Del mismo modo, los asesinatos en Estados Unidos se pretenden
solucionar con grandes condenas a cadena perpetua o a pena de muerte, en
lugar de prohibir el uso tan libre que allí existe de la “herramienta”
básica con la que ocurren todas estas barbaridades: las armas.
El miércoles pasado un joven de 21 años mató a nueve personas dentro
de una iglesia. El chaval pretendía iniciar una Tercera Guerra Mundial,
con el objetivo de acabar con los negros. El arma utilizada se la regaló
su padre.
Del mismo modo, los asesinatos en Estados Unidos se pretenden
solucionar con grandes condenas a cadena perpetua o a pena de muerte, en
lugar de prohibir el uso tan libre que allí existe de la “herramienta”
básica con la que ocurren todas estas barbaridades: las armas. De esta
manera, no tardará mucho tiempo en volver a repetirse otra barbaridad. Y
volverá a salir Obama diciendo que se debe repensar el tema de las
armas. Y volverá a olvidarse a los dos días del asunto. Y volverá, otra
semana después, a suceder algo semejante. Y así seguirán matándose, por
los siglos de los siglos.
Actuar equivocadamente a sabiendas que estás actuando equivocadamente
es la mayor arma de destrucción masiva. Parece que estemos empeñados en
destruirnos.
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