
contagiosas consignas salían del corazón de un pueblo, un pueblo que amo y
consagró su vida a la de un líder intachable. En Cuba había Fidel por que Cuba
quería a Fidel.
Pasaron los 80 y vi ese mismo
pueblo acompañarle en resistencia tenaz y sin precedentes frente a un
recrudecimiento oportunista del bloqueo gringo cuando la isla perdía el 85% de
su comercio exterior y todo apoyo político con la desaparición de la URSS, le
vi sobreponerse a esa etapa y avanzar en una odisea increíble… le vi con mis
propios ojos pero también lo viví con mi propio sacrificio… ya para entonces mi
mente tomaba partido: ser fidelista y antimperialista era una decisión.
Hoy veo ese mismo pueblo en un
proceso de actualización y cambios que haga más eficiente el Socialismo cubano,
se sigue amando al eterno lider, al mismo tiempo que se repudian o ignoran a
los que con ansias de protagonismo (entiéndase de dólares o euros) han
preferido mentir y hacer de ello un modo de vida… se acabaron los “Abajo” es algo
que no acaban o no les dejan entender… para mi queda claro: “pa´lo que sea
Fidel”.
Por Ramón Bernal Godoy.
Miradas/Nicaragua Socialista
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