El 24 de febrero de 2014 el Secretario de Defensa de Estados Unidos,
Chukc Hagel, presentó el plan de la administración Obama para recortar
el tamaño del ejército hasta niveles previos a la II Guerra Mundial. La
propuesta no parece que implicaría una reducción del presupuesto sino
una reducción del número de soldados y una reorientación de las
inversiones (Estados Unidos gastó en el 2013 unos 600.000 millones de
dólares, es decir, 6 veces lo que gasta el gobierno Chino y un
equivalente a lo que gastan los 12 países que le siguen en la lista).
La justificación con la que se presenta el plan para su aprobación en el
Congreso de Estados Unidos es que hay que adaptar al ejército al final
de las intervenciones en Irak y Afganistán, y seguir una vía diplomática
para los casos de Siria e Irán, pero sobre todo porque se necesita un
ejército adaptado a las “demandas estratégicas”.
La pregunta que cabe hacerse es cuáles son las demandas estratégicas que
tiene que enfrentar el ejército estadounidense. El secretario de
Defensa dice que las prioridades políticas del presidente requieren “un ejército más pequeño pero también más ágil y mejor preparado para intervenciones puntuales y para afrontar las amenazas de Internet […] “Nuevas tecnologías, nuevos centros de poder y un mundo que es cada vez más volátil, más impredecible y en algunos casos más amenazador"1.
Sin lugar a dudas esta propuesta de la administración Obama en relación
al número de tropas está en sintonía con su concepción de cómo debe ser
la política exterior imperial y quién debe tener el protagonismo en
ella. Como dice el periodista e investigador Jeremy Scahill en su libro
sobre las guerras sucias de Estados Unidos en el cuerno de África, Obama
no modifica la forma de hacer la guerra de Bush, todo lo contrario, la
desarrolla al máximo con la única salvedad de que trata de reducir los
costes directos en vidas de soldados estadounidenses y aplica criterios
de mayor racionalidad y eficacia2.
¿Cuál es esta concepción de la guerra? La administración Obama, al igual
que anteriormente la administración Bush, considera que el mundo es un campo de batalla (su campo de batalla), que
las amenazas a los intereses de EEUU se han extendido, se han hecho más
difusas e impredecibles, y que para derrotarlas, la legalidad y las
instituciones internacionales son un obstáculo. La consecuencia lógica
es que el ejército convencional no es útil para este tipo de guerras
porque es lento, porque está sujeto a demasiadas restricciones legales y
administrativas, y porque no es eficaz en la eliminación de los
objetivos.
Por otra parte, la justificación ideológica de sus campañas bélicas se
coloca, como ya inició Clinton y continuó Bush, en el campo de la
cruzada moral: el intervencionismo humanitario y la voluntad de las masas.
La excusa que se utilizará para intervenir en cualquier parte del mundo
incluso si el gobierno ha sido elegido democráticamente es que no se
respetan los derechos humanos. En mayo del 2013, en un viaje a México,
preguntado sobre si reconocía los resultados electorales de Venezuela y
la legitimidad del presidente Maduro, Obama contestó que eso no era lo
que le preocupaba, que su enfoque para todo el hemisferio se basaba “en
nuestros principios básicos sobre derechos humanos, la democracia, la
libertad de prensa y la libertad de reunión. ¿Se están respetando [en
Venezuela]? Hay informes que dicen que no se han respetado plenamente
después de las elecciones "3
Hace apenas unos días la portavoz adjunta del Departamento de Estado,
Marie Harf, insistía en esta argumentación reclamando la liberación del
opositor y golpista Leopoldo López apelando a la libertad de expresión y
reunión que debe garantizar el gobierno venezolano4.
Reducción del ejército, redefinición de las amenazas y justificación humanitaria explican la apuesta de la administración Obama por una nueva forma hegemónica de guerra imperial: las operaciones encubiertas.
Para llevarla adelante no sirve el ejército convencional, o por lo
menos no puede ser el que la lidere, sino los comandos de fuerzas
especiales. Tanto en el primero como en el segundo mandato Obama ha
alimentado y priorizado las operaciones especiales y se ha esforzado en
la coordinación de las distintas agencias e instituciones encargadas de
ellas (CIA, Pentágono, servicios de inteligencia, JSOC5).
Esta guerra global mueve además muchos recursos: fundaciones,
periodistas, escritores, generales, soldados y gente que pega tiros
aunque no lleven uniformes. Además la guerra encubierta es más eficaz
que la guerra convencional para derrocar gobiernos porque se sirve de la población civil autóctona (y
de grupos afines externos). Previamente y a veces en paralelo a la
actuación de los comandos especiales se necesita alimentar el conflicto
interno, apoyar a los sectores sociales más proclives a criticar al
gobierno que hay que derrocar, difundir la imagen de caos y violencia,
señalar quienes son las víctimas y los culpables. Para eso están los
medios de comunicación que serán una pieza clave de este tipo de guerra.
No es que antes no se haya utilizado la guerra encubierta, desde 1947 en
que el presidente Harry Truman creó la CIA las operaciones encubiertas
han sido uno de los pilares de la política exterior norteamericana.
Desde el fin de la II Guerra Mundial hasta el 2008 Estados unidos
intentó derrocar a más de 50 gobiernos, muchos de ellos democráticos y
bombardeó 25 países6.
Sin embargo sólo ahora con Obama se desarrolla el intento que ya hizo
Reagan de poner en manos de las fuerzas especiales el liderazgo de la
guerra imperial sin ninguna supervisión ni límite por parte del Congreso
y anular de facto la Orden Ejecutiva de 1976 que prohíbe explícitamente
que Estados Unidos cometa “asesinatos políticos”.
La guerra perpetua, por cualquier medio y en cualquier parte del
mundo es el marco conceptual en el que se inscribe tanto lo que está
pasando en Venezuela7 estos días como lo que ocurre en Ucrania.
Los medios de comunicación y la ideología fascista claves para entender la guerra sucia contra Venezuela.
Los medios de comunicación siempre han tenido un papel destacado en las
guerras encubiertas de Estados Unidos especialmente en América Latina.
En tanto que conglomerados de empresas que comparten los mismos
intereses generales que el imperio no han tenido ningún reparo en
ponerse al servicio de la propaganda imperial. Pero si la guerra
encubierta se ha convertido en la forma hegemónica de hacer la guerra
también los medios de comunicación han adquirido un protagonismo mayor y
han sufrido transformaciones en su forma de operar impulsados por el
desarrollo tecnológico.
Con las Nuevas tecnologías de la comunicación y la información se ha
añadido una mayor potencia contaminante a la capacidad de los medios
tradicionales que ahora se servirán de las imágenes y mensajes de los
ciudadanos de a pie para hacer propaganda. La supuesta democratización
de los medios masivos gracias a Internet ha sido la oportunidad para que
cientos de ciudadanos se conviertan en un ejército de propagandistas
con tweets y hashtag que , siempre que estén en la línea adecuada, serán replicados y amplificados por los medios tradicionales. Así, las redes sociales están siendo utilizadas a modo de drones para bombardear nuestras conciencias.
Las imágenes falsas y manipuladas sobre los conflictos en las calles en
Venezuela que han inundado Internet estos días han circulado
mayoritariamente a través de las redes sociales8.
Algunos medios tradicionales también las han usado pues la inmediatez,
la urgencia y la credibilidad que se otorga a los supuestos testigos
directos siempre es mayor que la que puede aportar un periodista
contratado por un medio que puede ser acusado de tener una ideología.
Los activistas sociales a través de las redes se convierten en la
tapadera perfecta para que los medios utilicen estas imágenes sin
necesidad de contrastar ni verificar las fuentes. Porque, en realidad lo
que importa es que estas imágenes circulen e inunden Internet ya que
reforzarán la matriz previamente creada por los medios masivos. Si se
trata de imágenes o noticias falsas no importa ya que sirven igualmente
para reforzar los mensajes adecuados.
La buena voluntad, los buenos sentimientos y las emociones que provocan
estas imágenes son utilizadas en contra nuestra para provocar repulsa
hacia el gobierno venezolano y para justificar, en última instancia, el
derrocamiento de un gobierno democráticamente elegido y con el apoyo
mayoritario de su población.
La guerra en cualquier parte del mundo necesita la rapidez y
versatilidad que ofrecen las nuevas tecnologías. No es casual que junto
con la reducción del número de soldados la Administración Obama se
plantee destinar mayores recursos a las amenazas de Internet. Además de
replicar las imágenes y mensajes que refuerzan la línea de las
editoriales los medios masivos se servirán de la publicación de los
comentarios a sus noticias que apoyen la línea correcta creando la
impresión de que existe una opinión pública ya formada en contra de la
cual será muy difícil situarse. Sin duda hay empresas e individuos
pagados que hacen determinados comentarios en los blogs de los
periódicos y en las redes formando parte de un nuevo ejército no regular
de propagandistas.
Los medios masivos continúan cumpliendo su tarea en los golpes de Estado
al preparar las condiciones subjetivas. En realidad, son ellos, previa
orientación, quienes eligen a la oposición –preseleccionan al candidato
que tiene mejor imagen- le dan la forma correcta, silencian su peor
cara, preparan, en definitiva la opción de salida. Se nos puede acusar
de fomentar la teoría de la conspiración si no fuera porque los cables
de Wikileaks donde se publican los correos de agencias de espionaje y
embajadas de Estados Unidos encontramos comunicaciones en las que los
medios de comunicación antigubernamentales son contenidos habituales de
dichos mensajes. Por ejemplo, en diciembre del 2011 Wikileaks publicaba
varios cables de correos entre miembros de la empresa Stratfort
(tapadera de los servicios de inteligencia USA) donde aparecían
artículos de El Universal recogiendo los planes de Leopoldo López de
abrir a empresas extranjeras las inversiones en el petróleo venezolano, o
la promesa de purgar las agencias de policía9.
Pero la figura de Leopoldo López como plan B en caso de que no
resultara la opción de Enrique Capriles viene de más atrás. Ya en el
2008 los cables de Wikileaks mostraban a López como una opción para
desestabilizar al gobierno venezolano. Se le mencionaba al menos 77
veces y, en uno de ellos, cuando se da cuenta de la visita del senador
estadounidense Ron Wyden, se señala que: "el senador y su equipo
discutieron posibles estrategias de medios con López y métodos para
trasladar de manera eficiente su mensaje al público en EE.UU." En
otro cable se informa de la reunión de la embajada de EEUU con la
asesora legal de López en la que se explica que convertir a López en
víctima de las maquinaciones del chavismo estaba haciendo que su
popularidad aumentara10.
Así pues, todo a punta a que la guerra sucia contra Venezuela tiene una
dirección a distancia situada en territorio estadounidense y que el
mapa de vuelo ha ido cambiando según la coyuntura.
En relación a los golpes de Estado los medios masivos se han adaptado a
las nuevas formas de intervención del imperio y al cambio de coyuntura,
especialmente en América Latina. La deslegitimación de la derecha
latinoamericana, las experiencias de los gobiernos neoliberales, el
fracaso de todas las promesas liberales y capitalistas y el triunfo de
gobiernos progresistas en toda la región ha dado lugar a una derecha
fragmentada, enfrentada y debilitada. En los golpes de Estado
tradicionales el papel de los medios de comunicación se dirigía
principalmente a la difusión de la propagan y reforzamiento de las
élites. Una parte importante de los ejércitos, formada en la tristemente
famosa Escuela de las Américas, era golpista, y las élites contaban con
una base social amplia.
Ahora los medios tienen que ser mucho más activos pues junto con la construcción del liderazgo opositor tienen que crear una base social que ha quedado muy disminuida en la mayor parte de los países con el empobrecimiento de las clases medias.
Tienen que construir una realidad inexistente y si los esfuerzos por
persuadir a la población venezolana de que han de votar a la oposición
no dan sus frutos necesitan acrecentar el bombardeo hacia la opinión
pública internacional. En el caso de Venezuela, con las informaciones de
que disponemos de los cables difundidos y por el seguimiento
sistemático de las noticias de los medios masivos en las campañas
electorales, los medios parecen haber asumido la tarea de unir a
la oposición, de construir el liderazgo político y de convertir a
grupos acomodados de venezolanos en “el pueblo venezolano”. Por
eso estamos viendo unas formas de mentir, de tergiversar, de manipular
tan agresivas, tan violentas y tan claramente subordinadas a las
directrices imperiales. Si los SEAL tienen licencia para matar los medios tendrán licencia para engañar.
Los periodistas están actuando como “para-periodistas”, funcionan como
los mercenarios a sueldo sin ninguna restricción ética o profesional.
Sin duda hace tiempo que la función de los medios masivos no era
informar sino hacer propaganda pero el nivel ha subido tantos decibelios
que es difícil pensar que se trata de una casualidad.
Los medios masivos señalan los objetivos y marcan la estrategia de la guerra las redes sociales disparan. La
ideología que está detrás de esta nueva forma de guerra masiva y
permanente coincide en rasgos básicos con una ideología fascista.
El fascismo nunca ha sido enemigo del capitalismo, todo lo contrario.
Pero el fascismo italiano y el nazi eran fuertemente nacionalistas y
esto representaba un peligro para la expansión global del capital.
Ahora, el fascismo como ideología sirve a intereses globales, no tiene
una esencia nacionalista. Ha dejado de ser una ideología sin más para
ser una opción de poder necesaria para la continuidad del capitalismo.
Parece como si desde las instancias de poder se contemplara esta opción
ideológica como la mejor para acabar con la democracia en aquellos
países en las que sus poblaciones hayan elegido inadecuadamente.
Presentado como un movimiento de masas y desprovisto de rasgos
ideológicos que pudieran ser rechazados por la opinión pública
internacional, asimismo tratarán de justificar las imágenes de violencia
como algo inevitable dada la represión gubernamental.
De ahí que se alimente desde los medios la idea de que es el pueblo
venezolano en las calles quien pide el derrocamiento del gobierno y se
oculten las imágenes más violentas de quienes promueven y alientan estas
manifestaciones que no tienen nada de pacíficas. Se reinterpretan los
actos violentos y se trasfiere la culpabilidad al gobierno en vez de a
la oposición.
Ante el recalentamiento global que hace surgir multitud de
movilizaciones en todo el planeta, ante la posibilidad de que proyectos
soberanistas e independientes se hagan con el poder Estatal se alimenta
el fascismo y los medios deciden cuales sí y cuales no son las
movilizaciones legítimas.
La guerra encubierta para derrocar gobiernos necesita presentarse como movimiento de masas. Estas masas violentas necesitan: recursos materiales y cobertura mediática.
Las imágenes de movilización social, las calles, no las imágenes de los
militares, son las que permitirán legitimar simbólicamente el
derrocamiento de un gobierno “los pueblos no se equivocan” dirán los
intelectuales. Así, frente a las imágenes clásicas de golpes de Estado
con los militares ocupando las sedes parlamentarias, incendiando,
disparando… en vez de los bombardeos a la Casa de la Moneda en Chile tendremos
las imágenes de ciudadanos corrientes ocupando las calles, haciendo
barricadas, disparando y ocupando las sedes de las instituciones.
En estos momentos el discurso de la institucionalidad, de la legalidad y
de la democracia están dejando paso al discurso de “las calles” hablan.
Los medios no utilizarán el término golpe de Estado sino “cambio de
régimen”, porque los ciudadanos no dan golpes de Estado. La legalidad
pasará a un segundo plano como defiende Obama en sus discursos.
Para que todo esto funcione primero se han sembrado las ideas, después,
cuando surge la crisis, es el momento de impulsar la salida política
correspondiente. La multiplicación de mensajes tóxicos durante los
momentos de crisis producirá un colapso sensorial que paralizará la razón y el entendimiento, generará impotencia y el reclamo de una salida.
Friedman el ideólogo de los “Chicago boys” y del golpe de Estado en Chile dirá en Capitalismo y libertad:
“Sólo una crisis –real o percibida como tal- produce un verdadero
cambio”. Y “cuando sucede una crisis así, las medidas que se emprendan
dependen de las ideas sembradas y cultivadas hasta el momento. Y esa,
creo yo es nuestra función básica: desarrollar alternativas a las
políticas existentes, y mantenerlas vivas y disponibles hasta que lo
políticamente imposible se convierta en políticamente inevitable”11
Las consignas de ideología fascista que han ido sembrando los medios masivos en Venezuela tienen cuatro ejes: crisis económica (escasez), violencia (del gobierno), juventud reprimida (estudiantes) e injerencia extranjera (cubana).
Crisis económica: A pesar de la mejora de todos los
indicadores económicos, especialmente los relacionados con la mejora de
las condiciones sociales. A pesar de las políticas del gobierno de
Maduro controlando el desabastecimiento, el acaparamiento y los intentos
de reventar la economía, los medios masivos han sido constantes en
presentar la imagen de caos económico. El responsable de la situación ha
sido, según los medios masivos, el gobierno y no las élites económicas
que han disparado los precios de los productos. Sin duda es un clásico
de la ideología fascista dirigirse hacia los sectores que ven afectados
sus intereses por las políticas gubernamentales que favorecen a las
clases populares. La crisis que viven estos grupos sociales se presenta
como si afectara al conjunto de la población venezolana. Es así como la
parte se convierte en el todo.
La violencia: Los medios de comunicación han
magnificado todo lo que tiene que ver con los datos de violencia en
Venezuela descontextualizando la situación y sin relacionarla con el
periodo anterior al triunfo de la revolución bolivariana. La violencia
en Venezuela aparece en los medios como un fenómeno actual vinculado
incluso a las políticas del gobierno. En contraposición, se ha trabajado
mediáticamente la imagen de una oposición pacífica, no violenta,
respetuosa de la legalidad –nada más lejos de la realidad-. La palabra
paz ha sido una constante en todos los discursos de la oposición en
clara contradicción con sus actuaciones.
En los últimos acontecimientos los medios de comunicación se han
encargado de encubrir la violencia de los manifestantes y de establecer
relaciones causales entre los actos vandálicos de las calles y la
política del gobierno de Maduro (esto también se ha dado en el caso de
Ucrania). Han producido la inversión causa efecto presentando al
gobierno como responsable de los disturbios. Al mismo tiempo se presenta
a los violentos como víctimas porque es la forma en que se consiguen
las simpatías de los espectadores en el exterior, se encubre la
ideología de los manifestantes y su extracción social para lograr mayor
empatía con los manifestantes y mayor rechazo del gobierno. Sin duda,
también la violencia de las masas es un clásico del fascismo.
La juventud: Para todos los movimientos fascistas la
juventud ha sido una pieza clave. Más influenciable a través del manejo
de las emociones, menos paciente, más dispuesta a tomar iniciativas,
menos controlable. Pero no son la mayoría de los jóvenes venezolanos los
que son retratados en los medios sino los jóvenes de las clases altas.
Estudiantes universitarios acomodados son entrevistados en los medios
masivos apareciendo como si fueran los representantes de la juventud
venezolana en su totalidad. Asimismo, en el imaginario social, juventud
es un término cargado de significantes positivos y dignos de
admiración. Las simpatías que despiertan son siempre mayores pues se les
identifica con el futuro, los cambios, el progreso, el avance, es
decir, el cambio.
Ingerencia extranjera: De la ingerencia imperial de
Estados Unidos, sobre la que existen multitud de evidencias
contrastables, los medios ocultan estas actuaciones y cuando son
desveladas se minimizan o se acusa a los que las denuncian de
conspiranoicos. En contraposición los intercambios de médicos y técnicos
cubanos aparecen en los discursos de la oposición, las noticias y
editoriales de los medios, como ingerencia de “la dictadura castrista”.
Estas cuatro claves de la propaganda contra el gobierno popular bolivariano son los misiles que trasportan los drones mediáticos dirigidos a distancia desde Washington.
Por: Ángeles Diez
Ángeles Diez es Doctora en Ciencias Políticas y Sociología, profesora de la Universidad Complutense de Madrid
1
El Mundo, El pentágono propone un recorte del ejército a niveles
previos a la II Guerra Mundial 24/2/2014,
http://www.elmundo.es/internacional/2014/02/24/530b999522601d131c8b459a.html
2 Jeremy Scahill, Guerras Sucias. Ed. Paidós, Barcelona, 2013.
3 http://fusion.net/leadership/story/obama-refuses-recognize-venezuela-president-18087
4 El Universal, 20/2/2014
5 Mando Conjunto de Operaciones Especiales
6
1954 intervino en la caída de Jacobo Arbenz en Guatemala, en 1960
bombardeó Guatemala, en 1961 la invasión de Playa Girón, entre 1955 y
1975 la guerra de Vietnam, en 1964 en Panamá, en 1965 en República
Dominicana, en 1967-69 en Guatemala, en 1980-90 interviene en el
Salvador y en Nicaragua apoyando a los Contras, en 1983 invade Granada,
en 1994 en Haití, etc.
7
En un informe de tres centros de investigación y análisis de EEUU
publicado en septiembre del año pasado se señalaba que “ las Fuerzas
Especiales serán cada vez más empleadas en América Latina para tareas de
capacitación, de recaudación de inteligencia y otras misiones
militares, bajo el rubro del viejo esquema de la lucha antinarcóticos”.
[…] En lugar de construir bases, emplear la Cuarta Flota o lanzar
paquetes de ayuda de “gran envergadura” como el Plan Colombia o la
Iniciativa Mérida, el involucramiento de las fuerzas armadas
estadounidenses se está haciendo más ágil y flexible, pero aún menos
transparente. http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/09/27/aumenta-capacidad-operacional-de-estados-unidos-en-america-latina-y-el-caribe/ .
8 Sandra Russo, Las falsas fotos sobre Venezuela, http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-240368-2014-02-22.html; Pascual Serrano, Venezuela y Twitter la orgía desinformativa, http://www.eldiario.es/zonacritica/Venezuela-Twitter-orgia-desinformativa_6_229987023.html
9 Buscador de Wikileaks: http://search.wikileaks.org/gifiles/?viewemailid=207327
9 Buscador de Wikileaks: http://search.wikileaks.org/gifiles/?viewemailid=207327
11 Citado por J. Scahill en Guerras sucias, Paidós, Barcelona 2013, p. 49
No hay comentarios:
Publicar un comentario