sábado, 31 de marzo de 2012

Tres notas y un video sobre una injusticia: el golpe de estado contra João Goulart en Brasil (+ video)

Hace 48 años el pueblo hermano de Brasil padeció la horrenda realidad de un golpe de estado, que lo sumió en tragedias y dolor. La cúpula militar, ideológicamente identificada con las doctrinas hegemónicas de Estados Unidos, ascendió violentamente al poder para evitar las reformas propugnadas por el gobierno de Goulart.

Mucho sufrió Brasil entonces y mucho luto se diseminó por sus calles y campos. La muerte y las desapariciones se hicieron costumbre. La tortura se hizo hábito y la inconstitucionalidad reinó con total desparpajo.

Brasil no debe olvidar, como América Latina, toda, tampoco olvida.

Con las tres notas que coloco en mi blog, una de ellas de mi autoría, denuncio esta página negra de nuestra historia, aún peligrosamente posible pues, mientras el Imperio conviva con nuestros pueblos, el peligro no ha pasado.

Rindo también homenaje a las víctimas de la represión y a sus familias, a todo su dolor, y a su permanente sed de justicia.

¡Este crimen no debe volver a repetirse!

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Luego de que la CIA desató una feroz campaña propagandística en contra del gobierno de João Goulart en 1964, cuya culminación fue un golpe de Estado, perpetrado el 31 de marzo, hace exactamente hoy 48 años, Brasil sufriría por más de dos décadas la presencia de dictaduras militares. Este triste período fue iniciado con el mandato del general Humberto de Alencar Castello Branco y cuando el país conocería un régimen de persecuciones, torturas y asesinatos políticos sin parangón. Luego del breve período presidencial de Artur da Costa e Silva, una Junta Militar detentó el poder, con el general Emilio Garrastazú Médici a la cabeza. Esta junta castrense llevó la represión a niveles nunca antes conocidos en el país. Luego se sucedería el mandato del general Ernesto Beckmann Geisel y, finalmente, el del general Joao Baptista de Oliveira Figueiredo. Con la creación del Servicio Nacional de Información (SNI), por parte de Castello Blanco, las dictaduras castrenses subsiguientes contaron con un eficiente instrumento para llevar a cabo su terrorismo de estado entre 1964 y 1979. Este macabro organismo tenía como funciones las de recoger y clasificar la información sobre supuestos enemigos del gobierno. El SIN coordinaba y maniobraba con las secciones de inteligencia de los diferentes cuerpos de seguridad, así como con las Divisiones Regionales de Operaciones de Inteligencia y Coordinaciones de la Defensa Interna.

De acuerdo con el Informe “Brasil: Nunca Más, emitido en 1985, se registraron en Brasil 144 asesinatos políticos, 1843 casos de tortura y 125 casos de desaparición de personas, también por los mismos motivos.

Por las investigaciones realizadas para conocer las violaciones a los derechos humanos en ese período, se pudo determinar que los Estados Unidos apoyaron sistemáticamente a las dictaduras militares, facilitando fondos, entrenamiento y asesoría para llevar a cabo sus actividades represivas. El propio oficial CIA Dan Mitrione entrenó a una enorme cantidad de militares y policías brasileños con sus "Métodos científicos para arrancar confesiones y obtener la verdad". Las víctimas con las que se experimentaban estos métodos de tortura fueron niños de la calle y mendigos de la ciudad de Bello Horizonte.

Una práctica muy común en este período fue la desaparición de ciudadanos, muy difundida ya en otras naciones latinoamericanas. Se conoce hoy que entre 1964 a 1979 ocurrieron 125 casos de personas desaparecidas por razones políticas, las que fueron enterradas bajo otras identidades.

En Brasil, fue donde se estrenó, mediante el primer golpe de estado, la Doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos, aprobada por J. F. Kennedy en 1962, y que posteriormente propiciaría la difusión de juntas fascistas en gran parte de América Latina.

(...)

El hecho más notorio del terrorismo de Estado en Brasil fue la masacre de la Guerrilla de Araguaia, sobre cuyos miembros se ejerció una brutal violencia. De los 69 guerrilleros que la integraban, 59 fueron asesinados y sus cadáveres desaparecidos. Esa valiosa cantera de luchadores del Partido Comunista de Brasil, integrada en lo fundamental por médicos, enfermeras, maestras y otros intelectuales, fue hecha desaparecer con saña y perversión. Es cierto que la represión en Brasil fue más encubierta que en otros países del continente, pero no por ello menos violenta y condenable.

Percy Francisco Alvarado Godoy

"El asesinato político en América Latina"

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=140676

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 El golpe de Estado en Brasil

El golpe de estado en Brasil contra el presidente Joao Goulart inauguró una serie de golpes en los cuales los Estados Unidos aparecieron directamente implicados.

El 31 de marzo de 1964 las fuerzas armadas derrocaban a Goulart asumiendo el control total del país. El presidente Johnson se apresuró dos días más tarde, el 2 de abril, a enviar a los militares "sus más calurosos deseos", agregando que el pueblo norteamericano "había observado con ansiedad las dificultades políticas y económicas atravesadas por vuestra gran nación... Admiramos la voluntad decidida de la comunidad brasileña por resolver estas dificultades en el marco de la democracia constitucional...(¡sic!)". 

El gobierno de Goulart había manifestado su voluntad por erradicar las miserables condiciones en las que se encontraban miles de sus compatriotas. Anunció el voto para los analfabetos y su intención de promulgar una ley de reforma agraria.

Las convicciones democráticas de los militares brasileños se expresaron en el curso de los años siguientes, desencadenando una brutal represión contra los movimientos y partidos antidictatoriales.

Sólo en 1979 se darían los primeros pasos de retorno a un régimen civil. 

A comienzos de los años sesenta, el miedo al contagio y al ejemplo cubano había llevado a los EEUU a apoyar todos los golpes militares a lo largo y ancho del continente. Era el retorno del Big Stick.  

Javier Peña: ¡Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos! Intervenciones norteamericanas en América Latina.

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Por primera vez se prueba la implicación de Estados Unidos en el golpe de Estado a Brasil de 1964

La intervención de Washington en el golpe al presidente brasileño Joao Goulart ya había sido denunciada. Pero ayer fue confirmada por un documento al que accedió un historiador de la Universidad de Río.

Estados Unidos ayudó a los militares y políticos golpistas que derrocaron al ex presidente brasileño Joao Goulart, en 1964. Durante décadas sólo los militantes y dirigentes de izquierda se habían animado a hacer esta afirmación. Sin embargo, ayer se convirtió en una verdad incontestable y en una nueva mancha en la relación entre Washington y América latina.

El historiador de la Universidad Federal de Río de Janeiro Carlos Fico hizo públicos ayer los documentos que descubrió en un archivo en Washington y que confirman la participación de la embajada estadounidense y el Departamento de Estado en el golpe militar.

Según publicó el diario O Globo, el entonces embajador estadounidense, Lincoln Gordon, habría redactado un informe titulado "Un plan de contingencia para Brasil" a finales de 1963, en el que planteaba posibles escenarios políticos. Por un lado, Gordon describía el riesgo de una revuelta "de extrema izquierda" e, inclusive, de una "intervención comunista" en el país con el apoyo de la Unión Soviética y Cuba. Por el otro lado, el diplomático planteaba la posibilidad de que Goulart fuera "convencido" de dejar el poder por fuerzas "constructivas". En su lugar, adelantaba, asumiría el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Ranieri Mazilli.

Tres meses y medio después de que Gordon enviara este informe al entonces consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, estalló un golpe de Estado en Brasil.

La historia es conocida. Después de dos días de sublevaciones, miles de soldados tomaron Río de Janeiro en la madrugada del 2 de abril, mientras el presidente del Congreso se preparaba a anunciar que Goulart había dejado la Presidencia y que su lugar sería ocupado por Mazilli. El mandatario, un seguidor del ex presidente Getulio Vargas, no ofreció resistencia a las Fuerzas Armadas y se exilió en Argentina, donde permaneció hasta su muerte, en 1976.

Supuestamente falleció de un paro cardíaco, aunque nunca se pudo descartar la posibilidad de que hubiese sido asesinado por el gobierno militar argentino, dentro del marco del Plan Cóndor. Dos semanas después del golpe de 1964, asumió la presidencia el jefe del Estado Mayor del Ejército, Castello Branco, marcando el inicio de veinte años de dictadura.

Fico destacó que el golpe de 1964 se realizó siguiendo directivas muy similares a las planteadas por Gordon en su informe del año anterior. Esto podría demostrar, afirmó el historiador, que hubo una conspiración conjunta que incluía, por lo menos, a los jefes militares brasileños y al gobierno estadounidense. De la ayuda de Washington en los días posteriores al golpe de Estado, en cambio, ya no hay dudas.

El historiador también encontró un telegrama enviado desde el Departamento de Estado a Gordon el mismo día en que los militares se levantaron contra el gobierno de Goulart. En él se detallaba la ayuda que enviarían a las fuerzas golpistas : cuatro barcos petroleros, un portaaviones, seis barcos de guerra, 110 toneladas de municiones y gases lacrimógenos para controlar a las multitudes, diez aviones de carga, seis de guerra y seis de reabastecimiento.

Washington negó siempre su participación en el golpe militar. Hace sólo tres años la prensa brasileña volvió a preguntarle al ex embajador Gordon si habían estado involucrados en algún aspecto del derrocamiento de Goulart. "La participación activa fue absolutamente nula", reiteró una vez más el diplomático.

Lo llamativo es que el Departamento de Estado no se esforzó mucho en mantener el secreto. El historiador se mostró sorprendido, ya que los documentos que desenmascararon décadas de mentiras estaban guardados en un archivo público, en medio de documentos de rutina.

Con la caída de Goulart comenzó una dictadura que se prolongó en el poder hasta 1985. Fue uno de los períodos más nefastos de la historia brasileña y también uno de los menos discutidos. Recién en los últimos años y con el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se comenzaron a abrir algunos de los archivos secretos del Estado.

No se sabe cuántas personas murieron ni cómo fueron asesinadas en la mayoría de los casos. Las cifras seguramente no serán tan altas como las que dejó la última dictadura argentina. No obstante, los métodos utilizados fueron los mismos : censura, tortura y terrorismo.

Página 12 - Bs As
21/11/06

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Link del video:   http://www.youtube.com/watch?v=T8p6j1X1DX0                                            


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