viernes, 5 de septiembre de 2014

Un traidor desesperado fabrica absurdo circo anticubano.



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El desertor ex mayor del MININT, Ortelio Abrahantes Bacallao, detenido actualmente en el centro provisional de detención de Carmichael Road, en Bahamas, trata desesperadamente de evitar su extradición a Cuba, procedimiento usual establecido por las autoridades bahamesas con respecto a los ciudadanos cubanos capturados al usar el canal ilegal marítimo.

Desde que robó una embarcación valiéndose de su cargo en Ciego de Ávila, el 24 de marzo de este año (detenido tres días después), ha contado con el apoyo de diversos grupos contrarrevolucionarios radicados en Miami –disponiendo de todos los recursos posibles de la cobertura mediática anticubana-, para evadir los cargos que penden sobre él como secuestrador y desertor. Aclaro que ninguna de estas penas contempla una amenaza de muerte para él dentro del Código Penal cubano.

Por su parte, el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos (USCG), quien detuvo la embarcación robada y entregó a Ortelio a las autoridades de Bahamas, dice a través de su vocera en Miami, Marilyn Fajardo, no haber encontrado pruebas –hasta el momento-, sobre dicha detención. Algo sucio está detrás de tapete.

Luego de elaborar mentiras sobre mentiras, sugiriendo poseer secretos sensibles para Cuba y que podrían ser empleados contra nuestra Patria por sus tradicionales enemigos, sobre la base de sobredimensionar su rol dentro del MININT en su provincia, trata ahora –con mayor desespero-, de fabricar nuevas acusaciones sin fundamento.

Las averiguaciones hechas por mí, personalmente, me han demostrado que este personaje careció siempre de acceso a cualquier secreto relevante para nuestro gobierno. 

Ahora mismo, cuando las posibilidades de su retorno a Cuba se hacen mayores, acude a una absurda historia, totalmente manipulada –y casualmente congruente con las falsas acusaciones de EE UU de vincular a Cuba con el narcotráfico-, de decir que tiene conocimiento de una supuesta vinculación de autoridades cubanas con esta nociva actividad.

Su versión involucra no a todas las autoridades cubanas, sino solo a dos oficiales del MININT a los que conoció en el desempeño de sus funciones: el teniente coronel José Luis Aro, jefe de la DNA (Dirección Nacional Antidrogas), en la provincia de Ciego de Ávila; así como el  coronel Servando, jefe de Tropas Guardafronteras, en Ciego de Ávila. 

Ambos compañeros son totalmente ajenos a cualquier actividad de narcotráfico y sus nombres han sido usados por Ortelio solo para sustentar sus falacias.

La mentira crece como un globo y ha llegado la hora de desinflarlo. Nunca avioneta colombiana alguna dejó caer drogas en Cayo Coco y nunca droga alguna resultó colocada en lancha alguna que partiera hacia EE UU. Tampoco esta operación, de haber existido se nombraría “Aché”, ya que las operaciones en nuestros órganos no repiten los nombres. Recuérdese que como tal se llamó a la operación librada por el MININT contra el narcotráfico hace algún tiempo.

Su condición de funcionario de apoyo a las actividades de apoyo, al fungir como jefe de Transporte Terrestre y Marítimo del MININT en Ciego de Ávila, lo marginaban de cualquier actividad operativa sobre el terreno debido a la rigurosa compartimentación establecida por nuestros órganos, lo que fundamenta, simplemente, que este personaje miente totalmente.

El interés por impostar esta grave y falsa acusación –sugerida por su abogado, quien funge como mandadero de grupos anticubanos-, no parece haber hecho mella hasta el momento ni en la DEA, el FBI y el Departamento de Estado,  quienes no toman en serio la veracidad de estas acusaciones y temen hacer el ridículo ante la opinión pública.

Aunque su abogado, David Álvarez, ha tratado de vender esta historia ante las autoridades norteamericanas, buscando que le permitan viajar a EE UU como testigo, la maniobra parece no poder consumarse hasta el momento, en parte por la renuencia de las autoridades bahamesas.

Tanto Álvarez como un grupo de líderes mafiosos, ávidos de montar un nuevo circo contra Cuba, han tratado de presionar a las autoridades de Bahamas, entre ellas al canciller  Fred Mitchell y el Ministro de Inmigración, William Prats, entre otros. A la par, han desatado una campaña acusando a Bahamas de maltrados a los cubanos retenidos allí, estimulada desde Miami por grupos mafiosos y provocadores como el Movimiento Democracia, explotando un falso y manipulado patrioterismo.


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La manipulación del caso va en aumento. Según una “fuente anónima” en declaraciones a la mentirosa TV Martí, Cuba trató de presionar a William Prats, mediante la Tercer Secretaria de la embajada cubana en esa nación, Yoslaidy Clemente, sobre la aceleración del proceso de deportación de Ortelio Abrahantes Bacallao.

La lógica reacción de Cuba ante un caso que la comprometiera no sería la de usar a una Tercera Secretaria o el embajador en Bahamas, Ernesto Soberón. Se enviaría, de hecho, a una delegación de alto nivel y mucho menos se presionaría a Prats en el marco de una recepción, sino a puertas cerradas y en el mayor hermetismo posible. Todo ello, pues, atestigua de que las declaraciones de Ortelio son infundadas y Cuba, ciertamente, no tiene nada a que temer.

Cuba si está interesada en juzgar un hecho penalmente flagrante, como lo es el secuestro de una de sus embarcaciones, lo que podría desatar otro dañino impacto sobre los Acuerdos Migratorios entre Cuba y EEUU.

El intento de emplear a la ACNUR para validar la solicitud de asilo para Ortelio Abrahantes, contradice los acuerdos establecidos entre las partes y refrendan la intención de proteger a un traidor y secuestrador. ACNUR no debe dejarse manipular por los mafiosos de Miami y adoptar posiciones que vulnerarían su credibilidad en un futuro.

Para culminar esta nota, responsabilizo a los gobiernos de Bahamas y de los Estados Unidos, de incumplir los procedimientos acordados entre todas las partes, al demorar la extradición de este mentiroso. Nada tienen que temer por la vida y la integridad física de este personaje. Cuba, con su legítimo derecho, le juzgará, pero sus delitos no entrañan la pena de muerte. Suerte para Ortelio que no vive en Texas o cualquier estado norteamericano que aún aplica la pena de muerte, contrariamente al reclamo mundial por su abolición.


Percy Francisco Alvarado Godoy.

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