El gobierno de Estados Unidos reevalúa su implicación militar en Irak
dos años y medio después de su retirada y ante la amenaza creciente del
grupo yihadista Estado Islámico (EI), antes llamado Estado Islámico de
Irak y el Levante (ISIL).
Representantes del Pentágono y el Departamento de Estado de EEUU
advirtieron esta semana en el Congreso estadounidense que el Estado
Islámico “es peor que Al-Qaeda” y subrayaron la necesidad de dar un
enfoque regional a la crisis para evitar que Irak y otros países se
conviertan en un refugio seguro para los terroristas.
El secretario de Estado adjunto, Brett McGurk, aseguró el jueves en
una audiencia del Comité de Asuntos Exteriores del Senado que EI ya no
es una organización terrorista sino “un ejército en toda regla”.
"ISIL es capaz de canalizar entre 30 y 50 atacantes suicidas al mes
hacía zonas de Irak. Y sabemos que casi todos son combatientes
extranjeros", dijo McGurk, y alertó de que sería “muy fácil” para el
grupo extremista mandar estos yihadistas suicidas globales a atacar
otras capitales de la región, de Europa o de los Estados Unidos ya que
muchos tienen pasaporte occidental.
Desde junio, el grupo yihadista controla un extenso territorio
unificado del norte de Siria e Irak donde ha proclamado el Califato
Islámico y ha nombrado califa a su líder Abú Bakr al Baghadi.
EEUU ha aumentado sus recursos para obtener mejor inteligencia e
información sobre la insurgencia radical islámica y ha mandado asesores
militares para aconsejar a las fuerzas armadas iraquíes. Además, según
McGurk, sigue estudiando la posibilidad de ataques con aviones no
tripulados (drones) en Irak.
Ataque militar
Una mayoría de senadores, especialmente republicanos, lamentaron que
la ayuda a los iraquíes llegara “tarde” y algunos culparon de la
situación actual de Irak a la inacción del gobierno de Barack Obama en
Siria. El senador republicano de Arizona, John McCain, preguntó al
oficial del Departamento de Estado por qué EEUU no han utilizado la
fuerza aérea para combatir de manera efectiva EI en Irak. “El gobierno
está luchando contra algo sin nada”, dijo.
La subsecretaria asistente de Defensa para Asuntos de Seguridad
Internacional, Elissa Slotkin, explicó que el ejército estadounidense ha
reforzado la seguridad de la embajada de EEUU en Irak, ha evaluado la
capacidad de las fuerzas iraquíes y en los próximos días mandará sus
recomendaciones tanto al gobierno como al Congreso.
Slotkin aseguró que algunas unidades del ejército iraquí son “muy
capaces” y podrían ayudar a EEUU a planificar sus ataques aéreos si el
presidente Obama decide tomar esta opción. Sin embargo, la funcionaria
del departamento de Defensa advirtió que la ayuda militar por sí sola no
restaurará el orden en Irak.
En sus intervenciones, McGurk y Slotkin insistieron que la formación
de un nuevo gobierno iraquí “federal”, “fuerte” y de “consenso” es clave
para vencer al Estado Islámico.
Por su parte, el general retirado estadounidense Michael Barbero, que
sirvió más de 46 meses en Irak, afirmó que con solo los bombardeos
aéreos no se reducirá la amenaza yihadista. Barbero recomendó que EEUU
ataque las fuentes de financiación del Estado Islámico, mejore su
inteligencia y entrene al ejército iraquí.
Venta de armas
El militar estadounidense retirado habló también de la necesidad de
proporcionar equipos militares más modernos a los iraquíes, pero algunos
legisladores se mostraron reacios. En junio, los yihadistas capturaron
grandes cantidades de armas que las tropas iraquíes abandonaron.
El senador de Nueva Jersey, el demócrata Robert Menéndez, avisó que
la comisión de exteriores del Senado, que él preside, no aprobará más
ventas de armas a Irak si el Congreso no obtiene información del
Departamento de Defensa que demuestre que las fuerzas de seguridad
iraquíes son competentes y no dejarán que sus armas caigan “en manos de
terroristas”.
Núria Ferragutcasas
Ria Novosti
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