Es cierto, diciembre les sabe amargo a los cubanos. No
había triunfado aún su Revolución y ya un terrorismo cruel y despiadado,
amamantado por el intolerante vecino del Norte, se hizo sentir en los más
humildes hogares de la Isla. No les importaron
el costo en vidas ni los daños materiales. No les detuvieron el llanto
provocado ni el dolor infligido a las familias. Tampoco aplacó el odio del
mercenario el terrible desamparo provocado en los huérfanos. La cuestión
esencial para los promotores del terror fue
destruir los sueños emergentes en la gente cubana, cansada de tanto
tiempo de exclusión y olvido.
Cada día, cada mes y cada año, haciendo gala de una
indoblegable resistencia, el cubano se plantó frente al golpe artero y
criminal. Supo entonces que cada diciembre podría ser no sólo la culminación de
un año dejado atrás, un instante de recuentos, sino también reto para él mismo,
un riesgo para vivir y seguir amando. Supo además en dónde estaba su enemigo y
lo enfrentó sin odios, con la vergüenza por escudo y con el amor eterno a sus
muertos, como si el motivo supremo de vivir fuera amasar las bellas utopías de
poder alcanzar un mundo nuevo y hacerlo tangible y cercano.
Así, de esta manera épica y dolorosa, sobrevino cada
diciembre. Lo saben bien las víctimas de los atentados a cines, tiendas y
centros escolares durante los primeros años de la Revolución, quienes aún
albergan en sus cuerpos y mentes las
secuelas de tanta barbarie y sadismo. Baste enumerar algunos actos terroristas
cometidos en diciembre para caracterizar el desenfrenado accionar del
terrorismo contra los cubanos. No importaron, pues, ni la edad ni el sexo a la
hora de seleccionar a las víctimas. No se tuvo en cuenta tampoco el daño que se
provocaría. Una vez más el terrorismo, magnificado en toda su irracionalidad,
se puso de manifiesto.
● (10/12/1961)
Estallaron artefactos explosivos en el
antiguo cine “Rex” de Jovellanos y en la
escuela de maestros Primarios de la ciudad de Matanzas.
● (26/12/1961)
Fue colocada una bomba en la cafetería de la tienda por departamentos “Flogar”,
ubicada en la Habana, provocando heridas a quince personas, entre las que se
encontraban varios niños como Juan René Romagoza (13 años), su hermana Marta
Romagoza (15 años de edad), Marta Borroto (14) y Olga de Cárdenas (5).
●
(29/12/1961) Estalló una bomba de
alto poder en el cine “Cándido”, en Marianao, Ciudad de la Habana, provocando
heridas en a seis jóvenes y un niño.
●
(31/12/1961) Se realizó un
sabotaje con petacas incendiarias en la tienda “La Época”, en Ciudad de la
Habana, provocando heridas y quemaduras a 34 personas. Ese mismo día otra bomba
estalló en una calle del barrio de Miramar provocando graves heridas a cuatro
miembros de una familia cubana, entre las que se encontraba José Antonio Díaz
(7 meses de edad) y a su hermano Omar (3 años).
¿Habrán tenido acaso
las familias de las víctimas una Navidad llena de alegría y un año nuevo
digno de recordar? ¿Les resultará cada diciembre, a partir de ese momento, un
mes esperado con agrado? ¿Habrán desaparecido alguna vez las secuelas de este
bárbaro atentado en las mentes de esos niños y jóvenes convertidos en inocentes
objetivos del terrorismo de la CIA y de la mafia de Miami?
Los años
posteriores fueron iguales. Así ha sucedido durante cuatro décadas y lo prueban
los siguientes hechos:
● (20/12/1961) Fueron incendiadas dos escuelas rurales en
Las Villas, elevando a 85 los centros escolares saboteados en esa provincia.
●
(18/12/1962) Fue herido un
estudiante por disparos efectuados por una banda terrorista contra un tren de
pasajeros, el número 42, encargado de cubrir la ruta Trinidad-Santa Clara.
● (23/12/1963)
Asesinados cuatro jóvenes marineros en un atentado organizado por la Agencia
Central de Inteligencia de los Estados Unidos en la dársena de Siguanea,
antigua Isla de Pinos.
● (Diciembre de
1971) Fueron colocadas sendas bombas en las oficinas de correos de Elizabeht y
Newark, en Nueva Jersey, Estados Unidos,
por miembros de la organización terrorista Poder Cubano.
● (Diciembre de
1972) Bomba en el Consulado cubano en Ciudad
México; así como tres bombas colocadas
en oficinas de “Va Cuba Fancardinco”, agencia de viajes “Calipso” y “Michael´s
Forwarding Co., por parte del Gobierno Secreto Cubano. Todos estos actos se
realizaron en territorio norteamericano.
● (Diciembre de
1974) Bomba en la embajada cubana en Quito, Ecuador; bomba contra la nave de
bandera soviética “Máximo Gorki” en San Juan, Puerto Rico, por parte de la
organización terrorista Ejército de Liberación Anticomunista; atentado contra
informante de origen cubano del FBI en las calles de Miami y posterior ataque
contra las oficinas de esa agencia federal en Miami, por parte de miembros del
Frente de Liberación Nacional de Cuba, organización terrorista radicada en esa
ciudad floridana.
● (Diciembre de
1975) Colocación de una bomba en las
oficinas del FBI en Miami; así como intento de asesinar al embajador cubano
ante la ONU mediante un artefacto explosivo.
● (Diciembre de
1977) Colocación de bombas en varias agencias de viajes a Cuba en Miami y Nueva
Jersey por parte de miembros de la organización terrorista Omega-7, así como
contra intereses venezolanos en Estados Unidos y Puerto Rico como represalia
por la captura de los terroristas Orlando Bosch y Luis Posada Carriles,
participantes en la voladura del avión cubano en Barbados. Cuatro
organizaciones terroristas de origen cubano conocidas como Omega-7, Triana.
Cóndor y CPLB, participaron en estos hechos.
● Diciembre de
1978 y 1979) Fue herido en un atentado
un diplomático cubano acreditado en Colombia; atentado en el Lincoln Center, en
Nueva York, mientras se llevaba a cabo un espectáculo cultural en el que
participaba la famosa orquesta cubana “Aragón”. (1979) Omega-7 intentó atentar
contra aviones cubanos en los aeropuertos de Nueva York y Nueva Jersey. En este
mismo mes se colocaron dos bombas en Nueva York: una ante la Misión cubana ante
la ONU y ante la Misión Soviética. Como resultado de estos hechos fueron
heridos dos policías norteamericanos.
● (29/12/1991) Se
produce una infiltración terrorista de tres elementos pertenecientes a la
organización contrarrevolucionaria radicada en Miami conocida como “Comandos
L”. Eduardo Díaz Betancourt, Daniel Santovenia y Pedro de la Caridad Álvarez
tenían como misión llevar a cabo atentados terroristas en territorio cubano.
Todos fueron entrenados en un campamento situado en la calle 168, perteneciente
al PUND, otra organización terrorista de corte violento, en el que
habitualmente se entrenan cerca de 60 personas para ser enviadas a Cuba con
fines terroristas.
● (Diciembre de
1992) Se lleva a cabo la infiltración de tres terroristas pertenecientes a la
organización contrarrevolucionaria Alpha 66, radicada en Miami. Manuel Díaz
Cabrera, Ángel Donato Martínez y Carlos Díaz tenían como objetivo realizar
atentados con explosivos contra objetivos económicos y políticos radicados en
territorio nacional cubano.
Mientras uno redacta este breve recuento de acciones
terroristas contra Cuba, muchas de las cuales se llevaron a cabo en territorio
norteamericano, afectando intereses norteamericanos y poniendo en peligro la
vida de ciudadanos norteamericanos, no puede menos que preguntarse:
¿Por qué las administraciones norteamericanas y sus
agencias no han combatido con la misma pretendida firmeza con que combaten a Al
Qaeda y a otros grupos terroristas, a las organizaciones contrarrevolucionarias
cubanas radicadas en su territorio?
¿Por qué la gran prensa norteamericana ha silenciado el
carácter terrorista de la guerra sistemática que han llevado a cabo dichas
organizaciones contra territorio cubano durante estas cuatro décadas? ¿Por qué
el Washington Post y el Nueva York Times nunca colocaron en sus páginas
referencias sobre los niños y jóvenes heridos en cada diciembre cubano? ¿Por
qué no han tratado de sensibilizar a la opinión pública norteamericana con el
dolor provocado en las familias cubanas y las secuelas subsecuentes de tanto
crimen contra los cubanos? ¿Por qué ese mutismo cómplice?
Sin embargo, también diciembre trae a los cubanos un
terrible sabor a injusticia. Fue en ese mismo mes, pero en el año 2001, cuando
la justicia norteamericana, distanciándose de la verdad, condenó a Cinco Héroes
cubanos a crueles sanciones por el único delito de proteger a su Patria de ese
mismo terrorismo fraguado desde su territorio contra los cubanos. Ellos, a qué
negarlo, estuvieron allí, en las propias entrañas de la mafia terrorista,
previniendo a su pueblo, alertando a los suyos, protegiendo a los mismos niños
y jóvenes malheridos en otras oportunidades y evitando nuevos crímenes y
barbaridades.
El sólo hecho de mantener en prisión a Ramón Labañino
Salazar, Gerardo Hernández Nordelo, Fernando González Llort y Antonio Guerrero
Rodríguez, demuestra la inconsistencia
de la doctrina norteamericana contra el terrorismo. Mucha muerte de
norteamericanos se hubiera evitado si los Estados Unidos hubieran contado con
hombres de esa estatura moral y ese desprendimiento, capaces de sacrificarlo
todo por el bien de su pueblo. Sin embargo, el colmo de los colmos es comprobar
cómo en Estados Unidos se apresa a los antiterroristas y se protege a los
criminales.
Diciembre, pues, tiene hartos motivos para ser amargo a
los cubanos. No obstante, el pueblo de la Isla mantiene su terco optimismo y su
enconado batallar por el futuro. Esos
prisioneros empujados injustamente al ostracismo y privados algunos del derecho
elemental de poder ver a sus seres queridos, han derribado rejas y frías
cerraduras, trascendiendo al silencio y a la mentira, convertidos en paradigmas
de una lucha que, a la larga, será convertida en victoria plena para los
hombres justos. Diciembre los encarceló, es cierto, pero ese mismo diciembre
los exoneró ante el mundo y ante su pueblo: el 30 de diciembre del 2001 fueron
declarados Héroes de la República de Cuba, para ir convirtiéndose, día tras
día, en Héroes de la Humanidad.
Diciembre será amargo para aquellos cubanos que
recordarán con tristeza a sus muertos, para las esposas de estos Cuatro Héroes
que no tendrán la oportunidad de esperar un nuevo año junto al ser amado; para hijos de estos hombres que son privados de
sus caricias; para las madres añorando eternamente el beso promisorio y tierno
de sus hijos queridos, pero diciembre sabe que, a pesar de todo, la lucha por la
verdad y la justicia continúan. Eso es
lo más importante, a pesar de todo.
Percy Francisco Alvarado Godoy
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