sábado, 1 de febrero de 2014

Las exportaciones de armas y la geografía política

Las exportaciones de armas y la geografía política
Foto: EPA

Rosoboronexport, la empresa estatal rusa exportadora de armamentos, conserva sus posiciones en el mercado mundial. La prueba es que en 2013, el volumen de sus exportaciones alcanzara los trece mil doscientos (13 200) millones de dólares.

La geografía de las exportaciones rusas de armas es bastante amplia, y por ella, así como por los suministros de otros exportadores líderes, es posible estudiar el “mapa militar” del mundo.
Rusia retiene posiciones
Los exportadores rusos de armamento mantienen con estabilidad sus posiciones, situándose en el segundo lugar después de EEUU. Además, no se confirman las numerosas previsiones de años anteriores sobre la reducción de los suministros de armamento ruso al exterior: aunque se detuvo el crecimiento del volumen, en comparación con el año pasado, se mantiene estable, por encima de los trece mil millones de dólares. La cartera general de pedidos se calcula además en unos treinta y ocho mil (38 000) millones de dólares.
El mayor volumen de pedidos está vinculado a la aviación: los aviones y los helicópteros suman el 38 % del total de contratos firmados; un 26 % corresponden a sistemas de defensa antiaérea, un 17 %, a sistemas de la Marina de Guerra. Los sistemas y armamentos para las tropas de infantería suman el 14,2 %. La situación actual de la exportación rusa de armamentos y de sistemas se caracteriza por el hecho que, después de un prolongado receso, los contratos de las exportaciones dejaron de ser dominantes en la estructura de los ingresos de las empresas del complejo militar industrial, como se conociera en la segunda mitad de la década del 90 y de principios del 2000. Entre las consecuencias más importantes de tal cambio valga mencionar los siguientes factores:
–En primer lugar surgió en Rusia la posibilidad de hacer llegar a clientes potencialmente interesantes nuevos modelos y sistemas en serie “para sí”, lo que permite ofrecer al mercado un producto ya terminado, y no a medias. Además, en una serie de casos, es indispensable la producción prioritaria para las necesidades propias con el objeto de contar lo más pronto con un arma moderna (por ejemplo, el sistema de misiles antiaéreos S-400).
–En segundo lugar, los volúmenes considerables de los pedidos estatales para la defensa permiten no apresurarse con la exportación de los últimos armamentos, a la espera de condiciones más ventajosas. Un ejemplo son las negociaciones con China sobre posibles suministros de cazas Su-35, las que se prolongan ya por más de dos años.
–En tercer lugar, la producción en serie para las FFAA nacionales eleva considerablemente el estatus del sistema propuesto para la exportación, a los ojos de los clientes potenciales, aliviando el proceso de conversaciones. Actualmente, el volumen de producción de armamentos y de sistemas de armas para las FFAA del país supera ya considerablemente el de las exportaciones. En los próximos años, esa diferencia va a aumentar: hacia 2016-2017 alcanzarán el punto máximo las compras de armamentos enmarcados en el programa estatal, de 2011 a 2020, de veinte billones de rublos.
Geografía de las exportaciones
Por los suministros de armamentos de los mayores exportadores es perfectamente posible estudiar la geografía política, y Rusia no es la excepción. Los líderes en las importaciones de sistemas rusos de armas son la India, China, Vietnam. Además, volúmenes considerables tienen como destino Indonesia, Malasia, Argelia. Fuera del sureste de Asia y del norte de África, de los mayores importadores se puede nombrar solo a Venezuela. En el sur de África, no está descartado, podría nombrarse a Angola, a condición de que el contrato firmado no hace mucho de venta armamentos distintos, por una suma de mil millones de dólares, no quede ahí.
Un progreso considerable de los últimos dos años puede ser el retorno de Rusia al mercado del Oriente Próximo. Valga nombrar el contrato por cuatro mil doscientos (4.200) millones de dólares con Iraq, la reanudación de los suministros a Libia, según el contrato firmado antes con el gobierno de Gadafi, la postura sólida en el conflicto sirio, que permite confiar en la victoria final de su gobierno legítimo en la guerra, y la ampliación del volumen de la colaboración; las conversaciones con Egipto, en fin, todo ello sirve para confiar en la superación del efecto político negativo de los hechos de la última década. En este plano, el contrato con Iraq es sintomático, debido a que fue firmado con un país que, hasta no hace mucho, era totalmente controlado, y en los hechos ocupado por EEUU. Sin embargo, habiendo recuperado la posibilidad de tomar decisiones propias, el gobierno iraquí optó por la normalización de las relaciones con Irán y la reanudación de la cooperación tecnológica militar con Rusia. Los volúmenes del contrato ayudan a estimar que, en los próximos años, Iraq entrará en el listado de los grandes exportadores de armamento y de sistemas rusos de armas.
La geografía actual de los suministros confirma el hecho que, el eje asiático, sobre todo la región del Sureste de Asia, se torna un nuevo centro de confrontación mundial y zona potencial de nuevos conflictos armados. Un potencial conflictivo elevado persiste en el Oriente Próximo y es evidente que crecen las tensiones en África, donde colisionan tanto los intereses de las grandes potencias como las fuerzas políticas nacionales, incluidas las azuzadas desde el extranjero. En tales condiciones no cabe esperar la caída de la demanda de armas, ni menos en las de Rusia, considerando su buena fama.

Iliá Krámnik 

La Voz de Rusia

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