Poco espacio dedicaré
a aquel que escribe en Cubanet
un ataque contra mi persona, titulado “Percy Alvarado: La mejor manera de ser
un charlatán”, cargado de falacias y especulaciones. ¿Le habrán encargado a
este taimado personaje salir en defensa de esos contrarrevolucionarios que se
vinculan descaradamente en Miami con terroristas de la catadura de Santiago Álvarez
Fernández Magriñá, a quienes denuncio en un artículo?
Dice el autor de esta
diatriba que me desvivo por el whisky, lo cual es una mentira. Que me vio una
vez, tal vez sea cierto. En Trinidad solo converso con amigos revolucionarios y
gente sencilla y honesta. Me gusta el buen vino –no lo niego– y la cerveza
Cristal. La historia de la Quinta Avenida aunque cierta, está desvirtuada y se
realizó en alguna ocasión y sin la prepotencia de la que me recrimina quien oyó
campanas y no entendió su ruido. Ni sacaba un carné del DSE –el cual no poseo–
ni brindaba ron a los policías. Jamás manifesté desprecio a la PNR cuando este
falsario comenta: “y otra vez pongo su
voz: “esos orientales nada saben del buen beber”.
Que si he combatido a
aquellos que son incapaces de mostrar fidelidad a la Revolución, es cierto.
Aprovecho cualquier ocasión para combatirlos. También es cierto que hube de
disculparme con algunos intelectuales a los que incluí erróneamente en un
trabajo mío y prontamente me disculpé por ello. Tampoco hubo de una orden de
arriba para hacerlo, fue plena decisión mía. El barullo armado, quedó atrás y
aprendí a ser cuidadoso con lo que escribo.
Este hombrecito como
me llama –cultivador de amores en algunas épocas lejanas para envidia de
algunos– no se cree un héroe, señor Jorge Ángel Pérez. Cumplí con mi deber como
cualquiera pero sigo vivo y con la adarga al brazo. Denuncio traidores con la
verdad y se si siente adolorido tómese usted el “whisky” que me envidia, pues
le alcanza el dinero para pagarlo, gracias a quienes le pagan para detractar a
los hombres cuya altura humana usted jamás alcanzará, por mentiroso y
charlatán.