lunes, 19 de enero de 2015

Las pretensiones contrarrevolucionarias y el diálogo Cuba-EEUU.


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Congresistas de Estados Unidos de visita en Cuba


Más por cortesía, que por entender una supuesta representatividad de un conjunto de contrarrevolucionarios dentro de la sociedad actual, la representación de congresistas demócratas estadounidenses de paso por la Habana, se reunió con un reducido grupo de estas personas el pasado domingo, de por sí carentes de peso dentro de la sociedad civil cubana actual.

La reunión de dos horas sirvió para que los citados senadores Patrick Leahy, Richard Durbin (Illinois), Debbie Stabenow (Michigan) y Sheldon Whitehouse (Rhode Island), así como los representantes Chris Van Hollen (Maryland) y Peter Welch (Vermont), tomaran pulso sobre las encontradas opiniones de la contrarrevolución interna sobre el proceso de acercamiento entre Cuba y los Estados Unidos.

Lo significativo del encuentro es que en el mismo participaron solo aquellos asiduos visitantes a Washington y a Miami como Elizardo Sánchez Santacruz, Berta Soler, Antonio Rodiles, Yoani Sánchez, con la excepción de José Daniel Ferrer. Es por ello que las posturas de los mismos eran, de antemano, conocidas por la parte norteamericana.

Como era de esperarse, de acuerdo con informaciones públicas anteriores al encuentro, los contrarrevolucionarios mostraron una inexistente unidad de apreciaciones con respecto a lo que se espera del futuro diálogo entre los dos gobiernos.

Al igual, fue casi unánime la posición de que la contrarrevolución interna fuera partícipe de los encuentros gubernamentales, lo que representa una burda aberración en términos de encumbrado e inmerecido sobredimensionamiento, por cuanto ellos carecen de peso dentro de la verdadera sociedad civil cubana. Esta realidad es de pleno conocimiento por parte de los congresistas norteamericanos y saben que Cuba nunca aceptará tal pretensión.

En términos generales, al no haber una declaración oficial de la parte norteamericana sobre el encuentro, las peticiones de los mercenarios estuvieron dirigidas a impostar peticiones de dudoso éxito, por cuanto vulneran una condición esencial en este proceso de restablecimiento de relaciones entre las dos naciones: el principio de respeto a la soberanía.

Una de las peticiones, sostenidas por el detractor  Elizardo Sánchez Santacruz, autodenominado  portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), es la solicitud de excarcelación de 24 presos que cumplen condenas por más de 10 y 20 años de cárcel por supuestos motivos políticos, atendiendo a razones humanitarias. Aunque este asunto no ha sido sacado a la luz pública por ambos gobiernos, no se excluyen nuevas excarcelaciones, pero siempre bajo el principio de que los beneficiados cesen en sus actividades antigubernamentales. La solicitud de inclusión de este tema puede prosperar en algunos casos, en dependencia de cuáles sean los reos y los delitos cometidos.

En torno a este asunto, Cuba tendría también el derecho de solicitar la liberación de personas que purgan prisión en Estados Unidos, con independencia de su ciudadanía.

Por su parte, la desprestigiada liderzuela de las Damas de Blanco, Berta Soler, manifestó su abierto rechazo a la postura norteamericana de promover el diálogo diplomático de Estados Unidos con Cuba, haciéndose eco de las posiciones más extremistas de la mafia cubano americana.  

En el caso de Antonio Rodiles, director del proyecto independiente Estado de Sats, manifestó su apreciación de que la delegación parlamentaria norteamericana esperaba la aprobación de los cambios promovidos por Obama con respecto a Cuba, aunque cuestionó que el gobierno cubano realizara una real apertura en el plano “democrático”.

 Los otros participantes por parte de la contrarrevolución interna no dieron sus posiciones públicas al respecto luego del encuentro, aunque se sabe que ven con suspicacia el proceso de acercamiento entre las dos partes. Tal vez, como es de esperar en los casos de Yoani y José Daniel Ferrer, guardan sus argumentos para el encuentro que sostendrán el día 23 de enero con Roberta Jacobson o harán declaraciones posteriormente.

Otros contrarrevolucionarios participantes en el encuenstro no han sido mencionados en los reportes de prensa, aunque se estima fueron más de una docena.

Los congresistas demócratas llegaron el pasado sábado a Cuba, en una visita que precede a la primera reunión que celebrarán el 21 y 22 de enero en La Habana representantes de los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, para tratar sobre el restablecimiento de relaciones diplomáticas.

La agenda de los legisladores estadounidenses, que terminará hoy, incluyó encuentros con varios funcionarios gubernamentales cubanos, miembros del staff de la SINA, así como con representantes diplomáticos de España, México, Noruega y Colombia.

Paralelamente, el llamado Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), con sede en Madrid, intentó presionar a la subsecretaria de Estado norteamericana para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, para que en el diálogo con Cuba, mediante una carta, para que su gobierno facilite la "inclusión y consideración de todos los cubanos, antes de cualquier concesión obsequiosa".
La Jacobson se limitó a responderla con amabilidad y prometiendo tomar en cuenta sus puntos de vista.

La carta en cuestión está dirigida a impostar la matriz de opinión de tener en cuenta en el diálogo a la contrarrevolución interna y externa, así como a comprometer a Washington en un apoyo activo a la misma.

Los cuatro puntos que la OCDH considera "esenciales", más que a facilitar el diálogo, están encaminados a entorpecerlo, por cuanto lesionan el derecho soberano de Cuba al pretender cambios inaceptables por parte de nuestro gobierno:

—La liberación "sin condiciones a todos los prisioneros políticos; los que permanecen en prisión y los que se encuentran en libertad condicional o licencia extrapenal".

—El cese de la represión contra los activistas de derechos humanos, periodistas independientes y otros ciudadanos.

—El fin de la "práctica selectiva en la concesión de permisos para entrar o salir del país (…) especialmente con aquellos forzados a exiliarse por consideraciones políticas".

—El compromiso, por parte del Gobierno cubano, de "una reforma política que incluya una ley de partidos y una nueva ley de asociaciones, así como una verdadera reforma económica que respete la libre iniciativa privada de sus ciudadanos".

Cuba tiene el legítimo derecho soberano de decidir su destino y ha puesto en claro que dichas conversaciones no admiten concesiones con respecto a nuestro rumbo socialista. Al igual, tampoco aceptará la existencia de una contrarrevolución subversiva y provocadora, dirigida a alterar o cambiar nuestro orden constitucional.

En este sentido ha de quedar claro que, toda aquella persona que ha sido liberada a tenor de los acuerdos entre las partes cubana y norteamericana, recibirá el peso de la justicia mientras continúe realizando labores subversivas en contra nuestra estabilidad constitucional. Su reciente liberación no representa un aval para la impunidad y la provocación. Tampoco podrán salir del país aquellas personas sobre las que pesen sanciones legales o estén bajo procesos investigativos o de instrucción por los delitos cometidos.

Tampoco Cuba admite presiones para liberar a aquellos individuos sobre los que pesan condenas por su labor antigubernamental y solo dará pasos en esa dirección con espíritu humanitario y apegado a sus normas jurídicas.

Hay que recordar a todos los interesados en estos asuntos que Cuba mantendrá siempre la postura de procurar un diálogo transparente con Estados Unidos, sobre la base del reconocimiento de la soberanía, el respeto a la autodeterminación y sin injerencia en los asuntos internos de las partes.

Hoy más que nunca hay que hacer valer un viejo proverbio: “Cuentas claras, conservan amistad”


Percy Francisco Alvarado Godoy

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