El legado familiar y financiero de Leopoldo López devela un
conjunto de conexiones tejidas en beneficio de grandes intereses
corporativos y transnacionales. La amplia red de ONGs, tanques de
pensamiento y aparatos de espionaje que son utilizadas para filtrar
financiamientos y recursos de todo tipo en función de desestabilizar a
Venezuela, forman parte de una agenda mucho más grande enmarcada en el
asedio financiero hacia Venezuela. Leopoldo López es el empleado más
importante que posee la gran banca estadounidense en el país con las
mayores reservas de crudo del planeta.
Mientras la historia política venezolana se partía en dos en medio de
la rebelión popular de 1989, Leopoldo López iniciaba por aquellos días
sus estudios universitarios en la Kennedy School of Government de la
Universidad de Harvard. La reputación y fama internacional que recaba
esta institución académica residen, principalmente, en la captación y
formación exhaustiva de nuevos agentes de las instituciones de poder
global, redes de inteligencia y de sus derivados pertenecientes al poder
blando.
El general norteamericano David Patreus, director de la CIA hasta la
última reelección de Barack Obama (2012) y uno de los principales
promotores en la creación de una zona de ataque en conjunto con Turquía
en el norte de Siria a través del general John Allen, dio clases y
conferencias en esta institución con el objetivo de captar y capacitar
empleados para la organización. Leopoldo López despuntó rápido en el
certamen y se llevó todos los aplausos.
Pero el desarrollo antipolítico de Leopoldo López no se debe a su
talento natural nada más. Sin duda alguna recibió bastante apoyo de su
tío, Thor Halvorssen Hellum, el cual aparte de ser el impulsor de la
privatización de la Cantv mientras fue presidente de dicha institución
durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, también participó
como agente de la CIA llevando suministros militares y dinero en
efectivo a la contrainsurgencia mercenaria contra Nicaragua y El
Salvador.
La piromanía de los López Mendoza es genética, tanto así que el
famoso caso del carro bomba que explotó en el C.C.C.T. en el año 1993,
tuvo a Thor Harlvorssen Hellum como autor intelectual. Es una cuestión
de familia.
Herencia y negocios
Paradójicamente, el hijo de este terrorista y en consecuencia el
primo hermano de Leopoldo López, Thor Harlvorssen Mendoza, fundó en el
año 2005 una ONG conocida como Human Rights Foundation con el apoyo
financiero de su padre. La sede del aparato de inteligencia en cuestión
tiene su sede en el principal centro financiero de la élite occidental:
Nueva York.
Y fue precisamente en los pasillos de los edificios financieros de
Nueva York donde Harlvorssen padre aprendió rápidamente cómo se batía el
cobre de los negocios transnacionales. Logró hacerse con los derechos
comerciales de las multinacionales Duplon Tyres (automóviles y
neumáticos), Ericcson (telecomunicaciones y equipos electrónicos) y
British Cellophane (empaques y manufacturas de plástico), además de
conseguir jugosas líneas de crédito internacional altamente
especulativas para erigirse como un importante “empresario” de la
construcción inmobiliaria, del ramo asegurador, de hoteles, casinos y
clubes nocturnos.
En los años 80 y 90 el Estado venezolano asumiría estos despropósitos
económicos como parte de la “deuda pública externa” del país.
Pero no todo es talento innato para endeudar y saquear hasta la
médula a Venezuela. Ya el padre, el viejo Øystein Leonard Harlvorssen,
siendo cónsul del Reino de Noruega en Venezuela en el año 1938,
aprovechó sus enlaces financieros internacionales para consolidarse como
el representante exclusivo de la transnacional General Motors en
territorio venezolano.
Leopoldo López y Thor Harlvorssen Mendoza son los herederos directos
de este amplio legado de saqueo financiero y de neocolonización
económica en beneficio de intereses transnacionales, como lo es también
el otro primo cercano, Lorenzo Mendoza.
Hacer el trabajo sucio para devolver a Venezuela a la oscuridad del
neoliberalismo es el fin último de su existencia como familia.
Beneficiarse como los simples empleados domésticos que son, la extensión
pírrica de su intensa agonía lumpenburguesa.
El peine de la CIA
Ya ha sido ampliamente demostrado por otros investigadores y
analistas que la ONG del primo de Leopoldo recibe financiamiento de la
NED y de la Usaid, como también que ha participado en procesos de
desestabilización de mediana y alta intensidad en países como Nicaragua,
Bolivia, Ecuador y por supuesto Venezuela, más allá de entregarle el
premio Milton Friedman a Yon Goicoechea o infiltrarse en universidades
para captar estudiantes y profesores.
Pisar el peine sobre el financiamiento “casi exclusivo” de la CIA a
estas organizaciones es totalmente conveniente para la agenda
estadounidense, al quedar blindado (mediáticamente) su carácter
“autónomo” con respecto al poder económico real y su inserción política
en el asedio de espectro completo contra Venezuela.
La CIA cumple una función operativa en cuanto a otorgar los
financiamientos para actividades desestabilizadoras, pero quien pone el
dinero de origen es la gran banca estadounidense y las empresas
transnacionales que añoran (y necesitan) expandir sus ganancias.
Es así como la Human Rights Foundation recibe financiamiento de las
corporaciones financieras norteamericanas (Black Rock, Citigroup,
Goldman Sachs, Bank Of America, JP Morgan, etc.) a través de tanques de
pensamiento y grupos de presión que trabajan cabildeando y presionando
por distintas vías a todos aquellos gobiernos que medio se distancien de
Estados Unidos.
Los empleados del mes
Ejemplo de este financiamiento “indirecto” es la Atlas Economic
Research Foundation, una de las principales agencias del lobby económico
transnacional que tiene operaciones en más de 80 países del mundo (con
un fuerte énfasis en Rusia, China y países latinoamericanos). Armados
con índices bursátiles sesgados y calificaciones de riesgo-país
totalmente manipuladas, infunden temor sobre el futuro económico de los
países buscando presionar a los gobiernos para que firmen Tratados de
Libre Comercio o se adhieran a las conversaciones del Tisa (en inglés,
Trade In Services Agreement) con el fin último de restarle áreas de
influencia geofinanciera a Rusia y China.
Fundación Nacional para la Democracia y el Instituto Asia Central,
quienes realizan actividades como grupos de presión en Rusia, China y
sus alrededores, también son agencias tercerizadas del capital
financiero estadounidense que a su vez le sueltan cobres a la ONG del
primo de Leopoldo.
El famoso tanque de pensamiento venezolano Cedice trabaja de la mano
con Human Rights Foundation. Ambas organizaciones se benefician y actúan
como satélite venezolano y regional del Instituto Cato, donde trabaja
el banquero prófugo de la justicia venezolana, Guillermo Zuloaga
(familiar de María Corina Machado).
El Instituto Cato es una agencia exclusiva para el cabildeo
institucional y legislativo de la poderosa familia Koch, asentada desde
hace décadas como un fuerte factor oligopólico dentro del negocio
petrolero, gasífero, químico, agroalimentario y financiero
internacional, mediante sus importantes acciones en el principal fondo
de inversiones estadounidense Black Rock.
Las ONGs y tanques de pensamiento que personifican en Venezuela la
agenda financiera estadounidense a través de la mediatización política
de Leopoldo López como “único líder de la democracia venezolana”,
simplemente se encargan de pagarle bastante bien a economistas y
reputados estudiosos del área para que, en foros y eventos
internacionales sobre “la crisis en Venezuela”, convenzan a la opinión
pública nacional e internacional de que es necesaria (y urgente) la
liberación cambiaria y de precios, como también lo es el desmontaje de
empresas públicas y todo aquello que tenga tufito a Estado, llámese
Sistema de Misiones o Barrio Adentro.
Sólo bajo esas condiciones Citigroup, Goldman Sachs, Bank Of América,
Black Rock y JP Morgan le dirán a las empresas norteamericanas que en
Venezuela sí es posible saquear y especular con rendimientos
superlativos.
El enemigo muestra la cara
Por tal motivo, a finales del año pasado, la banca estadounidense y
sus calificadoras de riesgo decidieron dar un paso al frente en su
propia agenda y boicotearle la imagen financiera a Venezuela aumentando
las alarmas sobre un posible default, excediendo los pagos por intereses
para el crédito internacional y esquivando dentro de sus balances los
pagos oportunos de la deuda externa por parte del país. El presidente
Maduro denunció esta campaña como parte de un bloqueo financiero.
Durante lo que va de año, los bancos estadounidenses antes
mencionados han incrementado su participación directa en este sentido.
Los empleados siempre serán necesarios para refrendar pronunciamientos y
balances, pero el marcaje de expectativas de guerra económica, las
inusitadas proyecciones inflacionarias y el ataque sistemático contra el
Estado venezolano que realizan directamente estas corporaciones,
tenderán a acelerarse puesto que su empleado doméstico más importante
fue condenado a 13 años de prisión.
Ya el grupo financiero estadounidense, Jefferies and Company, el
pasado día sábado dijo que Venezuela tenía un 70% de probabilidad de
caer en default durante el año 2016.
Si bien Rusia y China no detienen sus ritmos de inversión en
Venezuela por los desinformados manejos financieros de la banca
estadounidense y sus calificadoras de riesgo, la aceleración exponencial
del asedio financiero sí comporta una zancadilla que no se puede perder
de vista.
La ley de Emergencia Internacional de Poderes Económicos de Estados
Unidos, parte esencial del Decreto Obama, sigue activada y con ella
todos los parapetos legales que versan sobre prohibiciones comerciales y
financieras hacia las economías de los países que constituyen una
“amenaza”.
No es algo para nada nuevo: a Nicaragua la bloquearon comercialmente
en el año 1981 luego de que Reagan, el Pentágono y la banca
estadounidense aceptaran que por la vía mercenaria (únicamente) no podía
tumbar a Daniel Ortega. Ya en años anteriores, Nicaragua había sido
declarada como una “amenaza inusual y extraordinaria” para la seguridad
nacional de Estados Unidos.
A Irán, Rusia y Zimbabue también le han aplicado el ácido del
bloqueo, sin que eso haya significado hambrunas o grandes calamidades
sociales. El complot financiero sólo se tradujo en bloqueos programados
contra la internacionalización de negocios comerciales y la capacidad de
obtener financiamiento en el extranjero, condiciones que, a su vez, han
abierto la puerta para la creación de nuevas plataformas geofinancieras
(Banco de Infraestructura de China, proyección de contratos petroleros
en yuanes, nuevas rutas de la seda y proyectos comerciales de gran
envergadura en Latinoamérica) alejadas del capital transnacional
estadounidense.
En esas plataformas de inversión, Venezuela tiene un papel importante
como pivote dentro del espectro económico regional. Por eso las redes
de tanques de pensamiento y ONGs del aparataje financiero norteamericano
atacan en simultáneo y con el mismo financiamiento a Venezuela, China y
Rusia.
En tal sentido, la aceleración del asedio financiero después de la
sentencia de Leopoldo López buscará repliegues financieros programados
de empresas transnacionales que tienen actividades oligopólicas en
Venezuela (Pfizer, Colgate, Procter & Gamble, Cargill, etc.) y de
los agentes parasitarios que dependen de insumos y bienes de capital
provenientes de Estados Unidos, al mismo tiempo que los alarmismos sobre
el supuesto impago de deuda externa tratarán de afectar directamente la
deuda venezolana promoviendo la venta desesperada de títulos de valor
venezolanos en el extranjero. Activar de forma parcial y de facto el
Decreto Obama.
Defenestrar la imagen financiera del país y presionar a países
latinoamericanos también asediados por la banca estadounidense
(Argentina, Brasil, Ecuador y Nicaragua) para que rectifiquen y
degüellen sus convenios comerciales con Venezuela, es una arista
importante dentro de los objetivos fundamentales de la agenda focalizada
en la región.
Y en ese interín de extorsiones y chantajes financieros, uno que otro
pronunciamiento a favor de Leopoldo López, por más timorato y guabinoso
que sea, ayuda a formar grietas en organismos multilaterales de la
región y a provocar factores disonantes en el apoyo político
internacional a Venezuela.
El cierre fronterizo con Colombia y la sentencia proporcionada a
Leopoldo López son medidas de alto impacto en el marco de la guerra
transnacional contra Venezuela y los países latinoamericanos apegados a
su fortaleza política y económica internacional. Si bien la banca
estadounidense y las empresas transnacionales están calculando
políticamente sus maniobras en función de las elecciones del 6D, la
agenda financiera estadounidense antes descrita tiene un carácter
temporal de mediano y largo plazo.
Leopoldo López fue el eterno empleado del mes de la banca
estadounidense, hoy está tras las rejas por asesino. Es ahora cuando el
patrón empezará a hablar sin intermediarios.
William Serafino
Resumen Latinoamericano/Tercera Información
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