domingo, 2 de noviembre de 2014

Las mentiras del ‘Sierra Aránzazu’

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El hermano de uno de los asesinados en el barco Sierra Aránzazu continúa reivindicando 50 años después que el episodio histórico sufrido por el mercante vasco a 70 millas de Cuba “se silenció y se ha olvidado” y va más allá en su denuncia: “¡Y peor, se ha tergiversado!”.

Pero, ¿qué ocurrió aquel 13 de septiembre de 1964 en el enclave centroamericano hace precisos 50 años? El buque Sierra Aránzazu era un mercante de la compañía vasca Marítimia del Norte que transportaba con destino La Habana material general, sobre todo alimentos. El gobierno de Estados Unidos ya aplicaba al la isla antillana el aún existente bloqueo económico. Sin embargo, a las 13.00 horas de aquel mediodía, un avión de la Navy estadounidense sobrevoló el buque. 

A las 19.50, una lancha con desconocidos se acercó al barco y confirmó alumbrando el nombre del flotante que era el Sierra Aránzazu. Pasados diez minutos, dos lanchas, una a babor y otra a estribor, ametrallaron el navío. Tanto disparo acabó con la vida -no en el momento- de tres tripulantes: el capitán Pedro Ibargurengoitia, natural de Plentzia; el segundo de puente Francisco Javier Cabeldo, de Vigo, y el tercer maquinista, José Vaquero Iglesias.

Habla a DEIA el hermano de este último, Julio, originario de Villablino -provincia de León- y residente en Oviedo. “Han silenciado, olvidado y tergiversado lo que pasó. Se ha mantenido la mentira, la versión dominante, falsificada. No fueron los castristas quienes atacaron al mercante como se difundió al mundo, sino los anticastristas. Hemos demostrado con documentos desclasificados que fueron miembros del Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR) financiados por la CIA, dirigido por Manuel Artime”.

El ataque acabó en tragedia al impactar tiros y cañonazos contra el casco y el puente del buque. Desmembraron la chimenea y originaron un incendio, así como hirieron a parte de la tripulación. A tres de muerte. En los primeros momentos, sus tripulantes trataron de quitar agua haciendo uso de zapatos y platos. No fue suficiente y los heridos leves arriaron un bote salvavidas al que subió una veintena de hombres. Los dos marineros más graves murieron desangrados en aquella barquichuela agujereada a la deriva. Entre ellos, el hermano de Julio Vaquero, José, de 23 años, con un impacto de bala que le perforó el abdomen. 

El capitán vizcaino Junto a él, también falleció asesinado Pedro Ibargurengoitia, el capitán vizcaino, herido “por una bala explosiva”, mantiene Julio. Francisco Javier Cabello, el segundo oficial por su parte, también resultó herido de gravedad y perdió la vida horas más tarde de ser rescatados por un barco de bandera holandesa. “Mi hermano falleció en el bote salvavidas”, lamenta Julio. 

La mala noticia tardó en llegar a las familias de los asesinados “tres o cuatro días”. El leonés rememora que la repatriación de los tripulantes se llevó a cabo en dos tandas. El primero, fue en un avión que trasladó a aquellos no heridos de gravedad. Aconteció el 17 de septiembre. Y el 19, aterrizaron en Barajas, los que habían sido heridos con más gravedad, “tratados en Puerto Rico, y con los ataúdes de los tres asesinados”, entre ellos el capitán vasco. “Pedro Ibargurengoitia se mantuvo aún herido de muerte, dando órdenes hasta el final. Fue una gran persona y un buen marino”, valora 

José Vaquero encontró la inesperada muerte a los 23 años. “Mi hermano era un hombre muy inteligente, un estudiante espléndido que había hecho Marina y se preparaba para dejar el Sierra Aránzazu y continuar sus estudios, en esta ocasión de Medicina”, explica Julio, historiador y catedrático. 

Mentiras desmontadas Con el tiempo, el MRR asumió la autoría del embate, no sin antes argumentar “con mentiras desmontadas por nosotros” que no acertaron el objetivo: no iban a por el Sierra Aránzazu, sino a por el Sierra Maestra, buque referente de la flota cubana, cinco veces mayor que el mercante vasco. Trataron de justificar que anochecía y que el nombre Sierra les confundió. Sin embargo, el Sierra Maestra -“como bien sabían los estadounidenses”- había atravesado el canal de Panamá una semana antes con destino China. 

La familia Vaquero llegó a investigar documentos desclasificados de la CIA que detallan que el sistema de comunicaciones de las lanchas del MRR había sido facilitado. Este legajo, como curiosidad, contiene también la documentación sobre el asesinato de John Fitgerald Kennedy, presidente de EE.UU. asesinado el 22 de noviembre de 1963. 

“Acabamos hartos de que se mantuvieran las mentiras del Sierra Aránzazu. Además, lo hacían de forma intencionada. Pero lo desmontamos”, valora orgulloso y da a conocer que en un documento de la Agencia Central de Inteligencia quedó para la historia que un miembro cubano del MRR, informó desde París de que un radiooperador informó de las coordenadas del Sierra Aránzazu el día de los asesinatos. 

Julio concluye: “Durante medio siglo este vandálico acto de terrorismo de Estado se ha mantenido oculto con la connivencia del Gobierno español franquista de aquel tiempo tras un espeso e interesado manto de silencio”. 

Tomado de  http://www.deia.com

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