Le Nouvel Observateur: El ex director de la CIA Robert Gates lo afirma en su Memorias [1]:
los servicios secretos estadounidenses comenzaron a ayudar a los
muyahidines afganos 6 meses antes de la intervención soviética.
En aquella época usted era el consejero del presidente Carter para los
asuntos de seguridad. ¿Desempeñó entonces usted un papel clave en este
asunto? ¿Lo confirma usted?
Zbigniew Brzezinski: Sí, según la versión oficial de
la historia, la ayuda de la CIA a los muyahidines comenzó durante el
año 1980, cuando el ejército soviético ya había invadido Afganistán, el
24 de diciembre de 1979.
Pero la realidad que se mantuvo en secreto es diferente. Fue el 3 de
julio de 1979 cuando el presidente Carter firmó la primera directiva
sobre la asistencia clandestina para los opositores al régimen
prosoviético de Kabul. Y ese día yo escribí una nota al presidente donde
le explicaba que en mi opinión esa ayuda provocaría una intervención
militar de los soviéticos.
Le Nouvel Observateur: A pesar de ese riesgo
usted era partidario de aquella «covert action» (operación clandestina).
¿Quizás usted hasta deseaba esa entrada en guerra de los soviéticos y
quería provocarla?
Zbigniew Brzezinski: No es exactamente así. Nosotros
no empujamos los soviéticos a intervenir pero incrementamos
conscientemente la probabilidad de que lo hicieran.
Le Nouvel Observateur: Cuando los soviéticos
justificaron su intervención diciendo que su objetivo era luchar contra
una injerencia secreta de Estados Unidos nadie les creyó. Pero había un
fondo de verdad. ¿No siente usted algo de arrepentimiento hoy en día?
Zbigniew Brzezinski: ¿Arrepentirme de qué? Aquella
operación secreta era una excelente idea. Su efecto fue que atrajo los
rusos a caer en la trampa afgana ¿y usted quiere que me arrepienta de
eso? El día que los soviéticos cruzaron oficialmente la frontera, yo le
escribí al presidente Carter [diciéndole] sustancialmente: «Ahora tenemos la oportunidad de darle a la URSS su guerra de Vietnam.»
De hecho, Moscú tuvo que librar durante casi 10 años una guerra
insoportable para el régimen, un conflicto que provocó la
desmoralización y finalmente el estallido del imperio soviético.
Le Nouvel Observateur: ¿Tampoco se arrepiente
usted de haber favorecido el integrismo islamista, de haber aportado
armas y consejo a futuros terroristas?
Zbigniew Brzezinski: ¿Qué es lo más importante para
la historia mundial? ¿Los talibanes o la caída del imperio soviético?
¿Algunos locos islamistas o la liberación de Europa central y el fin de
la guerra fría?
Le Nouvel Observateur: ¿Algunos locos? Si se está diciendo constantemente que el fundamentalismo islámico representa hoy una amenaza mundial.
Zbigniew Brzezinski: Boberías. Según nos dicen,
Occidente debería tener una política global ante el islamismo. Eso es
estúpido. El islamismo global no existe. Veamos el islam de manera
racional y no demagógica o emocional. Es la primera religión del mundo,
con 1 500 millones de creyentes. Pero, ¿qué tienen en común la Arabia
Saudita fundamentalista, el Marruecos moderado, el Pakistán militarista,
el Egipto prooccidental y el Asia secularizada? Nada que no sea
lo mismo que une a los países cristianos.
Fuente Nouvel Observateur (Francia)
Tomado de http://www.tercerainformacion.es
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