Pese a ser censurado por falta de introspección y por
entrometimiento en los asuntos internos de otros países, el Departamento
de Estado norteamericano publicó el jueves su informe anual sobre los
derechos humanos.
En los Informes por Países sobre las Prácticas de los Derechos
Humanos en 2013, Estados Unidos atacó a casi 200 países, entre los
cuales se incluyen China y Rusia.
La publicación de dicho documento, tan elocuente como parece,
no es más que una farsa política pues EEUU, con su propio historial
imperfecto sobre derechos humanos, no puede considerarse a sí mismo la
instancia moral suprema para juzgar a los demás.
El año pasado, el ex contratista de la Agencia de Seguridad
Nacional Edward Snowden reveló que el gobierno estadounidense, que
durante mucho tiempo se ha autodefinido como defensor de los derechos
humanos, ha accedido ilegalmente a los mensajes de correo electrónico y
llamadas telefónicas de los ciudadanos norteamericanos y líderes de
otros países, incluidos sus aliados tradicionales.
Entre otras violaciones de los derechos humanos se incluyen los
numerosos tiroteos en el país y los incesantes ataques con aviones no
tripulados en suelo extranjero, causando la muerte de muchos civiles.
Irónicamente, el jactancioso predicador de los derechos humanos
no ha accedido a las importantes convenciones de los derechos humanos
de la ONU sobre los derechos de los niños, las mujeres y los
discapacitados físicos.
Con su inagotable lista, EEUU han hecho la vista gorda sobre
sus propias faltas durante mucho tiempo y, en su lugar, critica a otros
países.
Haciendo acusaciones morales hacia otros países, Washington
pretende disipar la atención del público de sus propios problemas
económicos, con una fe ciega en su decreciente glamour de honradez.
Además, la credibilidad e imparcialidad del informe ya han sido
puestas bajo duda, dado que las acusaciones están basadas en su mayoría
en pruebas fraudulentas o parciales.
No es sensato que el Tío Sam juzgue la actuación sobre derechos
humanos de otros países con diferentes condiciones nacionales.
Como país en vías de desarrollo, China ha estado en el camino
de mejorar sus prácticas de derechos humanos, incluida la promoción del
nivel de vida de las personas y la inversión en proyectos culturales y
económicos en áreas habitadas por minorías étnicas, entre otros.
Incluso el propio Washington lo admite en su informe.
China también está dispuesta a discutir sobre cuestiones
relacionadas con los derechos humanos con Estados Unidos, y ambos países
han establecido mecanismos de diálogo para el intercambio de ideas y la
solución de diferencias.
Es recomendable que Washington evite hacer acusaciones erróneas
contra China sobre cuestiones de derechos humanos, ya que son
perjudiciales para sus esfuerzos por construir un nuevo tipo de
relaciones entre grandes potencias.
GLM
Tomado de http://espanol.cri.cn
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