Poco a poco va saliendo la verdad en medio de tanta manipulación
mediática y desinformación contra Cuba, el juego más rentable que tienen
ahora los medios de comunicación que se pliegan a las campañas que
organiza Estados Unidos en su afán de desmoralizar a la isla y a su
Revolución.
Después de su deserción de la delegación cubana, la doctora Ramona
Rodríguez Matos se convirtió en el centro de un show organizado por los
opositores a la ayuda médica brindaba por Cuba en Brasil, dentro del
programa “Más Médicos”, quienes ya están atendiendo a la población
brasileña en las regiones más necesitadas y atendiendo a las poblaciones más vulnerables, según confirmó el ministro brasileño de Salud, Alexandre Padilha.
La doctora Rodríguez Matos se encontraba en Brasil desde fines de
2013, ubicada en la pequeña ciudad de Pacajá, en el estado de Pará, al
norte de Brasil, a más de mil 300 kilómetros de distancia de la capital
Brasilia.
Inicialmente, la doctora Rodríguez Matos dijo a la prensa en Brasil
que abandonaba la misión porque no estaba de acuerdo con las formas de
pago que se aplicaban a los profesionales cubanos en Brasil, pero ya la
propia prensa brasileña está reseñando las verdaderas causas de la
traición de Rodríguez Matos a la noble causa de curar enfermos.
Este 6 de febrero, el diario Folha de S.Paulo publicó un despacho
firmado por Flavia Foreque, Johanna Nublat y Marcio Falcao, donde
detallan las afirmaciones de la empresaria Cristina Roberto, de 59 años,
propietaria de un buffet en Brasilia, quien afirmó dice haber albergado
en su casa a la médica cubana desertora.
Según el diario brasileño, Cristina dijo que conoció a Ramona y otros
cubanos durante el curso de acogida en Brasil y se mantuvo en contacto
con algunos de ellos.
Narra Cristina que la doctora Ramona le telefoneó recientemente,
diciendo que quería ir a Brasilia a pasar un fin de semana porque “se
sentía sola”, y la empresaria le ofreció su casa para recibirla.
Cristina afirmó al Folha de S.Paulo que sólo se dio cuenta de que la
médica cubana había abandonado el programa, cuando supo que había ido a
pedir asilo a la embajada de Estados Unidos.
Durante su estancia en Brasilia, agregó la decepcionada empresaria
brasileña, la doctora Rodríguez Matos se mantuvo en contacto telefónico
con un “enamorado” que reside en la ciudad de Miami.
Como parte de la campaña orquestada en Brasil por el partido
derechista Demócratas (DEM) y con el diputado Mendonça Filho como
vocero, Matos denunció que era vigilada, que sus llamadas telefónicas
eran escuchadas y que agentes de la Policía Federal brasileña llegaron a
buscarla cuando se enteraron de su intención de desertar, lo que fue
desmentido por el Ministerio de Justicia.
Por su parte, el ministro de Salud de Brasil, Arturo Chioro, criticó a
los líderes opositores que han brindado ayuda a la médica cubana. “Si
fuera por ellos fuera 22 millones de brasileños seguirían sin atención
médica”, dijo en rueda de prensa.
Va quedando claro que las verdaderas intenciones de la doctora
Rodríguez Matos, en el momento de su deserción, fue la de acogerse al
Cuban Medical Professional Parole, un programa establecido en Estados
Unidos con el objetivo de que el personal médico que está estacionado en
diferentes países deserte y abandone las misiones médicas.
Recientemente el diario miamense El Nuevo Herald confesó con cinismo
que este programa fue concebido no para ayudar a los médicos sino “como
una forma de socavar la diplomacia médica de Cuba”.
El diario omitió explicar que el programa llamado Parole para
Profesionales Médicos Cubanos (CMPP, por sus siglas en inglés), es una
operación instaurada en Estados Unidos en 2006 por la inteligencia
norteamericana bajo cobertura de un grupo de Miami vinculado al
terrorismo contra Cuba.
Además del “bloqueo” que enfrenten de parte del implacable Servicio
de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS), los cubanos
desertores se desesperan con las dificultades que enfrentan para
revalidar sus credenciales médicas en los Estados Unidos, las
corporaciones profesionales encargándose de obstaculizar el flujo de
galenos, todos competidores en un mundo donde la salud es un negocio
más.
Por: Miguel Fernández
(Enviado por su autor desde Cuba, la isla infinita).
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