lunes, 11 de noviembre de 2019

Radiografía de un golpe de estado atípico en Bolivia.


El atípico y reciente golpe de estado contra Evo Morales levanta la suspicacia de que –aunque se presente como una dinámica espontánea de acontecimientos y una supuesta desaprobación “cívica” in crescendo– haya resultado un evento fabricado en los laboratorios de la inteligencia norteamericana. Todo resultó, en efecto, el fruto de una delicada y refinada conspiración en la que Estados Unidos pugna por no aparecer mediáticamente como involucrado y se pretende presentar por los grandes medios como una “revuelta popular” autóctona y una genuina respuesta ciudadana contra el gobierno de Evo. En apoyo de la CIA estuvieron Marco Rubio, Mauricio Claver Carone, Otto Reich, Damián Merlo y otros solapados conspiradores.
El plan consistió en darle a la OEA un doble papel: primero avalar la dudosa historia de un fraude electoral a favor del MAS y de la izquierda boliviana en las pasadas elecciones y, en segundo lugar, permanecer pasiva ante la violencia desatada por la derecha fascista. Otros protagonistas fueron los medios al servicio del imperio y una fuerte labor  proselitista en las redes sociales dedicadas a satanizar a la figura de Evo y endilgarle la condición de dictador.
Otros actores  fueron la Policía Nacional y las FFAA, quienes permanecieron totalmente apáticos ante la violencia de grupos de derecha que crearon, mediante la amenaza a dirigentes del MAS y otros sectores, un peligroso clima de ingobernabilidad y de inseguridad ciudadana. Este plan contemplaba la represión selectiva contra aquellas fuerzas sociales que se opusieran al golpe, tal como ha comenzado a ocurrir luego de la obligada renuncia de Evo. El delito mayor de los órganos de seguridad como la policía y el ejército fue el de complicidad y el de abandonar al presidente ante la arremetida derechista, obligándolo tácitamente a la renuncia. Fueron, a fin de cuentas, consecuentes con su ideología pro imperialista tradicional. Sin embargo, los altos mandos traidores no podrán evitar que dentro la base de las filas armadas, en un momento no muy lejano, surjan el rechazo y el descontento hacia las acciones tomadas contra un gobierno dedicado enteramente al bienestar del pueblo. Es cuestión de esperar.
Otros sujetos fueron algunos dirigentes de la COB quienes le negaron a Evo el apoyo necesario en el preciso momento, traicionándolo a él y dejándolo solo y desprotegido. Lo mismo ocurrió con parte de los miembros del gabinete, de los gobiernos locales quienes cedieron apresuradamente ante el peligro y las amenazas para sus vidas y las de sus familiares. Faltó unidad y valentía.
Este golpe tuvo como misión aislar a Evo en un específico momento y tal cometido se cumplió. Luego otros sujetos, muchos sobre los cuales no dudo de sus buenas intenciones ante la amenaza para la vida del mandatario, buscaron la fórmula circunstancial de sacarlo del país. Evo salió del escenario político y territorio boliviano y con este paso se consumó el golpe.
Particularmente para mí, esta conspiración que podría ensayarse en cualquier momento contra Maduro y Daniel Ortega, aunque con modalidades diferentes, le costó a la oligarquía boliviana y a Estados Unidos grandes sumas de dinero. La mayor parte del mismo se dedicó a sobornar a altos mandos en la policía y en las FFAA, a financiar a las bandas paramilitares de la derecha y a pagar a los grandes medios y muchos sujetos en las redes sociales.
Tampoco considero perdida la batalla. El pueblo heroico no se dejará escamotear fácilmente tantos años de gobernabilidad democrática en la que fue pleno actor y beneficiario. Confío en él y en sus líderes de base. No sería descabellado ver un futuro regreso de Evo a la pelea junto a un pueblo más radicalizado y ansioso de seguir siendo dueño propio de su destino. Como dijo Maduro: “Evo volverá hecho millones”.
¿Y a nosotros, qué nos toca? La denuncia y la solidaridad permanentes.

4 comentarios:

  1. Un amigo mio, abogado me acaba de recordar lo que escribió el subdirector de Infobae America hace unas horas:



    “Según todos los indicadores económicos y sociales, la gestión de Morales fue un éxito. Sostenido en la nacionalización temprana de los hidrocarburos, el PBI creció sin descanso a un promedio de 4,9% anual durante 13 años, la pobreza se redujo del 60 al 35%, mejoró la distribución del ingreso y cayó el analfabetismo. Llevó adelante una mezcla de políticas ortodoxas y heterodoxas con tanto consenso que su gestión no sólo fue celebrada por las fuerzas de izquierda y progresistas del continente sino que fue elogiada más de una vez por el Banco Mundial y hasta el FMI.”



    Y para el pretendiente a líder del desahucio de Morales, un abogado (perdónanos Señor, otra vez…) cruceño de apellido Camacho, quien parece ser un remedo del colombiano Álvaro Uribe por los orígenes de su incipiente carrera política, va a ser muy difícil ignorar el buen sabor que esa gestión exitosa ha dejado en vastos sectores de la población boliviana, ni que hablar de borrarla de plano.

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  2. Excelente análisis Percy

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  3. Súper bueno el comentario !! Te pido permiso para replicar en los chat !! Un abrazo

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