La CIA esconde sus trapos sucios.

La CIA sabe resolver sus asuntos fuera del ojo avizor del público. Tal cosa ha sucedido con David Petraeus, ex director de la CIA y ex comandante de Estados Unidos en Irak, quien fuera  condenado ayer a dos años de libertad bajo palabra por revelar información clasificada a la periodista Paula Broadwell, con la que mantenía una relación extramarital. Otros directores de la Agencia han pasado por estos affaires, pero tales situaciones se han sabido esconder a tiempo.

Dicen algunos especialistas que el ajuste de cuentas contra Petraeus, uno de los militares más condecorados de las fuerzas armadas estadunidenses, se debió a recelos y a una permanente lucha dentro del mundo de la inteligencia gringa. Aún así, puede decirse que Petraeus anduvo con suerte al recibir una leve sanción -pudiera decirse como "escarmiento"-, además de estar obligado a pagar una  irrisoria multa de 100 mil dólares, como parte de un arreglo tras bambalinas con el Departamento de Justicia, aprobado por un juez federal.

La sentencia, como informa Notimex, evitó que Petraeus fuera sometido a un juicio público, donde hubiera salido a la luz pública no sólo información personal de este personaje, sino también información sensible que pudiera comprometer a la CIA, sobre todo la relacionada con el espionaje a naciones "amigas" y varias operaciones oscuras.

La trampa tendida a Petraeus se originó cuando el FBI recibió infortmación sobre las andanzas amorosas del entonces jefe de la CIA por parte de Jill Kelley, amiga de la familia Petraeus, quien dijo haber recibido varios  correos agresivos por parte de la fogoza Broadwell.

Chismes de cama, broncas de mujeres despechadas y otros intereses oscuros provocaron la salida de Petraeus de su sólida posición dentro del los halcones USA.

Percy Francisco Alvarado Godoy