Reproduzco este artículo de Univisión Noticias, escrito por Eduardo A. Gamarra, profesor de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de la Florida, el cual denuncia cómo el tema venezolano actual está siendo usado por los políticos norteamericanos, más que todo, para dudosos fines electorales.
Con independencia de que no comparto sus apreciaciones sobre la real situación interna en Venezuela, ofrece valiosos elementos sobre cómo la política internacional de USA, responde, sobre todo, a ambiciones electoreras y falta de verdadero compromiso por la verdad.
Sanciones a Venezuela, un juego político electoral
La crisis en
Venezuela ha generado un importante debate sobre la conducta de la
política exterior de los Estados Unidos. Sin embargo, algunos sectores
lo han convertido en una oportunidad para que algunos legisladores,
cuyos distritos incluyen a votantes venezolanos en el sur de la Florida,
logren el apoyo hispano en las próximas contiendas electorales.
No dudo del compromiso del senador
Marco Rubio con la comunidad venezolana ni siquiera de su profundo
rechazo al Socialismo del Siglo XXI que Maduro y otros dicen estar
impulsando en América Latina.
Pienso, sin embargo que su
repentino protagonismo tiene menos que ver con el bienestar de los
venezolanos en la Florida o de los estudiantes y líderes opositores
presos en Venezuela y mucho más con simples cálculos políticos en una
temporada electoral decisiva. En los próximos 24 meses se librarán duras
batallas electorales para elegir a gobernadores, representantes,
senadores y por último al próximo presidente de los Estados Unidos. Y
por supuesto que cada voto contará, especialmente para los republicanos
que ven la oportunidad de retomar el control del Senado y de la Casa
Blanca.
De repente, hasta el gobernador de
la Florida, Rick Scott -quien está en una batalla por su reelección-
apareció en un conocido restaurante venezolano en la ciudad de Doral
junto al senador Rubio hablando de política exterior y fustigando al
presidente Obama y a Hillary Clinton. Además de estos dos políticos
republicanos, otros, como Mario Díaz Balart e Iliana Ros Lehtinen, han
presentado propuestas de ley que buscan restringir las visas a
funcionarios del gobierno venezolano cuya participación en la represión
esté claramente demostrada.
Al principio, algunos habían
lanzado el globo de ensayo de dejar de importar parcialmente petróleo
venezolano, pero muy pronto se arrepintieron al ver que este tipo de
medida tendría consecuencias severas sobre el precio de la gasolina,
algo que afectaría negativamente al consumidor y votante. La realidad es
que los votantes que apoyan sanciones no quieren que estas les afecten
de manera directa y particularmente en su economía familiar.
Rubio y sus colegas republicanos no
se quedaron solos con estas ideas de sanciones por mucho tiempo.
Temerosos de perder votantes, senadores y representantes del Partido
Demócrata se apuntaron inmediatamente a estas propuestas, especialmente
la de quitarles la visa a venezolanos pro gubernamentales.
Es como si estos políticos no
hubiesen aprendido lecciones básicas de las fallidas sanciones a otros
países, incluyendo el famoso embargo a Cuba. No sólo es que esas no
lograron el objetivo de derrocar a los hermanos Castro, sino que
paradójicamente el embargo se convirtió en el mejor aliado del gobierno
cubano, el cual durante más de cincuenta años ha usado cotidianamente la
excusa de que el embargo es la causa del desastre económico cubano.
Lo más triste de las propuestas de
sanciones a Venezuela es que en este momento de crisis las meras
declaraciones de Rubio y otros le han caído como anillo al dedo a
Nicolás Maduro. ¡Qué más evidencia necesita para convencer a sus
seguidores de que Estados Unidos intenta derrocar al gobierno
bolivariano y que lo que pronto se viene es un "bloqueo" similar al que
se impone sobre Cuba!
No es que la tenue respuesta del
gobierno de Barack Obama haya sido la mejor, pero sí es la más realista,
dada la camisa de fuerza que tiene los Estados Unidos de no
intervención en los asuntos internos latinoamericanos. No puede impulsar
golpes de estado como lo hacía durante la Guerra Fría, y mucho menos
invadir a Venezuela como piensan los bolivarianos. La alternativa
institucional vía la frágil OEA es la única opción real que tiene Obama y
ésta no logrará los resultados que busca la oposición venezolana y los
legisladores norteamericanos.
Y es precisamente por eso que les
sale políticamente eficiente impulsar propuestas de sanciones que no son
más que saludos a la bandera.
Los legisladores deberían ser más
sinceros con sus distritos y con esos nuevos votantes venezolanos.
Quitarle la visa a unos cuantos "boli burgueses" quizás hará sentir bien
a algunos, pero hará más para consolidar al gobierno venezolano que
cualquier otra cosa.
Más allá de una postura de
conveniencia electoral, sería mejor que dediquen sus energías a repensar
por qué la formula Republicana y Demócrata ha fracasado en América
Latina y el Caribe. O mejor aún, deberían reencauzar sus energías en
promover la reforma migratoria que nos viene prometiendo hace años.
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