miércoles, 17 de septiembre de 2014

Assad atrae a Obama a su telaraña

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Siria ha pedido a Washington colaboración militar y de inteligencia para derrotar a su mutuo enemigo, el EI, invitando a representantes y senadores estadunidense a visitar Damasco para discutir acciones conjuntas con el fin de combatir a los yihadistas que amenazan tanto a Estados Unidos como al presidente Bashar Assad.
 
Es una oferta que el presidente Obama tendrá que rechazar, pero no sin cierto sonrojo. Luego de decidir bombardear a las fuerzas de Irak que se hacen llamar Estado Islámico, en Siria al igual que en Irak, Obama fue confrontado por la advertencia de Vladimir Putin de que tal acción unilateral en Siria sería un acto de agresión.

El presidente estadunidense tendrá que explicar ahora una vez más por qué no puede colaborar contra los enemigos apocalípticos de su país con un régimen sirio al que también ha jurado derrocar, aun cuando ese régimen combate exactamente a los mismos enemigos.

La carta enviada este martes a la Cámara de Representantes invita a congresistas –que el año pasado condenaron al gobierno sirio por los ataques químicos en los suburbios de Damasco– a colaborar para salvar vidas sirias y estadunidenses de un posible ataque terrorista con bombas perpetrado por el EI, Jabhat Al Nusra y otros grupos.


La oferta siria, contenida en una carta dirigida por Mohamed Jihad Laham, presidente del Parlamento sirio, a John Boener, presidente de la Cámara de Representantes, y Nancy Pelosi, líder de la minoría, también asegura que la oposición siria moderada a la que Estados Unidos ha prometido adiestrar y apoyar es idéntica a los grupos yihadistas que apoyan al EI (o Isil, como los sirios prefieren llamarlo).

Lo que se ha llamado oposición moderada, según el líder parlamentario sirio, vendió al Isil al inocente periodista estadunidense que fue decapitado. No hay nada que impida a esos grupos vender armas estadunidenses al Isil, como práctica común demostrada. Armar a individuos yihadistas islámicos que no pertenecen al Estado, añade, es una clara violación de la resolución 2170 del Consejo de Seguridad de la ONU... según la cual cualquier cooperación para combatir al terrorismo debe darse entre estados miembros.

La resolución 2170, adoptada el mes pasado, llama a los estados miembros a “suprimir el flujo de combatientes extranjeros, financiamiento y otros apoyos a grupos islamitas extremistas en Irak y Siria –identificados en el documento como el Isil y Jabhat Al Nusra, relacionado con Al Qaeda– y evitar que combatientes viajen desde su territorio para unirse a esos grupos.

Siria, por supuesto, insiste en que no existe ahora una oposición moderada en el país, afirmación que lleva el sello de la verdad, y que todos los opositores al gobierno de Assad eran desde el principio yihadistas sunitas de inspiración wahabita, lo que no precisamente es así. La carta de Laham –que no podía haber sido enviada sin aprobación del régimen– acusa a Arabia Saudita, que financia a los enemigos de Assad, de patrocionar escuelas en las que se enseña la ideología del odio, la takfiri (delación de un musulmán a otro por apostasía) y la yihad como deber sagrado.

Enfatizando de nuevo su propio odio al régimen saudita, la carta siria sostiene que todos los terroristas son producto de esta ideología salafista, wahabita, yihadista, desde el 11-S hasta el bombazo en Boston y la decapitación de los dos periodistas estadunidenses, la cual es una práctica legal de gobierno en Arabia Saudita. Obama no debe formar ninguna coalición fuera de la resolución 2170, en especial con estados que tienen conflicto de intereses debido a la ideología que practican.

La carta pudo haber recibido influencia de Jaled Majub, ciudadano estadunidense y empresario sirio que es también confidente de Bashar Assad, porque repite la muy citada obervación de Majub de que la reducación de familias y comunidades terroristas mediante un sufismo amoroso puede rehabilitar a quienes recurren a la violencia. El sufismo, con su poesía mística y su aspiración a encontrar el amor divino, es considerado por muchos sirios el opuesto exacto al yihadismo. Misioneros sufíes propagan el islam en África y Asia central, así como en India.

Todo esto se encuentra muy distante de la titánica guerra civil en Siria, donde las escuelas moderadas de sufismo vienen en tercer lugar después del armamento militar y la alianza rusa-iraní en la batalla del régimen contra el EI. En verdad, los agentes de inteligencia occidentales han estado en contacto durante muchos meses con sus opositores sirios para obtener la clase de colaboración secreta que ahora el régimen ofrece en público... aunque, hay que decirlo, sin mucho éxito.

Ven a mi sala, dice la araña a la mosca. La telaraña del régimen sirio ha resultado mucho más resistente de lo que Estados Unidos y Europa imaginaron, y la mosca principal ha exhibido todas las características de debilidad, temor e indecisión que la araña entiende. Apenas hace poco más de un año, Washington planeaba aplastar al régimen sirio con bombas y misiles, y ahora que quiere aplastar al régimen del EI con bombas y misiles, Siria cobrará un precio por cada apoyo que Washington necesite.

Robert Fisk
 
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

La Jornada

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