Hay quienes piensan
que el anuncio de la recientes desclasificación de documentos puede significar
el cambio tan esperado por Cuba en las posiciones de EEUU con respecto al
terrorismo contra nuestra Patria. De ser así, cabe la posibilidad de que se
reabra el Gran Jurado de Nueva Jersey y se puedan interponer querellas contra los
terroristas y prófugos de la justicia cubana que aún caminan impunes por Miami
y otras ciudades.
Por lo menos, ayer
supe de primera mano que existe una clara intranquilidad entre los terroristas
y que ya han reclamado a sus socios mafiosos en el Congreso oponerse a cualquier
medida que apunte a esa dirección.
Poco, o casi nada, reveló el reciente informe
desclasificado hace unos días por el Departamento de Estado, a no ser la “conjetura”
de la CIA en que se estima que Luis Posada Carrilles pudo haber estado
vinculado a la explosión en pleno vuelo de un avión de Cubana de aviación en
Barbados el 6 de octubre de 1976.
A pesar de desnudar algunas partes de un viejo
informe ya desclasificado, todavía se mantienen ocultos en los archivos de la
CIA los vínculos de esta agencia con grupos terroristas asentados en EEUU.
También se trata de impostar la idea de que la CIA no supo anticipadamente la
realización de este macabro plan que costó la vida a 73 personas.
Fidel nunca se equivocó. Aunque se niegue, y haya
que esperar muchos años más, la mano de la CIA estuvo implicada en este hecho.
Como la fuerza de
la verdad no se puede manipular por mucho tiempo, la CIA reconoció haber tenido
vínculos con Posada, Bosch y Martínez Suárez, exonerando a éste último de
cualquier implicación. A la par, Posada y Bosch han sido implicados confesos de
su implicación en este crimen. El primero aún vive impunemente en EEUU,
mientras el otro falleció con un halo de impunidad.
¿Supieron realmente
las autoridades norteamericanas sobre la implicación de la CIA en hechos
terroristas contra Cuba, tal como ocurrió con el derribo del avión de Cubana de
Aviación en Barbados? Claro que sí.
Soy testigo de que
cuando se conformó el Gran Jurado en Newark, en Nueva Jersey, en agosto del
2006, para juzgar los crímenes del terrorista Luis Posada Carriles, existió en
las autoridades norteamericanas la postura de SOLAMENTE juzgar aquellos delitos
posteriores al año 1995, dando los otros como aparentemente prescritos por la
legislación de ese país.
De hecho, tanto el
FBI como la Sección Antiterrorista del Departamento de Estado, solo centraron
su atención en la oleada terrorista contra centros turísticos habaneros en
1997, que costaron la vida a un joven turista italiano, heridas a otras 11
personas y cuantiosos daños materiales. Lo demás fue ignorado.
La causa principal
por la que las actividades del Gran Jurado contra Luis Posada Carriles se haya
estancado –a pesar de los elevados gastos millonarios desembolsados-, fueron
las fuertes presiones ejercidas por el grupo mafioso anticubano en el Congreso
y por el temor de EEUU que su implicación en el terrorismo contra Cuba fuera
puesto al descubierto.
Aunque se llegó a
escarbar las paredes externas de la permanente conspiración terrorista contra
Cuba por parte del Gran Jurado en sus investigaciones sobre los atentados con
bombas de 1997, se pudo identificar la implicación de la Fundación Nacional
Cubano Americana (FNCA) en los mismos, en las personas de dos ex directores de
la misma -Abel Hernández, residente de Cliffside Park, y Oscar Rojas, quien fue
contador del fallecido millonario de Fort Lee, Arnaldo Monzón-, así como de
otro tres sospechosos vinculados a esta misma organización. Los capos
superiores de la FNCA en esos momentos como Jorge Mas Canosa, Francisco José
Hernández Calvo, Luis Zúñiga Rey, Horacio Salvador García Cordero, entre otros,
apenas fueron interrogados o investigados.
Tal como señalo en
un viejo artículo publicado en CubaDebate el 4 de octubre del 2007, titulado “¿Querrá
Estados Unidos realmente encausar a Posada Carriles en New Jersey?”, tratando
de conminar a las autoridades de ese país, destaqué: “Cuando un Gran Jurado de New Jersey inició una investigación en agosto
del 2006, sobre la participación de Luis Posada Carriles en los atentados con
bombas contra hoteles cubanos en 1997, mucha gente pensó que al fin este
criminal sería encausado por las autoridades norteamericanas, luego del
bochornoso papel representado por las mismas durante el juicio que se le siguió
a este connotado criminal en El Paso, Texas. Sería, sin lugar a dudas, la
oportunidad que tendría la justicia norteamericana para limpiar la deteriorada
imagen que presentó ante el mundo en ese proceso legal y, desde luego, una
manera tardía de “hacer justicia” al cacareado antiterrorismo preconizado por Bush.”
“Mal parados quedaron el Departamento de Justicia el
Departamento de Seguridad Interna y otras agencias federales, por el papel
asumido durante la querella legal contra Posada Carriles, por violar las leyes
migratorias de Estados Unidos al ingresar ilegalmente a este país.”
Retomo otras partes
del citado artículo:
“Estaba claro, que el Procurador General y su Sección
Antiterrorista se negaron a reconocer que Posada Carriles es un connotado
criminal, indudablemente presionados por la propia administración y el miedo de
la misma de ser chantajeados por la mafia cubana de Miami y el propio
terrorista. Si se hubiera entregado a la corte esta certificación, se hubieran
creado las condiciones legales para proceder a la detención permanente de
Posada Carriles, garantizando que cada seis meses se revisara su condición como
terrorista.
A pesar de que la Sección Antiterrorista contaba en
esos momentos con abundante información incriminatoria contra Posada, ofrecida
por Cuba y aportada por infinidad de fuentes públicas y las propias
declaraciones del criminal, la fiscalía no aportó una sola prueba sobre el
prontuario terrorista del asesino.
Estos dos hechos, la falta de pruebas aportadas por el
gobierno y la ausencia de tal certificación, abrieron las puertas a la
impunidad y posibilitaron que los abogados de la defensa presionaran a la corte
para obtener la liberación bajo fianza del terrorista.
Varios acontecimientos sucedidos en Estados Unidos y
relacionados con Posada Carriles y varios de sus cómplices, demuestran que
existen intenciones de evitar cualquier enjuiciamiento al terrorista por sus
actividades criminales contra Cuba. Tenerlos en cuenta de conjunto, nos
permiten comprobar que las autoridades norteamericanas y sus cómplices de la
mafia terrorista de Miami manejan diversos y ocultos hilos entre telones, para
garantizar nuevamente la impunidad:
● El presidente de Estados Unidos George W. Bush se
reunió con el antiguo directivo de la FNCA y financista directo de actividades
terroristas contra Cuba, Alberto Hernández, en el aeropuerto de Fort
Lauderdale, en ocasión de la visita del mandatario para participar en la
Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), el pasado 10
de junio de 2005. Fue, de hecho, un espaldarazo a la mafia y a Posada Carriles.
● Varios congresistas del sur de la Florida,
involucrados hasta el tuétano en los ataques contra Cuba, Lincoln Díaz-Balart,
Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen, no solo solicitaron en mayo y
noviembre de 2003 a la ex presidenta panameña, Mireya Moscoso, el perdón para
Posada Carriles y sus tres cómplices en el intento de magnicidio contra el
Comandante en Jefe, en Panamá, sino que realizaron gestiones secretas
septiembre de 2006, ante el gobierno de Bush, para liberar al terrorista, de
quien dijeron sentir una profunda admiración.
● Varios cómplices de Posada Carriles fueron exonerados
de las acusaciones que pesaban contra ellos por varios delitos:
a) Un juez federal, Juan Montalvo, dejó en libertad el
17 de agosto de 2006 a José Hilario “Pepín" Pujol y Rubén López Castro,
por su complicidad en la entrada ilegal de Posada Carriles a Estados Unidos, a
pesar de que los mismos violaron varias leyes migratorias norteamericanas.
b) Otro connotado terrorista, Ernesto Abreu, fue dejado en libertad por el juez federal David Briones, en octubre del 2006, a pesar de que se negó a declarar ante la corte durante el proceso de El Paso, Texas.
c) En enero de 2007, el terrorista Santiago Álvarez, condenado a cuatro años de privación de libertad por el delito de conspiración para poseer un arsenal de armas de guerra, junto a Osvaldo Mitat, logró un arreglo con la fiscalía luego de entregar a las autoridades un cuantioso arsenal de armas de guerra entre los que se incluían, rifles, detonadores, explosivos C-4, un lanzagranadas y municiones. Ni sus declaraciones sobre el hecho de que estas armas serían empleadas para atacar a un gobierno extranjero, el cubano, en franca violación de la Ley de Neutralidad, sonrojaron a la fiscalía ni al juez que redujo las condenas.
d) La misma farsa que se urdió con Santiago Álvarez y Osvaldo Mitat, se repitió descaradamente en junio de 2007, cuando el abogado de otro terrorista, Robert Ferro, quien fuera detenido con un importante alijo de armas, logró que la fiscalía impusiera una sentencia irrisoria para su defendido.
● Eufórico y en espera de la más descarada impunidad, como solo sabe hacerlo quien nada teme, Posada Carriles realizó unas cínicas declaraciones desde El Paso, Texas, a la emisora miamense WQBA, en agosto de 2006: “Mis planes futuros es Cuba, mi objetivo es Cuba, y seguirá siendo Cuba, regresar a la isla, a mi patria”.
b) Otro connotado terrorista, Ernesto Abreu, fue dejado en libertad por el juez federal David Briones, en octubre del 2006, a pesar de que se negó a declarar ante la corte durante el proceso de El Paso, Texas.
c) En enero de 2007, el terrorista Santiago Álvarez, condenado a cuatro años de privación de libertad por el delito de conspiración para poseer un arsenal de armas de guerra, junto a Osvaldo Mitat, logró un arreglo con la fiscalía luego de entregar a las autoridades un cuantioso arsenal de armas de guerra entre los que se incluían, rifles, detonadores, explosivos C-4, un lanzagranadas y municiones. Ni sus declaraciones sobre el hecho de que estas armas serían empleadas para atacar a un gobierno extranjero, el cubano, en franca violación de la Ley de Neutralidad, sonrojaron a la fiscalía ni al juez que redujo las condenas.
d) La misma farsa que se urdió con Santiago Álvarez y Osvaldo Mitat, se repitió descaradamente en junio de 2007, cuando el abogado de otro terrorista, Robert Ferro, quien fuera detenido con un importante alijo de armas, logró que la fiscalía impusiera una sentencia irrisoria para su defendido.
● Eufórico y en espera de la más descarada impunidad, como solo sabe hacerlo quien nada teme, Posada Carriles realizó unas cínicas declaraciones desde El Paso, Texas, a la emisora miamense WQBA, en agosto de 2006: “Mis planes futuros es Cuba, mi objetivo es Cuba, y seguirá siendo Cuba, regresar a la isla, a mi patria”.
Dos meses, en octubre de ese mismo año, el terrorista
ávido de protagonismo declaró a la emisora La Poderosa: "Esta semana el
juez federal decide y según la ley, corresponde que me suelten. …No estoy
nervioso y sí muy optimista de ser liberado. Si vuelvo a nacer, hago lo mismo,
no me arrepiento de nada”. ¿Qué hizo a Posada expresarse de manera tan confiada
en esos momentos? No cabe duda que él ya tenía total certeza de la maniobra
urdida por el gobierno norteamericano para lograr su excarcelación.
● Uno de los hechos que prueban la confabulación
descarada de las autoridades norteamericanas para exculpar a Posada y evitar
algún juicio posterior al mismo, lo fue la destrucción de su expediente
criminal por orden del agente especial Ed Pesquera, nada más y nada menos que
hijo de otro acérrimo enemigo de Cuba, Héctor Pesquera, ex jefe del Buró
Federal de Investigaciones (FBI) del Sur de la Florida. Tal hecho fue
denunciado por la periodista Ann Louise Bardach. Llama poderosamente la
atención que en este expediente destruido en 1998, estaban varios documentos
que implican directamente a este terrorista con los atentados con bombas contra
instalaciones turísticas cubanas en 1997. Asimismo, llama también la atención
que Ed Pesquera no haya recibido la más mínima amonestación de sus jefes por
tal proceder.
● El 17 de abril de 2007, fue rechazada inexplicablemente por la Corte de Apelaciones de Nueva Orleáns, una moción presentada por los fiscales Paul Ahern y John W. Van Lonkhuyzen con el pedido del gobierno de Estados Unidos de mantener detenido a Luis Posada Carriles. La justicia corrupta, la ineficacia de la fiscalía y la complacencia de unos jueces, daba el espaldarazo final a la impunidad.
A partir de ese momento, Posada Carriles salió en libertad y se trasladó a Miami, donde goza actualmente de la protección de las autoridades y de sus compinches. Sus abogados y cómplices le han aconsejado permanecer en silencio y no hacer declaración alguna -cosa que ha de afectar su cínico protagonismo-, en espera de los resultados de la investigación de New Jersey.”
● El 17 de abril de 2007, fue rechazada inexplicablemente por la Corte de Apelaciones de Nueva Orleáns, una moción presentada por los fiscales Paul Ahern y John W. Van Lonkhuyzen con el pedido del gobierno de Estados Unidos de mantener detenido a Luis Posada Carriles. La justicia corrupta, la ineficacia de la fiscalía y la complacencia de unos jueces, daba el espaldarazo final a la impunidad.
A partir de ese momento, Posada Carriles salió en libertad y se trasladó a Miami, donde goza actualmente de la protección de las autoridades y de sus compinches. Sus abogados y cómplices le han aconsejado permanecer en silencio y no hacer declaración alguna -cosa que ha de afectar su cínico protagonismo-, en espera de los resultados de la investigación de New Jersey.”
Vuelvo a retomar el
tema del Gran Jurado de Nueva Jersey:
Según varios
medios, principalmente no norteamericanos, la investigación aborda la forma en
que Posada Carriles recibió grandes sumas de dinero desde New Jersey, enviados
por varios cubanos residentes en esa ciudad, entre los que se encontraban
Arnaldo Monzón Plasencia y Abel Hernández. El primero de ellos, ya fallecido,
era el dueño de la cadena de tiendas Arnold Stores y se vio involucrado de
manera directa como alto directivo de la FNCA en varios hechos terroristas
contra Cuba. Por su parte, Hernández, residente en Cliffside Park y propietario
del supermercado Mi bandera, de Union City, desembolsó también fuertes sumas de
dinero para sufragar las acciones terroristas de 1997. Las “donaciones”
ascendieron a cerca de 30 000 USD.
Según diversas fuentes, el Gran Jurado ha interrogado a varias personas para esclarecer el envío de dinero a Posada desde New Jersey. Entre ellos se encuentran Oscar Rojas, y su hijo, José Alemán. Uno de los sospechosos entrevistas, Ángel Alfonso Alemán, integrante de la Comisión Militar de la FNCA y directivo de la Coordinadora de Ex Presos Políticos Cubanos, participó en el frustrado atentado contra Fidel en Isla Margarita, Venezuela, durante la celebración de la VII Cumbre Iberoamericana. Se recuerda también como uno de los testigos hostiles en el amañado juicio contra los Cinco Héroes, Como Basulto y otros, se negó a declarar amparándose en la Quinta Enmienda.
Según diversas fuentes, el Gran Jurado ha interrogado a varias personas para esclarecer el envío de dinero a Posada desde New Jersey. Entre ellos se encuentran Oscar Rojas, y su hijo, José Alemán. Uno de los sospechosos entrevistas, Ángel Alfonso Alemán, integrante de la Comisión Militar de la FNCA y directivo de la Coordinadora de Ex Presos Políticos Cubanos, participó en el frustrado atentado contra Fidel en Isla Margarita, Venezuela, durante la celebración de la VII Cumbre Iberoamericana. Se recuerda también como uno de los testigos hostiles en el amañado juicio contra los Cinco Héroes, Como Basulto y otros, se negó a declarar amparándose en la Quinta Enmienda.
Sin lugar a dudas,
si el FBI estuviera dispuesto a llevar la investigación hasta las últimas
consecuencias, dispone no solo de la evidencia aportada por Cuba sino, incluso,
las propias declaraciones de Posada Carriles a varios periodistas, entre ellos
a los del New York Times, en julio de 1998.
Por otra parte, los
federales cuentan con un amplio dossier iniciado en 1997, cuando el ingeniero
guatemalteco Antonio Jorge Álvarez, quien dirigía las actividades de la firma
WRB Enterprises en Guatemala, informó a dicha agencia sobre los planes de
Posada para perpetrar atentados terroristas en Cuba. ¿Por qué, me pregunto, los
investigadores no han contactado a Álvarez para ampliar su indagación, si todo
parece indicar que trabajó por indicaciones del FBI para espiar las actividades
de Posada junto a dos de sus empleados de WRB Enterprises, nombrados José
Francisco “Pepe” Alvarez y José Burgos?
Con la anuencia de Álvarez, el FBI pudo conocer, mediante la colocación de dispositivos de escucha, que los tres implicados:
Con la anuencia de Álvarez, el FBI pudo conocer, mediante la colocación de dispositivos de escucha, que los tres implicados:
● Conspiraron
reiteradamente para enviar a ciudadanos bajo la fachada de turistas, para
introducir explosivos en Cuba y hacerlos explotar en hoteles.
● La posesión por parte de los implicados, en diferentes momentos de la investigación, de diversas cantidades de explosivos, rotulados como potencialmente peligrosos.
● La posesión por parte de los implicados, en diferentes momentos de la investigación, de diversas cantidades de explosivos, rotulados como potencialmente peligrosos.
● Una fuente
confidencial dio a conocer a los federales la copia de un fax que demostraba
las transferencias electrónicas de dinero desde New Jersey, y dirigidas a
Posada Carriles.
● Durante la
pesquisa, el FBI pudo recopilar diversos documentos que evidenciaron las
distintas transferencias a través de Western Union desde los Estados Unidos
hacia Guatemala y El Salvador, en el período entre octubre de 1996 y enero de
1998 y que ascendieron a cerca de 19 000 USD.
Hoy está claro que
si el FBI monitoreó las actividades de la célula terrorista centroamericana,
integrada por Posada Carriles, José Francisco “Pepe” Alvarez, José Burgos,
Francisco Chávez Abarca y otros, pudo haber evitado la oleada de bombas que se
colocó en hoteles cubanos en 1997. Pudo haber evitado, de igual forma, que Raúl
Ernesto Cruz León hiriera a cuatro personas en los hoteles Capri y Nacional, el
12 de julio de 1997. Pudo también el FBI haber evitado, de haber actuado como
el caso lo ameritaba, la muerte del turista italiano Fabio Di Celmo, el 4 de
septiembre de 1997.
Meses han pasado
desde que se inició la pesquisa federal de del Gran Jurado de New Jersey y no
parece aparecer algún resultado significativo. Lo raro de todo es que el FBI
cuenta con abundantes pruebas. Ante esto solo cabe preguntarse: ¿Querrá
realmente Estados Unidos, de una vez y por todas, juzgar a Luis Posada
Carriles?
Mientras tanto, un
padre italiano reclama justicia por su hijo vilmente asesinado, mientras Cuba
espera, con dignidad y rabia, que la justicia tenga derecho a ser tenida en
cuenta. percy@cubadebate.cu
El descaro y la
impunidad de estos criminales quedaron demostrados en un artículo de mi amigo
Jean Guy Allard, fechado el 18 de mayo de 2011, en el cual se destaca:
“El Senador norteamericano Robert “Bob” Menéndez y el
Representante Albio Sires, ambos de origen cubano, se reunieron el último 17 de
mayo con Luis Posada Carriles, en un restaurante de West New York, en el curso
de una asamblea de connotados terroristas de la “región Norte” y de cabecillas
de la mafia cubanoamericana de Miami, convocada para celebrar el indulto del
terrorista internacional por un tribunal tejano.”
“La reunión con carácter claramente conspirativo tuvo
lugar en el restaurante “El Faro” ubicado en margen del rio Hudson, River Drive
y Calle 60, en West New York. El representante Albio Sires fue alcalde de la
ciudad de West New York, vecina de Union City, antes de emprender su carrera de
político federal. Era entonces conocido por sus relaciones con el hampa
cubanoamericano que desarrolló ahí una extensa red de juego ilegal y de
prostitución.”
“La referencia a las “gestiones” evidentemente ocultas
de Menéndez a su favor, incluya por cierto a la investigación de Gran Jurado de
New Jersey, en relación con los atentados de La Habana, que “misteriosamente”
se dilató para luego quedar interrumpida, sin más explicaciones de las
autoridades judiciales.”
En “La historia no
contada de los Cinco (Parte XIII), La Historia se repite”, con autoría del
compañero Ricardo Alarcón de Quesada y publicado el 21 de octubre de 2009, se
destaca cómo Cuba informó al gobierno norteamericano sobre las actividades
terroristas contra Cuba y, particularmente, las que incriminaban a Posada
Carriles.
En partes de este
trabajo, Alarcón destaca:
“Solo un par de días después del encuentro de García
Márquez en la Casa Blanca, diplomáticos estadounidenses en La Habana se
acercaron a las autoridades cubanas. Tuvimos una serie de discusiones centradas
principalmente en lo que Estados Unidos había descubierto acerca de planes
terroristas contra aeronaves civiles y en la advertencia que la Administración
Federal de Aviación (FAA) se había sentido obligada a emitir. Durante esos
intercambios Estados Unidos solicitó formalmente que una delegación de alto
nivel del FBI viniera a La Habana con vistas a recibir de su contraparte
información sobre la campaña terrorista que tenía lugar en esos momentos.
Durante la preparación de esa visita el secretario de Estado asistente, John
Hamilton, comunicó que "esta vez ellos querían enfatizar la seriedad de la
oferta de Estados Unidos de investigar cualquier evidencia que [Cuba] pudiera
tener".
Las reuniones tuvieron lugar en La Habana los días 16 y
17 de junio de 1998. A la delegación norteamericana se le entregó abundante
información, tanto documental como testimonial. El material entregado incluía
las investigaciones relacionadas con 31 actos terroristas, que habían tenido
lugar entre 1990 y 1998, muchos promovidos por la Fundación Nacional
Cubano-Americana, que también organizó y financió las acciones más peligrosas
llevadas a cabo por la red de Luis Posada Carriles. La información incluía
listas detalladas y fotografías de armamentos, explosivos y otros materiales
confiscados en cada caso. Adicionalmente, 51 páginas con evidencias
relacionadas con el dinero aportado por la FNCA a varios grupos para realizar
actividades terroristas en la Isla. El FBI recibió también grabaciones de 14
conversaciones telefónicas en las cuales Luis Posada Carriles se refería a
ataques violentos contra Cuba. Se entregó una detallada información de cómo
localizar al notorio asesino, tales como direcciones de sus casas, lugares que
frecuentaba, y los números de placa de sus autos en El Salvador, Honduras, Costa
Rica, República Dominicana, Guatemala y Panamá.
El FBI se llevó los expedientes de 40 terroristas de
origen cubano, la mayoría de los cuales vivía en Miami y los datos para
encontrar a cada uno de ellos. La delegación norteamericana se llevó también tres
muestras de dos gramos cada una de sustancias explosivas de bombas desactivadas
antes de que pudieran explotar en el Hotel Meliá Cohiba el 30 de abril de 1997
y en un ómnibus de turistas el 19 de octubre de 1997, así como el artefacto
explosivo confiscado a dos guatemaltecos el 4 de marzo de 1998.
Al FBI también se le entregaron cinco cassettes de
video y ocho de audio y sus transcripciones con las declaraciones de los
centroamericanos que habían sido arrestados por colocar las bombas en los
hoteles. Ahí ellos hablaban de sus vínculos con bandas cubanas y en particular
con Luis Posada Carriles.
La parte norteamericana reconoció el valor de la
información y se comprometió a dar una respuesta lo más pronto posible.
Nunca tuvimos una respuesta. Nadie sabe con certeza lo
que el FBI hizo con las evidencias y con la pormenorizada información que
recibió en La Habana. Definitivamente no la utilizaron para arrestar a ninguno
de los criminales ni para abrir ninguna investigación.”
Posteriormente hubo
varios encuentros con representantes del FBI en la Habana, de los cuales, al
menos uno, fueron filtrados por la parte norteamericana a la prensa de Miami.
Al respecto se destacó:
“El Gobierno cubano ha permitido que agentes del FBI
investiguen y recaben pruebas en Cuba sobre la supuesta participación del
anticastrista Luis Posada Carriles en un atentado terrorista en 1997, informó
hoy el diario The Miami Herald.
En un hecho sin precedentes, tres agentes de la Oficina
Federal de Investigaciones (FBI) viajaron recientemente a La Habana con el
propósito de "recopilar" pruebas que impliquen a Posada Carriles en
el atentado perpetrado en 1997 en el hotel Copacabana de La Habana, en el que
murió el turista italiano Fabio DiCelmo.”
Yo fui uno de los
entrevistados en esta oportunidad.
Hay quienes piensan
que el anuncio de la recientes desclasificación de documentos puede significar
el cambio tan esperado por Cuba en las posiciones de EEUU con respecto al
terrorismo contra nuestra Patria. De ser así, cabe la posibilidad de que se
reabra el Gran Jurado de Nueva Jersey y se puedan interponer querellas contra los
terroristas y prófugos de la justicia cubana que aún caminan impunes por Miami
y otras ciudades.
Por lo menos, ayer
supe de primera mano que existe una clara intranquilidad entre los terroristas
y que ya han reclamado a sus socios mafiosos en el Congreso oponerse a cualquier
medida que apunte a esa dirección.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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