El
ministro para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel
Rodríguez Torres, confirmó este lunes que de acuerdo con las
investigaciones adelantadas sobre el asesinato de Robert Serra y su
compañera, María Herrera, ocurridos el pasado 1 de octubre, el suceso
contó con un proceso de trabajo previo de vigilancia que sirvió para que
los autores materiales ejecutaran el lamentable hecho.
Al respecto, Rodríguez comentó que la versión del crimen planificado
se confirma de acuerdo a los elementos recolectados por el Cuerpo de
Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas, que permitieron
elaborar una reconstrucción de los hechos, cuya hipótesis maneja el
número de participantes, cómo entraron y cómo salieron de la residencia
del diputado, ubicada en La Pastora, Caracas, indica una nota de prensa
del portal web MIJP.
Durante su programa radial, A Toda Vida Radio, transmitido los lunes
por la emisora Radiorama 103.3 FM, el ministro señaló que los actos
cometidos esa noche obedecen a alguien que quería acabar con la vida de
este joven líder revolucionario.
“Hubo un trabajo previo de vigilancia, de conocimiento para saber
exactamente cuál era la rutina de Robert Serra y de quienes le
acompañaban”, recalcó el ministro, quien descartó el robo como móvil del
homicidio.
“Tenemos un 95% de certeza de que a Robert Serra no fueron a robarlo,
fueron exclusivamente a matarlo, porque no se robaron nada. Su maletín
con su laptop y su tablet no lo tocaron y ese es un elemento de valor
para un ladrón normal”, resaltó en el texto el titular del MIJP.
Por otra parte, señaló que el pronunciamiento de sectores de oposición en referencia al caso “fue a conveniencia y por interés”.
“Hacen ver que ese crimen es imputable a la inseguridad ciudadana
como delincuentes comunes, tratando de justificar lo injustificable”,
aseveró Rodríguez Torres, quien recordó todas las acciones paramilitares
que se han suscitado en el país, planificadas por sectores de la
derecha colombiana y venezolana.
Indicó que los hechos violentos y acciones terroristas promovidas por
la oposición venezolana partieron “casualmente” desde que el ex
presidente Álvaro Uribe Vélez, ganara las elecciones en Colombia, en el
2002, y desde ese momento, “Henrique Capriles Radonski y Leopoldo López
hicieron contacto con Uribe para recibir asesoría, orientación, la
bendición y quizás algunas otras cosas más”, añadió.
“En ese mismo año López le pide a Uribe ser su consejero de seguridad
y el ex alcalde de Chacao, Emilio Graterol contrató los servicios como
asesor policial a José Obdulio Gaviria, primo hermano Pablo Escobar
Gaviria”, precisó.
Recordó que en 2004, un total de 150 paramilitares colombianos
residían en la finca Daktari, ubicada entre los municipios Baruta y
Hatillo, estado Miranda, quienes “fueron liderizados por el comandante
Lucas, la mano asesina del paramilitar Salvatore Mancuso, el cual
declaró en Estados Unidos, que estos colombianos estaban en Venezuela
por instrucciones de Álvaro Uribe Vélez” con el objetivo de dar un golpe
terrorista contra el Gobierno Bolivariano y asesinar al presidente
Chávez, explicó el ministro.
“Este caso es una muestra clara de la presencia del paramilitarismo
en nuestro país para tratar de alcanzar el poder. Les nombro caso por
caso para recordarles a los líderes de la derecha las barbaridades que
han hecho en este país”, recalcó Rodríguez Torres.
AVN
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