La cuestión básica
es que estos grupos han seguido operando en EEUU hasta nuestros días planeando
agresiones criminales contra Cuba. Ellos tienen el infame mérito de haber
asesinado a 35 personas en territorio norteamericano, entre las que ha habido personas
de nacionalidad norteamericana, diplomáticos cubanos y nacionales de la Isla
que cometieron el error de abogar por un acercamiento a Cuba. El FBI ha sido incapaz
de neutralizarlos o actuar sobre ellos, aun existiendo incontables pruebas de
sus delitos.
Primero que todo, parto de la premisa de que el
proceso de acercamiento diplomático entre Cuba y Estados Unidos no hará
desaparecer la amenaza terrorista contra nuestro país, teniendo en cuenta de
que existen en el país norteño fuertes fuerzas que se oponen al mismo y harán
todo lo posible por entorpecerlo recurriendo, incluso, a la agresión terrorista
para lograr sus macabros objetivos.
No es casual que la ultraderecha norteamericana
mantenga una posición opuesta al diálogo soberano entre ambas naciones y,
aliado a ella, se encuentren aquellos grupos e individuos que han sostenido
durante décadas el uso de la violencia como método para derrocar a la
Revolución, así como atentar contra aquellos que han propugnado un discurso de
diálogo entre la emigración cubana y el gobierno, así como el acercamiento
entre ambos pueblos.
Recuérdese que, según denuncié en un artículo
titulado “La Seguridad Nacional de Estados Unidos y el terrorismo doméstico de
la mafia cubano-americana”, publicado en el sitio Rebelión, el 24 de junio de
2003, los grupos terroristas de origen cubano –formados, financiados y adiestrados
por la CIA y otros grupos de poder en EEUU-, “Sólo en el lapso entre 1959 y el
2001, casi cuatro décadas, se consumaron 360 hechos terroristas en territorio
norteamericano, ejecutados por diferentes organizaciones de origen
contrarrevolucionario, protegidas permanentes del gobierno de ese país. De esas
acciones, 186 afectaron directamente a intereses de los Estados Unidos de
América.”
En este mismo artículo señalo: “A lo largo de estos
cuarenta (que ya son más de cincuenta) años han sobresalido diferentes grupos
terroristas, desarrollando algunos de ellos un notorio protagonismo. Su
preparación por parte de oficiales de la CIA y de otras agencias
norteamericanas, su involucramiento en páginas de guerra sucia fuera de las
fronteras de los Estados Unidos y otros oscuros vínculos con la cosa nostra y
el narcotráfico, los han hecho potencialmente peligrosos. En muchas ocasiones
fue puesta en entredicho la tolerancia del gobierno con estos criminales y se
vieron obligados a presionarlos para que realizaran sus actividades fuera de la
frontera norteamericana. Un ejemplo de ello ocurrió en los inicios de los 70,
cuando se llevó a cabo la guerra por los caminos del mundo, al convencer
el FBI a los principales cabecillas a cesar su actividad de terrorismo
doméstico.”
La cuestión básica
es que estos grupos han seguido operando en EEUU hasta nuestros días planeando
agresiones criminales contra Cuba. Ellos tienen el infame mérito de haber
asesinado a 35 personas en territorio norteamericano, entre las que ha habido personas
de nacionalidad norteamericana, diplomáticos cubanos y nacionales de la Isla
que cometieron el error de abogar por un acercamiento a Cuba. El FBI ha sido incapaz
de neutralizarlos o actuar sobre ellos, aun existiendo incontables pruebas de
sus delitos.
¿En qué medida esas
oscuras fuerzas de la reacción anticubana pueden ser peligrosas para Cuba y los
Estados Unidos en este nuevo escenario?
En primer lugar
estas personas siempre se han sentido impunes dentro de territorio
norteamericano al contar con el apoyo de sectores anquilosados en los grupos de
poder político y económico en EEUU, llegando incluso a contar con el apoyo
explícito de un grupo reaccionario dentro del Congreso norteamericano, entre
los que sobresalen los congresistas Ileana Ros-Lehtinen, Bob Menéndez, Albio
Sires, Carlos Curbelo, los hermanos Díaz Balart y Marco Rubio, entre otros, quienes
han sostenido el doble discurso de apoyar cambios pacíficos mientras
apologetizan tras bambalinas la acción violenta.
En segundo lugar,
aún cuentan con el apoyo incondicional de agencias gubernamentales de
inteligencia, como la propia CIA, quienes lo han usado en black ops que han
afectado no solo la vida política de EEUU sino en otros países. Estos
terroristas tuvieron un importante rol ejecutivo en las acciones más sonadas
dentro del terrorismo y espionaje domésticos en esa nación como lo fueron el
asesinato de John F. Kennedy, el caso Watergate, el asesinato ejecutivo de
varios líderes políticos de otras naciones bajo la tutela de la Operación
Cóndor, así como en la planeación de centenares de intentos magnicidas que
violan la Ley de Neutralidad de esa nación.
En tercer lugar,
estas fuerzas que apuestan por la violencia se han coligado con mercenarios
internos a los que han entrenado para desarrollar acciones desestabilizadoras y
cuya actitud –como en los casos de Antúnez, Fariñas, etc.-, no repararían en
realizar acciones de corte violento para lograr sus objetivos oportunistas y
grandes sumas de dinero.
Todos los grupos terroristas como la FNCA, el CLC,
Alpha 66, el CID, la Brigada 2506, entre otros, aún permanecen operativos y la
justicia norteamericana no ha tomado una acción radical contra los mismos.
Es por ello que el empleo de los mismos es una
opción más de las fuerzas de la reacción para entorpecer este proceso de diálogo
y acercamiento entre las dos naciones, aunque en esta oportunidad recurrirán a
las más novedosas formas de terrorismo como black ops, el uso de banderas
falsas, la subversión activa, la incitación a la violencia ciudadana, entre
otras acciones.
¿Cómo se realizará este terrorismo en los actuales
escenarios y su potencial peligro? Estos desafíos y peligros serán analizados
en la parte II de este trabajo.
Percy Francisco
Alvarado Godoy
Ver:
Aqui en PR los cubanos exiliados hacen d las suyas por joder el pais
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