domingo, 10 de noviembre de 2013

El espionaje continuará pese a Snowden

Edward Snowden
Aunque las escuchas sean prohibidas, los servicios de espionaje encontrarán la manera de burlar las prohibiciones.

La información filtrada por el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA), Edward Snowden, sobre las escuchas de las conversaciones telefónicas de la canciller alemana, Ángela Merkel, por los servicios secretos estadounidenses, es la gota que colmó la paciencia de la comunidad internacional.

Aunque Snowden no logró poner fin al espionaje, al menos obligó a los servicios secretos a cambiar de actitud. A las agencias de inteligencia de EEUU les ha sido prohibido espiar las comunicaciones en la sede de Naciones Unidas.

Con este motivo viene a la mente el viejo chiste de un empleado a quién le redujeron el salario y su hija le pregunta: “Papa, ¿vas a tomar menos alcohol?”.

“No, hija mía, tú vas a comer menos”, le respondió.

Lo mismo ocurre con las escuchas. Es difícil predecir si se reducirá el salario a algún empleado de la NSA a causa de las filtraciones de Snowden y las respectivas instrucciones del presidente estadounidense, Barack Obama. Pero está claro que los servicios secretos de EEUU no reducirán su actividad de espionaje a largo plazo. Y es que cada cual hace lo que le corresponde, una víbora muerde porque es una víbora y los servicios secretos espían y escuchan conversaciones porque su trabajo consiste en hacer lo que para otros está prohibido.

Ilegales e inevitables

Todos los políticos de todos los países del mundo lo saben perfectamente y consideran que las escuchas ilegales son inevitables. Así describe el exministro británico de Exteriores, Jack Straw, su visita a Israel en 2001: “El concepto de conversación privada no existe en Israel, salvo cuando uno habla al aire libre con un fuerte ruido de fondo o en una habitación especial protegida contra escuchas. Todo lo demás, incluidos los automóviles, se espía. Por eso Sherard [Cowper-Coles, el entonces embajador de Gran Bretaña en Israel] y yo sostuvimos una rápida conversación en la pista de despegue y aterrizaje del aeródromo. En el coche concedido por el Gobierno israelí, hablábamos con más cautela”.

Estas eran las medidas de precaución aplicadas por el ministro británico en 2001. En aquel momento, Snowden acababa de cumplir 18 años y no podía imaginar que se convertiría en un famoso filtrador de  información confidencial. Pero Jack Straw –un clásico representante de la élite diplomática de Occidente- ya se comportaba como si Snowden hubiera revelado de antemano todos los secretos.

¿Ha denunciado Snowden algo nuevo?

En el libro de memorias del famoso cabildero estadounidense Robert Winter-Berger, publicado en EEUU en 1972, el autor describe cómo conoció al entonces líder del Partido Republicano en la Cámara de Representantes del Congreso de EEUU, Gerald Ford, posteriormente, presidente del país. “Creo que podríamos trabajar juntos”, le dijo Ford. “Pero si cometes un error, nuestras relaciones se darán por terminadas, independientemente de lo buenas que sean. Diré a todos que no te conozco”, sentenció.

Al final, así fue. Tras una larga y exitosa carrera conspirando en la sombra, Robert Winter-Berger cometió un error y sus dudosas actividades salieron a la luz. Y no sólo Gerald Ford sino también muchos otros amigos de Winter-Berger empezaron a declarar que no le conocían o nada sabían de sus intrigas.

Los agentes de los servicios secretos -y no sólo ellos- cumplen una regla obligatoria: se puede hacer casi de todo siempre que no te pillen.

Snowden sorprendió a los servicios secretos estadounidenses con las manos en la masa. Es casi seguro que Ángela Merkel se suponía que su teléfono celular podía ser espiado. La canciller nació en Alemania Oriental, donde se escuchaba todo. Pero no es lo mismo suponer que tener pruebas de algo que además ya saltó a los titulares de la prensa. En una situación así es ya imposible hacer la vista gorda, por lo cual Alemania se ve obligada a estar sorprendida y ofendida, igual que los Estados Unidos fingen estar arrepentidos.

¿Qué efecto tendrán las restricciones delas escuchas aprobadas en EEUU?

Al principio, se cumplirán a rajatabla. Luego, con el paso del tiempo, las filtraciones de Snowden pasarán al olvido ´hasta que una nueva denuncia vuelva a irritar a la comunidad internacional.

Las restricciones se irán relegando a segundo plano y siempre se encontrará la forma de esquivarlas. Por ejemplo, está prohibido interceptar las conversaciones de un parlamentario, pero nada se dice sobre el teléfono de la persona con quién habla este diputado o senador. Y al pinchar su teléfono se podría escuchar al diputado o senador sin  violar las normas.

Mientras los agentes de los servicios secretos tengan imaginación,  personas como Snowden no serán más que quijotes luchando contra molinos de viento. Pero también es cierto que un mundo sin quijotes sería aburrido.

Mijaíl Rostovski, RIA Novosti

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