viernes, 6 de febrero de 2015

Cuando los espías de la CIA ayudaron a la NASA a ganar la carrera espacial

Los miembros de la CIA sobornaron al conductor del camión que trasladaba la sonda Lunik para que fuese el último en salir de las instalaciones y una vez fuera de allí lo desviaron hasta una chatarrería abandonada donde inspeccionaron durante varias horas. Mientras, se había hecho creer al funcionario de la estación de tren que el último camión había tenido un percance y que no llegaría hasta la mañana siguiente, por lo que, incomprensiblemente y sin pedir más explicaciones, se marchó a su casa a dormir sin sospechar nada raro.

EEUU ganó la carrera espacial a la URSS tras la llegada de los primeros humanos a la Luna el 20 de julio de 1969 (Wikimedia commons) 

Desde que comenzó la Guerra Fría, en 1947, el objetivo principal, tanto de estadounidenses como soviéticos, era demostrar al otro bloque que eran más poderosos, a la vez que peligrosos, tenían armas y misiles más avanzados y, sobre todo, que serían los ganadores de la ‘carrera espacial’ que los enfrentó a partir de 1957 para ver cuál de las dos potencias era la primera en poner a un hombre en la Luna.

Para desgracia de los norteamericanos, la Unión Soviética se estuvo llevando la palma una vez tras de otra al conseguir ser la primera en cumplir sus objetivos: fue la primera en poner en órbita el satélite Sputnik 1, fotografiar parte de la cara oculta de la Luna o mandar al espacio al primer animal (la perrita Laika) y al primer ser humano (Yuri Gagarin).


Yuri Gagarin el primer ser humano en viajar al espacio (Getty) 

Yuri Gagarin el primer ser humano en viajar al espacio (Getty)Sin embargo, Estados Unidos iba a remolque de todas esas gestas soviéticas fracasando continuamente en sus diferentes lanzamientos y cuando lo lograban ya se les había adelantado la URSS. 

Hasta aquel entonces el estadounidense medio había visto siempre a su nación muy superior a cualquier otro país del planeta, pero el hecho de que en la carrera espacial los rusos les estuvieran pasando la mano por la cara repetidamente empezaba a minar la moral de los ciudadanos que esperaban alguna gesta por parte del gobierno. Esto llevó al propio presidente John F. Kennedy a prometer, el 25 de mayo de 1961, en un discurso ofrecido ante el Congreso que en esa misma década pondrían un hombre en la Luna y serían los primeros en hacerlo.

Pero los responsables de la agencia espacial estadounidense (NASA) a pesar de contar con un desorbitante presupuesto, la ingeniería más puntera y con las mentes más privilegiadas, muchas de ellas procedentes de la Alemania nazi, se veían todavía muy lejos de poder cumplir esa promesa que había hecho su máximo mandatario.

Tal y como iba transcurriendo la década de los 60 todo parecía indicar que los soviéticos serían los que finalmente se llevarían nuevamente el gato al agua y conseguirían la gesta de mandar un cosmonauta a la Luna, por lo que se trabajaba a contrarreloj para adelantarles.


Una de las muchas sondas espaciales Lunik construidas y enviadas al espacio por la URSS (Wikimedia commons) 

Una de las muchas sondas espaciales Lunik construidas y enviadas al espacio por la URSS (Wikimedia commons)Era la época en el que el espionaje entre ambos bloques estaba en su punto álgido, por lo que se decidió utilizar a entrenados miembros de la CIA para sacar del apuro a la NASA y que a través del robo de información consiguiesen su ansiado propósito.

Aprovechando una gira por toda la Europa del Este, que se organizó el invierno de 1967 desde el Kremlin para dar a conocer sus logro industriales, económicos y, sobre todo, sus gestas espaciales y donde se exponían algunos de sus satélites y sondas espaciales enviadas al cosmos, miembros de la agencia americana de inteligencia urdieron un plan que consistiría en secuestrar durante unas horas la sonda espacial Lunik con el fin de acceder a su interior y fotografiarla pormenorizadamente, sin dejar ni un solo detalle.

No iba a ser una empresa fácil debido al férreo control y vigilancia que los soviéticos habían dispuesto en cada uno de los lugares en los que se instalaba la exposición itinerante, por lo que tan solo quedaba un posible momento y lugar en el que se podrían acercar: durante el traslado de una población a otra, aprovechando que éste era realizado por una empresa de personal civil y no militares soviéticos.


Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna (Wikimedia commons)  

Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna (Wikimedia commons) Todos los componentes de la exposición eran enviados en camión hasta una estación de tren y desde allí el viaje se realizaba en ferrocarril. Los miembros de la CIA sobornaron al conductor del camión que trasladaba la sonda Lunik para que fuese el último en salir de las instalaciones y una vez fuera de allí lo desviaron hasta una chatarrería abandonada donde inspeccionaron durante varias horas. Mientras, se había hecho creer al funcionario de la estación de tren que el último camión había tenido un percance y que no llegaría hasta la mañana siguiente, por lo que, incomprensiblemente y sin pedir más explicaciones, se marchó a su casa a dormir sin sospechar nada raro.

Tras fotografiar hasta la pieza más pequeña del Lunik los miembros de la CIA volvieron a colocar todo como estaba y mandaron el camión hacia la estación con el fin de que siguiera su viaje.

Por difícil que parezca de entender, los soviéticos jamás se dieron cuenta del secuestro de la sonda y su manipulación y gracias a esto se pudo dar un gran paso en la carrera espacial, debido a que gran parte de la información facilitada por la CIA a la NASA se utilizó para perfeccionar el programa e incluirlo en el Apolo 11, la misión tripulada que llevó el 20 de julio de 1969 a que el norteamericano Neil Armstrong fuese el primer ser humano en pisar la Luna.


Fuentes de consulta: internationalpolicydigest /newsweek

Tomado de  https://es.noticias.yahoo.com/blogs


De Alfred López | Cuaderno de Historias

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