Hay indicios de una grieta cada vez más profunda entre Estados Unidos
y su aliado Israel. El motivo no es sólo la oposición del gobierno
israelí a un acuerdo sobre el plan iraní tal como se discute en Ginebra,
sino incluso al diálogo con los palestinos.
El viernes, el
premier Benjamín Netanyahu tuvo un duro enfrentamiento con el secretario
de Estado, John Kerry. El líder israelí llegó al encuentro en el
aeropuerto Ben Gurion muy molesto por una extensa entrevista que el
canciller de Obama dio al canal 2 de la TV local. Hablando a Israel por
encima de sus líderes, Kerry aseguró que la aparente tranquilidad actual
en Cisjordania no perdurará si fracasan las tratativas bilaterales y
cuestionó la seriedad de la disposición al diálogo de los israelíes.
A
esta aparición televisiva de Kerry se sumó la sorpresa israelí por la
disposición de la Casa Blanca de atenuar parte de las sanciones contra
Irán. “El mejor negocio del siglo para los iraníes”, fue como catalogó
Netanyahu el arreglo que se plantea con Irán.
En su duro cruce con Kerry, el premier le hizo saber que su gobierno no se ve comprometido o limitado por este “mal acuerdo”.
Con
sus palabras, Netanyahu insinuó que Israel mantiene abierta la opción
militar, agregando que su declaración representa también la posición de
otros líderes en la región, ya sea que la expresen oficial o
extraoficialmente. Esto, a su vez, es una insinuación sobre lo que
piensan gobiernos como el de Arabia Saudita, que presiona a Francia para
endurecer las posiciones frente a Teherán.
Shlomo Slutzky. TEL AVIV
Tomado de http://www.clarin.com
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