A todas luces la
realización del Foro por la Democracia 2019 en Santiago de Chile y la ulterior
convocatoria a la formación del Foro para el Progreso de América del Sur
(PROSUR), como intento de dar el golpe de gracia al sueño integracionista de la
Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR),
no fueron solo lo que públicamente transcurrió ante la prensa. Una agenda
secreta se cocinó en ellas y fue resultado de la consumación de una
conspiración fraguada desde hace meses desde Estados Unidos para consolidar
nuevamente su hegemonía en América Latina.
La clara intención es
apalancar el cerco diplomático contra Venezuela, Cuba y Nicaragua con dos
nuevos organismos que complementarán la labor de la OEA y del Grupo de Lima
para propiciar acciones más drásticas contra estas naciones, las que pueden –incluso–
poner sobre el tapete la intervención armada contra Venezuela y Nicaragua en un
primer paso y repetir posteriormente esto contra Cuba en dependencia de los
éxitos que vayan alcanzando en el escenario convulso que vivimos hoy.
Los actores de estos
planes pueden dividirse entre titiriteros y marionetas cuyo rol ha sido
diferente en cuanto a su rol y sumisión a la convocatoria. No fue difícil para
la administración Trump y su Departamento de Estado lograr sus propósitos. Los
manejadores de la conspiración están integrados en un grupo de tarea conformado
por Mike Pompeo, Marco Rubio, Elliot Abrams, Kimberly Breier, John Bolton y
otros funcionarios de menor peso, quienes han sido sumamente activos en este
despropósito.
Los títeres están
aglutinados en dos camadas de figuras públicas quienes han tenido reuniones
públicas y secretas con sus manejadores –aunque otras veces han recurrido a
emisarios de confianza como Eduardo Bolsonaro y sus cancilleres– en visitas
bidireccionales realizadas entre USA y sus naciones. Entre ellos sobresalen y
buscan capitanear las acciones en sumiso afán de protagonismo varios
presidentes: el argentino Mauricio Macri, el brasileño Jair Bolsonaro, el
colombiano Iván Duque y el chileno Sebastián Piñera. Otros mandatarios han sido
más cautos y recelosos de desenmascararse públicamente, aunque no dejan de
dejarse llevar en la conspiración, como son los casos del peruano Martín Vizcarra,
el ecuatoriano Lenin Moreno y el paraguayo Mario Abdo. Punto y aparte fueron,
en esta ocasión otros genuflexos presidentes de Centroamérica y alguno del
Caribe.
Aunque en apariencia
la formación de Prosur, con escaso peso y presencia políticos dejó mucho que desear,
tras su nacimiento en La Moneda y no muestra una cohesión de criterios, salvo
en temas como la democracia y los derechos humanos, levanta recelos y
preocupaciones. La malograda ambición del chileno Sebastián Piñera, aupado por
Vamos Chile, de ejercer un cacicazgo de la derecha latinoamericana, se ve
saboteada por otras ambiciones personales de Duque, Macri y Bolsonaro, así como
los compromisos que Washington ya ha establecido con ellos, sobre todo en los
que ve como copartícipes en sus planes de agresión contra Venezuela.
A otros títeres de
segundo nivel ha recurrido Estados Unidos para fortalecer el Foro por la
Democracia 2019 y llenar los salones del ex Congreso chileno, cursando
invitaciones a diestra y siniestra a ex mandatarios como Andrés Pastrana. Álvaro
Arzú y Nicolás Sarkozy; a Mario Vargas Llosa, a la Fabiana Rosales (esposa de
Guaidó), a los que se suman en una larga lista de personeros de la derecha
actual como la senadora argentina y vicepresidenta del partido Propuesta Republicana,
Laura Rodríguez Machado; el presidente de la UPLA y candidato presidencial en
Bolivia, Óscar Ortiz. En total, decenas de partidos de derecha y ONGs tapaderas
de turbios intereses USA y europeos han estado presentes en el evento, cuya
finalidad también fue consolidar a la derecha organizada dentro de las llamada Unión
de Partidos Latinoamericanos (UPLA). No fue raro, entonces, ver entre los
asistentes a representantes del venezolano Centro de Divulgación del
Conocimiento Económico para la Libertad (CEDICE), la rosarina Fundación
Libertad, la Fundación Pensar, la Red Liberal de América Latina (Relial), la
Sociedad Mont Pelerin, el Centro de Investigación y Estudios Legales (CITEL) y Ecuador
Libre, entre otros.
Especial presencia
que pone de manifiesto la estrategia anticubana de los conspiradores USA y de
la derecha latinoamericana, fue la presencia de un seleccionado grupito de los
llamados “opositores” cubanos. Por un lado la coordinadora del proyecto Cuba Decide, Rosa María Payá, quien
asistió como invitada especial y con una cobertura previamente garantizada por
Almagro y Marco Rubio para que brillara en los turbios escenarios del Foro,
llegando incluso a garantizarle una entrevista con Jair Bolsonaro y otros
asistentes, a todos los que solicitó acciones inmediatas contra Cuba. Otros asistentes
fueron los miembros de la llamada Asamblea
de la Resistencia Cubana, entre los que estaban los reconocidos terroristas
Luis Zúñiga y Horacio García, así como el provocador Orlando Gutiérrez-Boronat.
Los mismos fueron acompañados por el seudo jurista mexicano René Bolio, presidente del engendro de guerra
jurídica anticubana, la llamada Comisión Justicia Cuba.
El plan de los
contrarrevolucionarios anticubanos asistentes fue colocar a Cuba dentro del
escenario de futuros centros de ataque, sobre todo buscando la irrisoria idea de
instalar un tribunal internacional para juzgar supuestos delitos de lesa
humanidad del Gobierno de Cuba.
No cabe duda que el
fiasco ocurrido en Chile, aunque intenta fortalecer a la derecha en la región,
cumple con las mínimas esperanzas de Washington pues consolidan un paso más de
la guerra ideológica contra Venezuela, Cuba y Nicaragua, abriendo posibilidades
de fortalecer las acciones punitivas contra estas naciones, bendiciendo
opciones militares impensables.
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