Es la palabra más común de estos días, tras la positiva reunión de
nuestro Presidente Nicolás Maduro con los gobernadores, alcaldes y
alcaldesas de los partidos de oposición. Ojalá esta reunión sea
entendida, en su justa dimensión de lograr el principio constitucional
de corresponsabilidad en el gobierno, para superar un conjunto de
problemas que afectan la vida cotidiana de nuestras comunidades y para
garantizar la estabilidad y la paz de nuestra Patria, indispensables
para seguir avanzando en su desarrollo económico y social.
Esto lo puntualizo, porque muchos de los que asistieron a ese encuentro
están comprometidos hace rato con la estrategia norteamericana de poner
término a la experiencia revolucionaria venezolana y miran esa reunión
como el camino para lograr un pacto que condicione la acción del
gobierno nacional en la profundización de la Revolución Bolivariana,
para debilitarla y luego derrotarla.
Igual de peligrosos son los que no asistieron, tal es el caso del
Gobernador de Miranda, quien ha quedado en solitario en su estrategia de
desconocer al Presidente de la República, evidenciando una vez más su
falta de talante democrático y su política de llevar a nuestra Patria
hacia una confrontación entre venezolanos, para justificar una
intervención extranjera.
Es importante que nuestro pueblo, como nos lo enseñó el Comandante
Chávez, sepa identificar al adversario principal. En tal sentido, hay
que escudriñar en los propósitos de cada uno de los que asistieron a esa
reunión. Allí podemos observar, que además del primer grupo ya
descrito, pitiyanqui y antidemocrático, también asistieron quienes
quieren gobernar con apoyo del gobierno nacional, para fortalecer sus
liderazgos locales y otros que pertenecen a una incipiente corriente
socialdemócrata de nuevo tipo, que pareciera estar haciendo una ruptura
con la hegemonía fascista, en la llamada MUD.
A esto último, hay que prestarle atención, el Comandante Chávez siempre
aspiró a que la Revolución Bolivariana tuviera una oposición democrática
con la cual interactuar para los grandes temas del desarrollo nacional.
Por lo visto en esa reunión, pudiéramos estar ante esa posibilidad,
aunque todavía es temprano para decir que estamos en lo cierto.
Habrá que esperar el desarrollo y las acciones de estos sectores, cada
día más críticos de la estrategia de la dirigencia de ultraderecha que
dirige la llamada y disminuida MUD, cuyo Secretario Ejecutivo, por
cierto, ha salido a intentar secuestrar la vocería de los alcaldes y
alcaldesas opositores, imponiéndoles una tal Comisión de Seguimiento de
la reunión con el Presidente.
Necesario es recordarles, que la Revolución Bolivariana no reconoce como
interlocutor a esa coalición dirigida por burgueses financiados por el
Gobierno de Estado Unidos. El diálogo es con las alcaldesas y alcaldes
elegidos por el pueblo, no con una élite, que hasta las propias bases
opositoras desconocen por traerlos de derrota en derrota.
Pero volviendo al punto central, el diálogo con una oposición
democrática ¿Cuáles serían los principios básicos para reconocer como
tal a uno o a varios actores políticos? El Presidente Nicolás Maduro
señaló algunos en días pasados: una oposición que renuncie al
direccionamiento político y al financiamiento del gobierno de los
Estados Unidos de América, de partidos políticos europeos o de cualquier
otro organismo extranjero; una oposición que renuncie en la práctica a
la vía violenta, cualquiera sea su forma, para derrotar a la Revolución
Bolivariana; una oposición que en su programa político deje claro la
defensa de nuestra soberanía, especialmente la soberanía petrolera, y de
un sistema de protección social público y gratuito para nuestro pueblo
(educación, salud, pensiones, etc.). Ese sería un buen comienzo, para
poder reconocerlos como interlocutores confiables.
El pueblo reconocería el derecho de esa posible oposición a luchar
democráticamente para llegar al gobierno. En el entendido que, nosotros
vamos a trabajar siempre, para que el pueblo más nunca deje de ser poder
a través de la Revolución Bolivariana en el Gobierno, para que más
nunca ninguna facción de la burguesía o de sus actores políticos vuelva a
Miraflores. Cada quien hará lo que tiene que hacer, respetándonos
mutuamente.
Es necesario recordar que el diálogo y la reconciliación son valores de
los revolucionarios. Lo demostró Mandela, quien combatió con armas en la
mano, por ello fue encarcelado por 27 años y sometido a tratos crueles,
y al lograr la victoria electoral, tras la derrota política y militar
del régimen del Apartheid, logró unir a los sudafricanos sobre unos
principios básicos, pero a cambio los segregacionistas blancos,
derrotados, renunciaron a sus intenciones de derrocarlo y de llevar al
país a una guerra étnica, como lo intentaron en los primeros años, a
través del grupo Inkata.
El Comandante Chávez y nosotros sus compañeros y compañeras de lucha,
empezando por el Presidente Nicolás Maduro, somos herederos y
pertenecemos a una generación con una historia de haber sufrido
persecución, encarcelamiento, torturas, desapariciones y
ajusticiamientos.
Cuando llegamos al Gobierno en 1999 y hasta ahora no hemos siquiera
encarcelado a los dirigentes políticos y militares que nos reprimieron
durante décadas y que han intentado derrocarnos durante los últimos 15
años. Porque el objetivo de nuestra revolución no es la venganza, sino
la justicia.
En contrario, la derecha venezolana no ha dejado ni un solo día en
intentar derrocarnos y cobrarnos el haberlos derrotado para hacer una
revolución democrática, bolivariana y socialista. Eso sigue siendo así,
hasta la hora en que escribo este artículo. Para muestra un botón, en
días pasados, Henry Ramos Allup, uno de los más emblemáticos
representantes de la IV República, que goza de muy buena salud y
fortuna, expresó en una asamblea de ciudadanos opositores en Chacao,
entre otras barbaridades fascistoides, lo siguiente: “Los chavistas
cuando salgan del poder, no se van a ir lisos”, arrancando aplausos
entre las mayoría de los presentes.
Al respecto de este pensamiento revanchista, consideramos que quienes
niegan al pueblo chavista y sueñan con una venganza fascista, no serán
nunca interlocutores validos para el Gobierno Bolivariano y los
revolucionarios venezolanos.
Con estas reflexiones, vaya nuestro saludo de Feliz Navidad a toda la
familia venezolana y que estas fechas sean propicias para renovar la fe
en el encuentro de los venezolanos y venezolanas, bajo los principios de
dignidad de la Patria y la igualdad entre todos sus hijos e hijas. Que
así sea.
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