domingo, 3 de noviembre de 2013

Latinoamérica inicia lucha contra el dominio cibernético

Vicky Peláez
Grande es el imperio que desafiamos, pero más grande que ese imperio es nuestro derecho a la libertad y la soberanía (Pedro Albizu Campos, 1891-1965)

Ha pasado ya bastante tiempo cuando uno de los más “iluminados” globalizadores, David Rockefeller declaró que “Todo lo que necesitamos es una gran crisis y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial”. Y llegó el momento cuando los Estados Unidos y la Unión Europea, creadores del caos, cayeron en los tentáculos de una severa crisis económica de los cuales hasta ahora no han podido liberarse. Sin embargo, no han desistido del propósito de apoderarse de los recursos naturales del planeta. En este contexto América Latina sigue siendo uno de los anhelos más deseados de los globalizadores. La existencia de 75 bases militares de los Estados Unidos y de algunos miembros de la OTAN en el continente confirma esta afirmación con creces.

La Primera Conferencia sobre Estudios Estratégicos organizada por el Centro de Investigación de Política Internacional (CIPI) del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de Cuba, recientemente celebrada en La Habana, centró los debates en buscar soluciones a los desafíos de Latinoamérica en el nuevo contexto del poder global y regional. Los representantes de 35 universidades de 27 países latinoamericanos y diez centros de estudios especializados, escritores y educadores discutieron durante tres días distintos aspectos de la coyuntura geopolítica internacional y el papel que en la misma juegan los países latinoamericanos y los del Caribe.

Ya se sabe sobre la transición que está experimentando el planeta, marchando de un mundo unipolar, surgido después de la disolución de la Unión Soviética, hacia el multipolar o como lo solía llamar Hugo Chávez, “pluripolar”. En esta nueva formación EE.UU. se ha visto obligado a tomar seriamente en consideración a Rusia y China como lo demostraron los recientes reacomodamientos en Siria. También está en crecimiento la voz política de América Latina que supo paliar la crisis económica mundial, esto, porque en mayoría se distanció de alguna manera  de la política económica neoliberal, lo que les permitió reforzar el rol del Estado en combinación con el accionar político para proteger los intereses nacionales y regionales.

El tema del espionaje cibernético, según el politólogo y sociólogo argentino, Atilio Borón, representa una encubierta agresión informática. Este estudioso dijo que estas condiciones, “cuando Google, Yahoo, Skype, Facebook y otras grandes compañías del mundo de internet reconocieron públicamente que transferían sus archivos a los mecanismos de seguridad de Estados Unidos, todos estos programas deberían haber sido eliminados inmediatamente de los organismos gubernamentales de la región y reemplazados, en la medida en que ello fuera posible, por sucedáneos de software libre”. Sin embargo, en la práctica es un proceso bien complicado como lo demuestra el ejemplo de la petrolera venezolana PDVSA. Ya en 2004 Hugo Chávez ordenó el uso de software libre en este gigante petrolero. Sin embargo, hasta ahora todo el control informático pasa por una compañía alemana que manda desde Alemania instrucciones en caso de desperfectos y problemas. Por otro lado, recién para el 2014 Argentina, Brasil y Venezuela crearán su propio portal de Internet, un directorio web y una serie de servicios, incluyendo su correo electrónico.

Mientras tanto, tendrán que estudiar con más detenimiento el mapa secreto del poder mundial que ha creado el “Gran Patrón” para tener acceso a la información clave del funcionamiento de cada uno de los 194 estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta capacidad de controlar los datos vitales de cada Estado no hubiera sido posible sin la existencia, en términos de Atilio Borón, de gobiernos “que han asumido como su misión convertirse en los “caballos de Troya” del imperio, emanadas desde Washington”. En Sudamérica, así es la situación de Colombia, Perú y Chile, con la muy probable adición a esta lista del gobierno de Paraguay”. En lo referente a toda América Latina habrá que incluir en esta lista a México que ha elegido el camino de un aliado incondicional de Norteamérica.

Los países que tratan de oponerse realmente al poder mundial son Bolivia, Ecuador y Venezuela pero su capacidad de resistencia es todavía bastante limitada, debido al dominio de los Estados Unidos y su injerencia durante casi dos siglos en las fuerzas armadas de estos países y en especial en sus servicios de inteligencia y en las fuerzas especiales. Ecuador, Bolivia y Venezuela, a pesar de su retórica antiimperialista siguen enviando a sus militares, policías y oficiales de inteligencia a los cursos de adiestramiento diseñados y dirigidos por los instructores norteamericanos, colombianos o chilenos.

Para el politólogo Borón, hay otro grupo de países sudamericanos que no tienen proyectos nacionales claramente definidos lo que los obliga a oscilar en su geopolítica entre el populismo y neoliberalismo. Son Argentina, Brasil y Uruguay, cuya actitud está dañando seriamente no sólo la unidad del Mercosur sino todo el proceso de integración en América Latina considerada como la única posibilidad de salir del subdesarrollo y evitar que Latinoamérica no retorne a ser el “Patio Trasero” de los Estados Unidos y así salir de la red secreta del poder mundial.

Hace mucho tiempo uno de los más brillantes estudiosos británicos, ya fallecido, Eric Hobsbaum señaló que “El mundo más conveniente para los gigantes multinacionales es un mundo poblado por Estados enanos o sin ningún Estado”. La política del “caos programado” de los globalizadores está orientada precisamente a la creación de este tipo de Estados y lo vemos tanto en Libia, ya dividida en tres regiones “sin ningún Estado” o en Iraq y Afganistán donde el Estado prácticamente no existe. En América Latina la estrategia de “divide y reina” sigue dando sus resultados. Actualmente Colombia, México, Chile y Perú formaron la Alianza del Pacífico promovida por los globalizadores para debilitar el Mercosur. A la vez, estos mismos países están en la lista de los 12 Estados que muy pronto formarán el pacto denominado Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) que afectará una zona que representa casi el 40 por ciento de la economía mundial. Todos estos acuerdos son dañinos para el proceso de integración y cooperación en Latinoamérica y están diseñados precisamente para no permitirlo.

Por algo, solamente en los Estados Unidos existen cerca de 300 centros de investigación y propagación de ideas (Think Tanks) dedicados al estudio y análisis de América Latina. Su propósito principal es no permitir que el continente salga de la esfera de influencia de Washington debido a sus abundantes recursos naturales. No hay que olvidar que la mitad de las guerras interestatales desde 1973 han estado vinculadas a los recursos energéticos y en especial al petróleo y Norteamérica usa el 20 por ciento del consumo global del oro negro, más que China, Japón y Rusia juntos. Por algo, el exjefe de la CIA considerado como uno de los mejores especialistas en contrainteligencia, David Petraeus recibió este mes la beca del Centro Belfer para la “Ciencia y Asuntos Internacionales” de la Universidad de Harvard. Precisamente este centro formula recomendaciones y diseña la estrategia energética para el gobierno de Washington. Se dice que Petraeus será en realidad un “curador” y un “guardián” de los recursos energéticos del planeta.

Teniendo en cuenta que el consumo energético se incrementaría en el futuro próximo en 50 o 60 por ciento, América Latina con los reservorios más grandes del mundo del oro negro y gas se convertiría en una pieza clave para la supervivencia no solamente de Norteamérica sino de la Unión Europea también. Según las conclusiones de la Primera Conferencia de Estudios Estratégicos, Latinoamérica debe “repensar el mundo actual en crisis y transformación” para no sólo resguardar con eficacia su riqueza natural sino formar una estrategia regional concertada. Como decía José Martí: “Buscamos la solidaridad no como un fin sino como un medio encaminado a lograr que nuestra América cumpla su misión universal”.

Columna semanal por Vicky Peláez
Ria Novosti

No hay comentarios:

Publicar un comentario